de tejidos y fibras replegados, Clara tiene chocho, Pola tiene durezas, Clara, callos, Pola, cutículas, Clara padrastros, Pola, marcas de expresión, Clara, arrugas, Pola, una boca fina, Clara, una boca de culo. Por eso, Max yace con Pola. Por eso, le dan miedo las asistentas y las torres de los siete jorobados. Y, sin embargo, Max está convencido de que, de no ser por esos mínimos detalles, por fuera, Clara y Pola son la misma persona, hermanas siamesas, productos de la misma bolsa gemelar, identidades que en la duplicación se excluyen, se anulan, se desintegran hasta convertirse en nada. Hermanas tan iguales que no está seguro de con quién acaba de follar. En Susana y los viejos son los hombres de la familia quienes bautizan a sus mujeres y les cambian los nombres: Mrs. Robinson, Pola Negri, la Inmaculada Concepción... Es una manera de borrarlas y reapropiárselas. De poseerlas. Nombrar es conquistar un territorio: el padre de Catalina también es el “dueño de las palabras” en Daniela Astor y la caja negra. 23. En mi novela autobiográfica, La lección de anatomía, busco nombrar la realidad con mi propio léxico familiar, de clase, de género, aconfesional, a la manera de Natalia Ginzburg en Léxico familiar. El cuerpo vuelve a ser un elemento fundacional del autorretrato y escribir es ir tatuándose el cuerpo al mismo tiempo que descubrimos todo lo que ya tenemos escrito sobre la piel. La arruga, lo flácido, el pentimento de la felicidad o las proximidades de la muerte. Nuestros deseos, nuestros trabajos. El retorno al punto de partida. Nombrar el cuerpo, conquistar el territorio: en eso consiste la escritura. 24. Desnudo El ser humano es su máscara. Ya he mostrado mi máscara y, ahora, en el autorretrato sólo queda desvelar el desnudo. Como si, siguiendo a John Berger, la maja desnuda tan sólo fuese una maja desvestida. Me pinto desnuda. He cumplido cuarenta años y mi desnudo es el de una mujer de cuarenta años que quizá, cuando hace buen tiempo, parece un poco más joven. Me coloreo de berenjena y de color carne. Con pinceladas en amarillo y verde sucio. La materia que elijo para pintarme es el óleo o la pintura acrílica. Nunca acuarelas ni pasteles. La pincelada, gruesa y cargada de materia. Mi desnudo podría ser el resultado de la estilización fauvista o del hiperrealismo. Un André Derain o un Lucian Freud; quizá un Max Beckmann que es un pintor con nombre de aparato para desinfectar biberones. 71
CUADERNOS HISPANOAMERICANOS