Parte 1. Estatuas que hablan
La fijación de versos en Santa Ana comienza en 151236 con el objetivo de dar mayor difusión a autores más o menos talentosos que querían darse a conocer. En aquellos años el Pasquino se utilizaba para la fijación de poemas escolásticos por lo que la estatua de Santa Ana con sus poemas escritos por literatos, entraría en competencia o complementaría aquellos versos de la estatua de Parione. La escultura de Santa Ana con la Virgen y el niño situada desde su realización en la iglesia de San Agustín en Roma, era en aquel tiempo muy conocida y admirada. Fue encargada por el referendario papal Juan Goritz de Luxemburgo conocido como ‘Coricio’ al escultor Andrea Sansovino. Coricio, particularmente devoto a la estatua, la hizo colocar con gran honor en la nave central de la iglesia. Durante el primer periodo del renacimiento cualquier ocasión era buena para improvisar ludi poetici o concursos poéticos y Santa Ana se presenta entonces como un genial recurso para los autores que querían exponer en público sus epigramas en latín. Cada 26 de julio se celebraba la fiesta de Santa Ana y era entonces cuando los poetas de Roma aprovechaban para colocar sus composiciones poéticas en esta escultura. Al lado se fijaban unas tablas para la fijación de los versos, muchos de los cuales eran enviados desde cualquier parte de Italia. El Coricio animaba estas manifestaciones eruditas ofreciendo al finalizar el día un esplendido banquete en sus jardines ubicados a los pies del Campidoglio. Esta tradición se llevaba haciendo más de 10 años cuando Blosio Palladio imprimió los versos en un volumen titulado Coryciana en 152437. El volumen recopila poemas de 130 poetas diferentes generalmente en latín, muchos sin calidad pero también algunos exquisitos. La costumbre era similar a la del Pasquino, también con motivo de una fiesta pero en este caso de carácter aristocrático: no participaban jóvenes intentando mejorar su gramática, si no literatos más o menos hábiles y no eran poemas anónimos si no que llevaban el nombre del poeta pues su objetivo era el de dar fama a sus autores.38 Entre los humanistas de la época que participaron con sus poemas en Santa Ana está Ulrich von Hutten, que más tarde abandonará la religión católica para convertirse en uno de los más fervorosos defensores de la reforma protestante. También se encuentran versos de personas cultas y famosas como el Bembo, el Castiglione o el Sadoleto.
Gnoli, Le origini di maestro Pasquino. Palladio, Coryciana. 38 Gnoli, Le origini di maestro Pasquino. 36 37
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