ZEROLO, MARTÍN
Santa Cruz de Tenerife, 1928 - Menorca, 2003
Agustina de Aragón
Técnica Óleo / lienzo Firmado Zerolo (ang. inf. dcha.) Ca. 1955 Medidas 140 x 100 cm
Ingreso Colección ICH. Nº de inv. 2730 CA
Bibliografía Álvarez, T.: Martín Zerolo. Barcelona, Ambit, 1988. Leyva Sanjuán, A.: Diccionario de pintores y escultores españoles del siglo XX. Madrid, Forum Artis, 1994, Tomo 15, p.4706. López Anglada, L.: “La verdad y la luz en la pintura de Martín Zerolo”. Estafeta Literaria, 1976. Sastre, L.: “Al margen de una exposición: El Mundo de Martín Zerolo”. Cuadernos Hispanoamericanos, Madrid, mayo, 1955, nº 65, pp. 247-248.
Representa a la heroína Agustina de Aragón, de pie, al lado de un cañón, en segundo plano unos árboles desnudos y un paisaje desolado, muy en la línea de Solana. Esta pintura está realizada por los años en los que el pintor reside en Madrid, estudia en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando y expone en la galería Clan en el mes de febrero de 1955, años después lo hará en la Galería San Jorge (1961) y Afrodisio Aguado ( 1962). Luis Sastre señalaba en un artículo publicado en la revista Cuadernos Hispanoamericanos, editada por Cultura Hispánica, que “estamos ante uno de esos pintores llamados ‘literarios’”. Llama la atención ese mundo ásperamente real que el pintor canario traslada a sus cuadros. Su mundo es el mundo de La Celestina, el mundo de la novela picaresca española. Zerolo desde entonces casi siempre ha trabajado sin boceto previo, directamente sobre el lienzo, pintando al óleo, que es con la técnica con la que se encuentra más a gusto. En la única monografía que existe sobre este pintor publicada en 1988 señalaba: “Me gustaría tener tiempo para pintar todo, lo que conozco; lo bueno, lo malo, lo bello, lo feo, quizá sea esta la razón por la que alguna vez tienden mis cuadros a llenarse de cosas, porque todo tiene que ver con todo, por ejemplo, un tomate, también está en un Bloody Mary, y éste en el Waldorf Astoria, servido por un camarero cubano de madre africana... y así
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sigue la cadena que no se rompe hasta el origen de las cosas. Y yo quisiera pintarlas todas”. Residirá unos años en Nueva York y París, donde desarrolla una nueva pintura ligada al realismo mágico y cuya corriente seguirá hasta el final de su vida. El lienzo que se encontraba depositado en el Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe desde 1977, vuelve a la sede de la AECID el 30 de septiembre de 2013.