entonces a la luz de las ceras empezaba el trabajo del examen, de las anode apellido Rojas, que había sido promovido a mejor feligresía. Ese era taciones, de las instrucciones al dibujante sobre los órganos que debía el término de su primer viaje. poner en claro; del penetrante, prolijo, meticuloso y supremo dibujar La Mesa era parada obligatoria para los viajeros que de Santa Fe Hubo planchas que se comenzaron a las cinco de la tarde y se terminapasaban a las ricas haciendas, hatos y trapiches de Tocaima y para ron a las nueve de la mañana del'siguiente día, que parece se elaboracuantos, vadeando el río de la Magdalena en Guataquí, se dirigían a ron a lo largo de toda una noche para que las flores no se marchiIbagué, a Timaná, La Plata y Popayán, camino de Quito y del Perú. taran. Hervían en la única calle las recuas y los arrieros; de las puertas a uno Los mesunos que por rareza se retardaban en llegar a sus hogares y otro extremo, salía un olor a chicha y guarapo que tumbaba; alredeverían las ventanas de la casa botánica abiertas, y que dentro las luces dor de la única plaza, a las puertas de las casas de dos pisos y en los oscilaban como respirando. Sólo se oían voces graves entrecortadas de balcones, los señores descansaban en sillas mecedoras o en taburetes cosas que ellos no entendían. recostados a la pared. Las primeras plantas que dibujó el maestro García en La Mesa Poco a poco se fueron retirando los contertulios a sus interiores, — establecida ya por Caballero y Góngora la Expedición —, fueron el las muías a sus corrales y potreros y los arrieros a sus albergues. La Azuceno de Monte que se inició el día 4 de mayo de 1783 y se concalle y la plaza quedaron solitarias; las chicharras y los grillós entonacluyó el 6; luego vino el Almizclillo, desde el 8, a la mañana del 9; la terron desde los ocobos en flor sus maitines semitonados y la brisa fugaz cera fué el Maduraplátano que se empezó el 7 y en el que se manjugaba con el refajo de las plataneras y mezclaba en un filtro embriatuvo hasta el 8 por la tarde. Tales dibujos debieron hacerse en gador perfumes de azahares, de jazmines y de gardenias. negro-grisrpues sólo más tarde se les ocurrieron los medios de ponerles El día 2 se empleó en arreglar la casa, según las disposiciones del color. señor don José, quien juzgaba que del buen orden depende la eficaDesgraciadamente aún no estamos en capacidad de decir si esos cia del trabajo. dibujos se conservan, ni cuáles son; ni de examinar por ellos el trabajo Reconocer la localidad de La Mesa, era ya vieja aspiración del del pintor A. García en aquel momento (19). recién nombrado director de la Expedición Botánica. Allá le habían Las plantas desecadas iban amontonándose en el herbario; las desatraído las informaciones de don Miguel de Santisteban, su amigo y cripciones de ellas iban aumentando y creciendo, día por día, la colecconocedor de quinas. Allá se habría, tal vez, asomado él mismo, recién ción de los dibujos preciosos. llegado de España, cuando con el virrey La Cerda comprobaba su Aquí está la maranta, encontrada en Quitasueño; aquí la Turnera poca fortuna en la caza de venados y su poca puntería contra las torulmifolia o Buena vista; aquí numerosas pasifloras, allá otras y otras cazas de Bojacá. La Mesa era también la patria de dos loritos que innumerables especies. Más allá el guayabo cimarrón al que Mutis alguien regaló a Mutis y que llegaron sin saber hablar, por lo cual él creyó especie nueva y lo llamó Valenzuelia (20). les buscó maestro, ya que se confesaba incapaz para darles competente Se consulta en los grandes maestros Linné, Jacquin, Plumier, educación lingüística por sí mismo. Loefling y se trata de hallar la determinación y clasificación definitiva Dice así el Diario del 14 de noviembre (sábado), de 1762. Me hizo el favor S. E. de incitarme a que saliese a examinar la según el Systema. De todas maneras se hace la descripción de la planta quina que decían hallarse tan cerca de Santa Fe, como que no distaba íntegra y la más minuciosa de los órganos florales según la nomenclatura de Linné y de Ventenat. Lo que no ve el ojo desnudo se inquiere un día de camino; distancia entre Santa Fe y la Mesa de Juan Díaz; donde se dice hallarse el árbol. El primero que me dio esta noticia fué doncon la lente: «con el vidrio», como dice Valenzuela. Otro género de datos colectó la expedición, bien interesantes. Mutis Miguel de Santisteban. Me la confirmó mi criado Carlos, vaquiano de se hace acompañar de un «rústico» o campesino de la región, de uno aquel terreno. de esos leñadores o «yerbateros» que nunca faltan, famosos por conoConocemos perfectamente y día a día las labores de la Expedición