Historia del Imperio Bizantino tomo II

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viva aún. Los griegos poseían ya, con una técnica propia, todo el fondo y argumentos de sus novelas de aventuras, cuando los caballeros orientales se instalaron en Oriente. De modo que la literatura francesa del siglo XII no podía ejercer sobre Bizancio una influencia tan grande como, por ejemplo, sobre Alemania. La literatura novelesca de Occidente no fue una revelación para un pueblo que tenía en su propia literatura temas, ideales y un elemento fantástico idénticos en cierto sentido a los de Occidente. No cabría negar que la literatura francesa ejerció algún influjo sobre Bizancio en la época de las Cruzadas, dados el acercamiento y mezcla de las dos culturas, en el Oriente cristiano. Pero, en sus rasgos esenciales, las novelas francesas y bizantinas tienen un fondo común helenístico y su desarrollo se produjo de forma paralela e independiente. Según Diehl, el fondo de Beltandros y Crisanza es puramente bizantino, ya que a los barones francos llegados como conquistadores, la civilización griega debió de darles más de lo que recibió de ellos. Al siglo XIII puede atribuirse también otra novela de amor, escrita en versos políticos y titulada Calimaco y Crisorroe.349 Recientemente han sido estudiadas algunas figuras eminentes del siglo XIII que pertenecieron al occidente de la Península balcánica. Los nombres de esas figuras se vinculan a la existencia e historia del despotado del Epiro, segundo foco de helenismo creado sobre las ruinas del Imperio de Bizancio. Entre esos hombres deben mencionarse Juan Apocaucos, metropolitano de Naupacta (en italiano Lepanto, a la entrada del golfo de Corinto o de Lepanto); Jorge Bardanés, metropolitano de Coreyra (Corfú), y Demetrio Cómatenos, arzobispo de Ochrida, en la Macedonía oriental, región que en la primera mitad del silo XII pertenecía al despotado del Epiro. Todavía en 1897, Krumbacher no podía mencionar a Juan de Naupacta más que como polemista, enemigo de los latinos y presunto autor de cartas aún inéditas que se hallaban en un manuscrito de Oxford. Sólo a raíz de la publicación de la correspondencia de Juan, hecha por V. G. Vasilievski con arreglo al manuscrito de Leningrado, y de la edición, más reciente, de parte de los escritos del mismo Juan, según el manuscrito de Oxford —edición debida al sabio monje francés Pétrides— hemos podido estudiar un tanto a tan interesante hombre y escritor.350 Pero no se han publicado todavía todos los manuscritos relativos a Juan de Naupacta. Juan Apocaucos, metropolitano de Naupacta (muerto hacia 1230), había recibido una magnífica educación clásica y teológica. Quizá pasara algún tiempo, en su juventud, viviendo en Constantinopla. Al ser designado para la sede de Naupacta intervino con actividad en la vida política, social y religiosa del despotado del Epiro. Según Vasilievski, “fue jefe de la parte del clero griego ortodoxo que tenía tendencias nacionalistas, así en el Epiro independiente como en las regiones momentáneamente conquistadas. Quizá fuera el inspirador de las miras políticas de los déspotas del Epiro, a quienes sostuvo en sus conflictos contra la autoridad suprema de los patriarcas, tras la que se encubría la sombra del emperador de Nicea, rival de los déspotas”. Juan, escribe 349 Collection de romans grecs en langue vulgaire et en vers, publicada por S. Lambros (París, 1880). Véase Krumbachcr, p. 855-857. Montelatici. Storia della letteratura bizantina, p. 191. 350 Vasilievski, Epirotica saeculi XIII (Viz. Vrem., San Petcrsburgo, 1896) S. Pétrides, Jean Apokaukos, lettres et autres documents inédits (Publicaciones del Instituto Arqueológico ruso de Constantinopla, t. XIV, 1909). Otros once documentos han sido puiblicados por A. Pappadopulo.

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