Zenith Nº 15

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Revista digital del Supremo Consejo del Grado 33 para España

Número 15

Año 6.006 (v.·. l.·.)

En esta clasificación vemos el aspecto psicológico de la conciencia como la capacidad del ser humano de ser consciente de que es consciente, capacidad que se supone no detentan los demás animales. Es el darse cuenta de su propia existencia lo que hace separarse al Hombre de la Naturaleza, apareciendo entonces el “YO”. En la Biblia, cuando Adán y Eva comen del fruto del árbol del conocimiento, es justamente cuando se hacen conscientes de sí mismos, es cuando aparece en ellos la capacidad consciente del “YO”. Es al ser conscientes de sí mismos, que salen de la animalidad en la que vivían, y por eso pecan, o sea se les genera el remordimiento de consciencia que es representado en la mitología bíblica como el sentir vergüenza de estar desnudos. Anteriormente habían vivido desnudos como los demás animales justamente porque no tenían consciencia de ello. El estar desnudo es por lo tanto, un límite moral que el Hombre primitivo tomará como primera distinción entre bien y mal, tomando al Bien y al Mal, como definiciones de una estructura moral o ética. El hecho de que la conciencia se entienda como parte del sujeto, hace que por un lado se genere la dualidad sujeto – objeto, donde el objeto es aquello observado por dicha consciencia, pero además la conciencia pasa a ser un objeto que es observado por la propia consciencia, generándose una especie de circulo vicioso. Es justamente este círculo vicioso aquel que los budistas, tanto hindúes como chinos y japoneses de las corrientes Zen buscan escapar, para poder lograr la iluminación o sea no solo la anulación de la conciencia, sino la anulación de la capacidad de la conciencia de verse a si misma. También se menciona la conciencia desde la dualidad intencionalidad / no intencionalidad, que es una facultad o conjunto de funciones o foco de actividades. Según el planteamiento de intencionalidad, la conciencia es una cosa o algo que permite reflejar la realidad. Pero existen concepciones filosófico religiosas como la expuesta por Platón en el mito de la cueva, en el libro titulado “La república” cap. 7, o en el Budismo que plantean que la realidad que percibimos es nada más que una imagen irreal que percibe la mente y por lo tanto, la conciencia; existiendo detrás de ella una realidad “real”, que no se puede percibir directamente, por encontrarse velada, como en el Templo de Salomón por el Hekal que separa el santo de los santos del resto del templo. Justamente el santo de los santos es donde esta la luz de la verdad o el G.·. A.·. D.·. U.·., siendo el Hekal, aquel velo que debemos descubrir en nuestra mente o templo interior a fin de poder hacernos concientes de la existencia de dicha luz o entidad. Desde este punto de vista, la conciencia es nuevamente aquello que nos permite entender el mundo. Al separarnos de la Naturaleza, el Hombre adquiere una Libertad o libre albedrío, que es un concepto mental que nos hace creer que podemos tomar decisiones que nos independizan del medio, provocando ciclos de causa efecto. Si fuésemos como los demás animales, al ser no conscientes, actuaríamos sin libre albedrío, siguiendo indefectiblemente un círculo causa efecto, establecido por la propia Naturaleza. Pero decimos que nos hace creer que esto es así porque el ámbito artificial social, no nos aleja de la realidad natural y por lo tanto el concepto de libertad o libre albedrío es relativo. Página 2 de 7


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