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mercado de Captiva decidimos ingresar las versiones a gasolina para no quedarnos atrás y de la misma forma cautivar a un segmento de nuestros clientes que de todas formas prefiere el motor a bencina. El renacimiento del petróleo, con los japoneses capaces de proveernos de inyectores, viene a reconciliarse con los clientes con preferencia diésel. Ahora con un gran abanico de ambas versiones de motorización ampliamos considerablemente nuestra cartera. Más allá del combustible, ¿qué otras diferencias poseen ambas versiones entre sí?¿cómo se distancian de su competencia directa? El nuevo Captiva tiene una mejor potencia incluso que su antecesor petrolero. Tiene 31 HP más, así que eso ya es una ventaja. Además mejora el sentido de la conducción la asistencia y la seguridad. Cómo es con el control de descenso y estabilidad o la asistencia en el frenado. Todas ellas
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TACOMETRO ESPECIAL 2012
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son innovaciones que no había en las versiones anteriores y que además no tiene la competencia. Además la suspensión es notoriamente más suave, tú mismo viste cómo no se sienten los baches del camino y además se mejoró sustancialmente el sonido que emite el motor. Habíamos recibido algunos reclamos con eso y ahora es mucho más silencioso. Pero, el upgrade del Captiva 2012 es más una sensación que tecnicismos. El precio es otra gran diferencia, ya que en promedio nuestros SUV cuestan un millón y medio menos que la competencia directa de los Kia y Hyundai. Ya que hablamos de productos diésel, ¿cuál es el balance que se hace del Orlando, con 2.0 y siete plazas en 3 corridas de asientos, y de la nueva DMax y su motor 2.5 turbodiésel? En el caso de la D-Max lo más importante es que vinieron ingenieros japoneses a mejorar las pres-
taciones de la camioneta que vendemos en Chile, porque como se usa principalmente en minería hay variables de altura y temperatura que no eran consideradas desde fábrica. Entonces, la DMax 2.5 que vendemos ahora está especialmente acondicionada para el mercado chileno, para la industria de nuestro país. Con esto nos estamos reposicionando en el mercado de flotas para las distintas empresas. El Orlando también sufrió con el terremoto japonés y por ende sin inyectores no se podían fabricar las motorizaciones diésel. Ahora, ese modelo se está vendiendo mucho. Los volúmenes de venta son muy altos y la demanda también. Lo que llega se vende. Teniendo en cuenta estos modelos, se podría esperar una “dieselización” de la gama de Chevrolet, ya que en sedanes de pasajeros vimos la llegada del Cruze diésel. De ser así ¿en qué mode-