Historia del Imperio Bizantino tomo II

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italianos del Renacimiento. En aquella corte brilló, en tiempos de Manuel II, el célebre sabio, humanista y filósofo bizantino Gemisto Plethon, de quien hablaremos en breve. En 1415 el emperador Manuel visitó el Peloponeso, del que era entonces déspota Teodoro, su hijo segundo. La primera medida adoptada por el emperador para defender la Península contra posibles invasiones, fue alzar en el istmo de Corinto una muralla acompañada de numerosas torres. Este muro se levantó sobre el emplazamiento del baluarte construido por los peloponesios en el siglo V a. de J. C., para oponerse al avance de Jerjes. Valeriano, en el siglo VI, al fortificar Grecia contra los godos, había restaurado el baluarte, y Justiniano lo reconstruyó una vez más cuando Grecia fue amenazada por hunos y eslavos. Previendo el peligro turco, el antecesor del déspota Teodoro había instalado en las regiones desiertas del Peloponeso numerosas colonias albanesas y Manuel II, en su oración fúnebre, alababa esta prudente precaución del difunto déspota. Poseemos sobre los asuntos del Peloponeso dos fuentes muy interesantes y las dos de carácter muy diferente. La primera se debe al sabio y humanista Gemisto Plethon, quién sostenía la tesis de que los habitantes del Peloponeso presentaban el tipo más puro y antiguo de la raza helénica y de que del Peloponeso procedían las más nobles e ilustres familias helenas, que habían ejecutado “las acciones mayores y más célebres”. La segunda es obra de Mazaris, autor del Viaje de Mazaris al infierno, escrito que constituye la “peor de las imitaciones de Luciano conocida hasta hoy”, como dice, no sin cierta exageración, Krumbacher. Mazaris, en su trabajo, describe en forma amena las costumbres del Peloponeso o Morea, cuyo nombre reproduce en la forma de “Mora”, dimanado del vocable griego que significa “estupidez, tontería”. Contrariamente a Plethon, Mazaris distingue entre los pobladores del Peloponeso siete nacionalidades: griegos (para Mazaris, lacedemonios y peloponesios), italianos (esto es, los restos de los conquistadores latinos), eslavos, ilirios (albaneses), egipcios (gitanos) y judíos. Esta enumeración corresponde a la realidad histórica. Aunque tanto el sabio humanista Plethon como el satírico Mazaris deban ser utilizados con precaución en cuanto fuentes, ambos nos dan una documentación rica e interesante para el estudio de la civilización del Peloponeso en la primera mitad del siglo XV. A la época de Manuel II se remontan dos curiosas exposiciones de Gemisto Plethon sobre la necesidad de introducir reformas políticas y sociales en el Peloponeso. Uno de los memoriales fue dirigido al emperador y el otro a Teodoro, déspota de Morea. Los irrealizables proyectos del utopista heleno, absolutamente al margen de la realidad, han sido examinados por Fallmerayer en su Historia de la península de Morea. Plethon se propone regenerar el Peloponeso, darle vida , y para ello sugiere una radical transformación del sistema social y una resolución nueva de la cuestión agraria. Según él, la población debe dividirse en tres clases: 1ª, cultivadores del suelo (labradores, viñadores, pastores); 2.a, los que procuran a la agricultura sus medios de trabajo (quienes cuidan los 206


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