INFORME TÉCNICO Maiz
EL AGUA Y EL RENDIMIENTO del cultivo de maíz
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a brecha entre los rendimientos obtenidos y los máximos posibles de alcanzar está explicada en gran parte por deficiencias hídricas (Cassman y col., 2003). La ocurrencia de sequías de diferente magnitud, intensidad y momento de ocurrencia es la causa principal de la variabilidad interanual de los rendimientos de cultivos de secano en la región pampeana argentina (Totis de Zeljkovich y Rebella, 1980; Hall y col. 1992). La consecuencia inmediata de un déficit hídrico sobre el cultivo es la pérdida de turgencia en sus tejidos que resulta en una menor tasa de crecimiento y menor tamaño final de los órganos que se encuentran creciendo activamente en el momento de ocurrencia del estrés. El efecto de las deficiencias hídricas sobre la producción del cultivo opera, en gran parte, a través de la reducción de la expansión de las hojas y, en consecuencia, de la eficiencia de captación de radiación, aunque sequías intensas afectan también su eficiencia fotosintética (Dardanelli y col., 2003). El acartuchamiento de las hojas, el cierre de estomas, la reducción de la expansión foliar y la senescencia foliar constituyen estrategias del cultivo para posponer la deshidratación limitando la pérdida de agua desde el follaje. El maíz presenta alta sensibilidad estomática frente al déficit hídrico, cerrando sus estomas para reducir las pérdidas de agua. El impacto de una deficiencia hídrica sobre el rendimiento en maíz depende de su intensidad y duración, y del momento de ocurrencia en relación con la etapa del desarrollo del cultivo. El maíz manifiesta una sensibilidad diferencial a la sequía según la etapa del ciclo considerada. El rendimiento es altamente dependiente de la disponibilidad hídrica durante la floración principal-
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PUBLIAGRO / FEBRERO 2021
mente a través de sus efectos sobre el número de granos (Hall y col., 1981; Westgate y Boyer, 1986; Shaw, 1988; Bassetti y Westgate, 1993c; Otegui y col., 1995a). El número de granos logrados en el cultivo está directamente asociado con el consumo de agua durante esa etapa (Figura 11), registrándose aumentos de 18 a 20 kg de grano ha-1 y de unos 5 granos m-2 por milímetro adicional de agua consumida en dicho período (Gómez, 1991; Otegui y col., 1995a).