Edición N° 3.623 - 14 de Octubre de 2017

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Sádado 14 de Octubre de 2017

Fundado el 14 de Septiembre de 1962

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Por Enrique Ramírez Capello eramirezcapello@gmail.com

Mateo 22, 1-14

TITO MUNDT, PERIODISTA INSÓLITO

Mi paz les doy

«Chile se prepara para recibir, al papa Francisco»

H

ermanos y hermanas les saludo en la paz y en el amor de Jesús y de María Virgen y madre Inmaculada desde su concepción. Celebramos el vigésimo octavo domingo de la Iglesia. En este domingo, San Martín sigue mostrándonos las parábolas que contaba Jesús para anunciarnos quién es Dios y como actúa. Los tres domingos anteriores nos acompañaron imágenes relacionadas con la viña, sus trabajadores y sus frutos, a través de las cuales se los anuncio la novedad del amor de Dios. Hoy, la imagen que utiliza Jesús para hablarnos de cómo es Dios, es la de un banquete de bodas, con toda su abundancia festiva e imitaciones abiertas para todos. Sin embargo, la alegría de la fiesta cariñosamente preparada y generosamente ofrecida se vio frustrada ante el inesperado rechazo de los invitados a asistir no les importo ni lo que se celebraba, ni todo lo que amorosamente se había preparado para la ocasión. Parecía que se frustraba el proyecto del rey, la pista que Dios ofrece para la boda de su hijo con la humanidad. Pero el rey no está dispuesta al fracaso, Dios no se cansa de hacer el bien a pesar del desprecio o rechazo de los hombres. Así el rey ordena que en los cruces de los caminos imiten a la boda a todos los que le encuentren. Los que asisten a la boda del hijo son los que eran «no invitados» y seguramente muchos son desconocidos, otros son vagabundos de mil caminos que pasaban por alto y participan de la fiesta de bodas del Hijo, al final Dios celebra el banquete de bodas de su hijo con la humanidad en una mesa larga con malos y buenos y en una sala llena de excluidos. A partir del versículo 11 se produce un quiebre en el relato, parece corresponder a otra parábola referida al juicio final. El rechazo del rey a aquel que estaba sentado sin traje adecuado para la boda, hace presente que no basta haber acogido la invitación y está adentro, sino que asistir a esa boda supone realizar un cambio, una conversión que manifieste el impulso de la fe en la vida concreta de cada uno. En el camino de la fe la iniciativa procede de Dios; es Él quien prepara el encuentro gozoso, es Él quien nos ofrece a su hijo, es Él quien sale a nuestro encuentro invitándonos gratuitamente a la boda, y sin importar los antecedentes previos de cada uno. Dios nunca obliga, pero siempre nos llama, nos invita al banquete de bodas, El espera nuestra respuesta en libertad. Deseo a todos Ustedes una semana plena del amor de Dios y de la mamita Virgen María. Con Cristo todo, sin Cristo nada, que viva María Inmaculada que viva por siempre en nuestros corazones. ¡Que viva Cristo rey! Que Dios uno y trino y María Virgen y Madre Inmaculada los bendigan Bendición para toda la familia.

Con su catalejos, Tito Mundt -el reportero chileno más veloz para escribir y hablar- miraba a Europa. Su nostalgia lo llevaba de nuevo a su amado París: recorría los Campos Elíseos, trepaba a la Torre Eiffel junto con millares de turistas, pero con una percepción original y atrevida. Se deslumbraba con el Arco del Triunfo y se llenaba de lágrimas al escuchar a Edith Piaf, quien cantaba con sus pies desnudos en las calles, bajo la lluvia. Era el Gorrión de la Ciudad Luz, donde más de alguna vez triunfó Carlos Gardel, el Zorzal Criollo. O visitaba la tumba de Balzac, uno de sus autores favoritos en la intensa pasión por el periodismo y la literatura, buenos vecinos.

Trotageografías imparable, se sentaba en los cafés y llamaba a Kanda Jaque, su esposa. El mensaje era insólito: «No me esperes a comer esta noche. ¡Estoy en París!». De pronto Mundt volaba a Madrid y se extasiaba con La Cibeles y casi al lado, el maravilloso edificio del Correo. Entraba en los bares para beber una sangría o un carajillo. Sin itinerario fijo, se trasladaba a Londres, donde -bajo la neblina- lucía su impermeable al estilo de Humphrey Bogart en la inolvidable película «Casablanca». Según él, entrevistaba a De Gaulle, Francisco Franco y otros jefes de estados europeos. Algunos puristas del periodismo no le creían. Sin embargo, sus crónicas y columnas, identificadas con el logotipo «Yo lo conocí», eran retratos plenos de detalles significativos y despiertos. Tito Mundt viajaba y leía sin cesar. Tengo todos sus libros y multitud de textos. Desde mi vieja y muy nutrida biblioteca, Soledad, mi querida hija, rescató «Guía Humorística de Santiago», miniobra editada en 1967 por Zig Zag. Sus enfoques se complementan con armoniosos y creativos dibujos del talentoso Jorge Dahm. En la entrada el híper periodista plantea: «Hay mil maneras de ver una ciudad. La gente aficionada a las estadísticas y que toma sopa de cifras en vez de letras, exige números y más números. Quiere saber exactamente cómo fue el origen de la capital, quién ha vivido en ella, cuántos minutos se gastan exactamente en llegar de un punto a otro, cuántos litros de agua beben sus habitantes, cuánta luz se consume, etc. Eso es una lata». Este libro no. Habla de historia, clima, el Mapocho, el centro, los cerros, el Santa Lucía. Mundt es casi un pintor impresionista. Sus palabras eran pinceladas de brillantes colores. El catacerca lo aproxima a hechos y lugares con ironías, entusiasmos y bromas. Cincuenta años después de la publicación, su microobra sigue en vigor. Sobre el san Cristóbal es cáustico. ¨Últimamente las parejas lo han puesto de moda para hacerse el amor, pero no de a pie, sino cómodamente instalados en un auto, lo que facilita las más fogosas declaraciones y las más encendidas frases dichas al oído de la amada¨. Mundt no solo elogia; también castiga y critica. Es ácido cuando se refiere a la fealdad del cerro Blanco. No niega el carácter distinto de la capital, cercana al mar y a la cordillera. Los dibujos de Jorge Dahm con grata frecuencia ilustran los párrafos de ¨Guía Humorística de Santiago¨. En sus líneas asoman puentes, estatuas, parques y más monumentos. Habla de ciertas casas históricas y locales de partidos Entretenido, liviano y rápido. Comprensible porque civilmente Tito Mundt se llamabaÖ Santiago.


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