cer muchas plantas y muchas aplicaciones de ellas. Con criterio selecBotánica en La Mesa de Juan Díaz, gracias al minucioso diario llevado tivo se le averiguan los nombres vulgares de las especies y los usos por Eloy Valenzuela y que publiqué por encargo del Ministerio de etnobotánicos de cada una. Todos los datos pasan a las memorias y a las Educación prologado y anotado, con alguna colaboración histórica y anotaciones. Así se incoaba el estudio inacabable de las aplicaciones de mucha económica de M. Acevedo Díaz, actual Presidente de la Acadelas plantas, se aprovechaba la experiencia popular y se ampliaba hasta mia de Historia de Santander. lo infinito el interrogante botánico, porque Mutis profesaba que al uso Corre con algunas pequeñas lagunas desde el 29 de abril de 1783, popular se debían muchas aplicaciones de la medicina y de la técnica hasta el traslado de la expedición a Mariquita, hecho que ocurrió el y que en las observaciones del vulgo nada hay despreciable hasta poder miércoles 9 de julio del mismo año. separar lo cierto de lo dudoso y falso. Las plantas pequeñas se arrancan Fueron dos meses de un desbordamiento de estudios sistemáticos, de raíz, y si tenian turmas — así habla Valenzuela — éstas eran pesade batidas exhaustivas sobre la vegetación y la fauna de Guayabal, del das con exactitud porque era preciso ese dato para futuros estudios camino del Tigre, de Doima, de Tena, de las lagunas Verde y de farmacológicos, químicos y agrícolas. No estaba entonces en vigor el Pedro Palo, de la cuchilla llamada Nariz de Escalante y de las orillas del sistema métrico decimal, sino que se medía en toesas, pies, pulgadas y río Bogotá, tierras donde el Colegio del Rosario tenía extensas poselíneas para longitudes y en onzas y ochavas en la balanza. siones. No quedó matorral por revisar, ni bosque, ni prado, ni regato, ni tronera por escudriñar, ni en el clima templado ni en el Y los días pasaban y la sed de averiguaciones crecía y el sendero se caliente. alargaba y los campos y desfiladeros de La Mesa se iban dilatando Temprano montaban a caballo Mutis y su segundo Valenzuela para hacia nuevos secretos e intereses. salir al campo a recorrerlo, acompañados de los herbolarios, quienes El señor don José había visto en años anteriores una planta acuátidebían coger las plantas indicadas por ellos, arrancarlas de raíz y ca que le habían traído a su posada diciéndole que la habían cogido llevarlas a la casa para su estudio, dibujo y conservación en el herbario. en una de esas lagunetas que tanto abundan en los alrededores de Regresaban a medio día y de nuevo salían a la tarde para una nueva La Mesa. Se la buscó con ahinco hasta dar con muchas que pudieran excursión. Con la caída de la noche todos volvían a sus cuarteles y acomodarse a sus descripciones.
(19) La frase de Bergius: Mirábar valde, cum icones..., copiada por Mutis en carta a D'Elhuyar se refiere a láminas pintadas por el maestro A. García, como lo advierte, con fundamento, el P. Uribe. Añade este autor calificando el trabajo de García, que sus láminas son buenas en cuanto al dibujo, pero imperfectas respecto al colorido y la perspectiva. (20) Fué en la Mesa, donde Mutis pudo examinar al «guayabo cimarrón», árbol común de nuestros climas templados, cuya diferencia entre los pies machos y hembras no había verificado, y al cual puso nombre genérico de Valenzuelia. El episodio merece copiarse y es como sigue: Se halló en flor el Guayabo Cimarrón, por cuyo carácter completo suspiraba yo desde que lo vi por primera vez en Anapoima en mi viaje del Sapo a Santafé, por principios de 1782. Por el examen de las flores que hice entonces habiendo mandado cortar el árbol, en cuyas flores vi tres filamentos que me hicieron sospechar una especie triginia. Así conservaba la especie de este precioso árbol que deseaba hallar florido para dibujarlo. Con tan felices circunstancias lo halló el Dr. Valenzuela que recorría las inmediaciones por el lado opuesto al que yo había seguido para descubrir las laderas de las vegas del Bogotá. Se llenó de gozo para comunicarme su hallazgo. Hicimos cortar varias ramas y hallando las flores de diverso estado a las que yo examiné en Anapoima, vimos que todas eran hembras. Por fortuna estaba a un lado otro árbol que conocimos por su cáscara y viéndolo diversamente floreado, hicimos cortar ramas en que hallamos los machos en el número constante de nueve. Es árbol Dioica Enneandra que caractericé por nueva y justísimamente la consagré con el nombre de Valenzuelia a mi compañero en los trabajos y gustos. La Valenzuelia Mutis pasó a ser Picramnia corallodendron, bellamente representada en los icones de la Expedición. — 68