Las mujeres ¿dónde estaban?

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entonces. Teníamos casi todo arreglado, hasta que me dijo: -Supongo que tendrás carnet de salud, porque si no... Yo le contesté; -¿Cuántos son de familia? Ella me quedó mirando y preguntó: -¿Por qué? -Por favor, muéstreme el carnet de salud de todos ustedes. Por supuesto, no me quedé. Empecé a caminar hacia la salida. La dueña de casa se puso colorada, parecía que iba a reventar de rabia. A modo de despedida, dijo, antes de cerrar la puerta de un golpe: -Negra y retobada... dónde se vio. Así no vas a conseguir trabajo en ningún lado. -Pero aquí estoy, en la fábrica y sigo retobada –rió. Cerró el armario y echó la llave al bolsillo. Todas reíamos.

12- Un gremio de mujeres(*) por María Julia Alcoba Rossano El gremio textil es un gremio de mujeres, pero los dirigentes son en su mayoría hombres. «Eso siempre fue así, pero en el 53, el año pasado, la huelga de la Mundial fue por cosas de mujeres -me dice Blanca Peralta-. Mirá, todo vino porque una compañera que estaba embarazada se sintió mal y pidió para irse. El capataz no le dio permiso. La compañera, una hora más tarde, tuvo un aborto espontáneo, sola, en el baño. ¡Eso no se podía aguantar! La atendimos entre todas, ella estaba desmayada. Paramos las máquinas. ¡Eso no se podía aguantar! No teníamos nada, ¡ni una enfermería en la fábrica! Empezó así, como un estallido, con bronca. Ocupamos la fábrica, paramos y después hablamos de sindicato. Fue una huelga muy difícil. El patrón mostró su fuerza y nosotras también. Durante ese conflicto pasaron más cosas, como cuando estábamos sentadas en la escalinata de la fábrica, haciendo paro de brazos caídos, y la patronal llamó a la policía. Llegaron y se ubicaron delante de la fábrica. Nosotras estábamos tranquilas... y de repente sentimos un tiro. Una compañera empezó a gritar: “¡Sangre! ¡Tengo sangre!”. Hubo mucha confusión, unas corrieron a socorrer a la compañera, otras a los portones a gritarles a los milicos: “¿Qué les pasa? ¿Están locos?”. “Me dieron un balazo en la pierna”, gritaba nuestra compañera. A lo lejos escuchábamos los gritos de los vecinos y de nuestros familiares, acercándose. A la policía no se le movió un pelo. Dijeron que se les escapó un balazo, sin querer. No la socorrieron, tuvimos que salir nosotras a buscar un auto. Pedimos que se retirara la policía, y lo hicieron, cuando vieron que estaban llegando compañeras de otras fábricas y vecinos indignados. Y así empezó la huelga del 53 de la Mundial, como un estallido, respondiendo a los golpes de la patronal. Estallamos como ustedes, los de Lana Uruguaya». De esa huelga surgió como dirigente sindical Blanca Peralta, de La Mundial. En cada huelga, el gremio textil iba pariendo nuevas mujeres, forjadas en la lucha, que se destacarían como dirigentes. Recuerdo algunas compañeras de aquel entonces: Irene Pérez, Delia Maldonado, Delia Rodríguez, Oklahoma Acosta, Jorgelina Martínez.


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