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Política
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La Jornada MIERCOLES 26 DE OCTUBRE DE 2011
Miercoles 26
opinion
Cambio de política educativa vs delincuencia Camerino eleazar márquez madrid* n los últimos años el pueblo mexicano hemos sido testigos del incremento de la delincuencia organizada, situación que por sí sola es alarmante, pero toma un nivel todavía más delicado si consideramos que las redes de las bandas criminales están conformadas por jóvenes y niños. No se necesita mucha investigación ni ciencia para saber que una de las causas que originan esa problemática social es la exclusión del mercado laboral de la que han sido objeto los jóvenes, y que ante la falta de oportunidades la única alternativa que les queda, dentro de una situación de desesperación y desesperanza, es la delincuencia. Claro que no existe justificación para la ejecución de actos delictivos, ya sean niños, jóvenes o adultos quienes los cometan, pero tenemos que reconocer que es urgente proporcionarle oportunidades que les permitan desarrollarse integralmente en todos los ámbitos de la vida social. Sin embargo, los gobiernos federales priístas y panistas, con sus políticas neoliberales, han fracaso y llevado al fracaso el futuro y presente de México, porque con la exclusión de los jóvenes de la educación y el mercado laboral originan el deterior que se expresa en violencia y actos criminales. ¿Y cómo no habría un incremento de la delincuencia organizada si las políticas públicas en materia de educación dejan fuera a millones de jóvenes cada año? La Secretaría de Educación Pública (SEP), que por cierto este mes celebró el 90 aniversario de su creación, sostiene una política administrativa de educación básica que nos lleva al desastre, porque no avanza en cobertura y calidad, contrario a los ideales de su creador, José Vasconselos. Además, el pacto de calidad sostenido entre la SEP y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) no nos ha traído beneficio alguno y tampoco se exploran nuevas vías para mejorar la educación básica. El actual modelo de desarrollo impulsado por el Gobierno federal panista no brinda oportunidades de estudios ni trabajo a los jóvenes y aún así se mantiene la postura de adoptar un modelo educativo dictado por organismos internacionales, que consideran a la educación como un servicio que se debe regular por el mercado. El México de hoy está marcado por severas desigualdades sociales que nos mantienen en el estancamiento, y muestra de ello es la indignante cifra de 28 millones de personas que viven en pobreza alimentaria; otras 52 millones sufren pobreza multidimensional y 60 millones reciben ingresos por debajo de la línea de bienestar. Esa lamentable situación que vive gran parte de la población mexicana se refleja en graves circunstancias sociales que hasta ahora las administraciones de la República no han podido resolver. Cierto es que en la nación existe una cobertura del 100 por ciento en educación básica; sin embargo, requeriremos de 25 años para tener una cobertura universal en educación media básica y de 35 para la educación media superior y superior. Esa es la realidad de nuestra educación en la República, donde según el Censo 2010 tenemos una población de 3 a 15 años de edad de más de 28 millones; de ellos, 24 millones asisten a la escuela, es decir, en pleno siglo 21, cuando estamos en la era del conocimiento y la información, más de 4 millones de niños y adolescentes no asisten a la escuela. Otro dato desalentador es que en calidad educativa 60 por ciento de los alumnos no tiene niveles buenos en Español, en Matemáticas la situación es peor, porque casi 70 por ciento de los estudiantes obtuvieron calificación insuficiente. Además, existen casi 40 millones de personas de más de 15 años que no terminaron la educación primaria o la secundaria y 5 millones 400 mil son analfabetas. De ese tamaño es el problema que tenemos enfrente y que es obligación atender si no queremos seguir enviando a las filas de la delincuencia organizada a miles de niños y jóvenes en busca de oportunidades que no encontraron en la sociedad. Es necesario y urgente un cambio en la política educativa que permita salir de las aulas a profesionistas capaces de atender las necesidades y exigencias del mercado, pero también que cuenten con el nivel académico necesario para ocupar las fuentes de empleo, esos trabajos que es obligación del gobierno generar con condiciones para que se creen y con salarios dignos. En Zacatecas la Coordinadora de Estudiantes Becarios de la UAZ (Cebuaz) consolida un proyecto que busca brindar a los jóvenes zacatecanos de escasos recursos económicos un apoyo de becas de hospedaje y alimentación para que puedan continuar con sus estudios profesionales y no tengan que dejarlos por falta de dinero. Se trata de una propuesta que encabecé durante mi desempeño como diputado federal y que gracias a la gestión de recursos ante la Cámara de Diputados no sólo se ha mantenido, sino que crece con la construcción del albergue Cebuaz y con transporte económico para los estudiantes, pero como todo proyecto requiere de presupuesto para continuar, estoy seguro que recibiremos el apoyo que los cientos de estudiantes requieren. *Representante del PRD ante el IFE cameleazar@hotmail.com
Análisis político
Empleo, el dilema central Para Dany, muy estimada y principal asesora en economía Gabriel Contreras Velázquez*
n el centro del debate del fenómeno nacional de la inseguridad, ya sea por narcotráfico o por delitos del fuero común, los diversos actores políticos en el estado y en todo el país han considerado de vital importancia el restablecimiento de las condiciones de seguridad social, que se han reducido de manera sustancial con el paso de los gobiernos. El tema del empleo sobresale dentro de las demandas sociales apenas satisfechas. Según los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2011 del Inegi, en el último trimestre del año, la tasa de desocupación nacional se calculó en 5.24 por ciento. Mientras que en Zacatecas el mismo indicador se posicionó en 6.50 por ciento. El objetivo del indicador es identificar a la población que intenta incorporarse al mercado laboral y aún no lo consigue; y conocer las características de la población que se mantiene al margen del mercado de trabajo, identificar su potencial y motivos por los que se mantienen al margen. La media salarial nacional al último trimestre, según la ENOE se estandarizó en 29 pesos por hora trabajada en la población ocupada, siendo que el promedio de horas trabajadas redunda alrededor de 42. Lateralmente, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), dentro de sus atribuciones, mide el Indice de la Tendencia Laboral de la Pobreza. El ITLP a nivel nacional alcanzó el valor de 1.179 en el segundo trimestre de 2011, lo cual indica que respecto al trimestre previo, que se incrementó en 0.9 por ciento, el porcentaje de personas cuyo ingreso laboral es menor que el valor de la canasta alimentaria. Respecto al mismo trimestre de 2010, el incremento fue de 4.1 por ciento y respecto al segundo trimestre de 2005 el incremento ha sido de 17.9 por ciento. Gracias a los datos obtenidos por estos indicadores, la realidad que nos presentan refleja un panorama de poco poder adquisitivo de los mexicanos. En otros términos, esto nos dice que el mercado genera en mayor medida empleos temporales, relativamente remunerados y con escasas prestaciones y seguridad social para los trabajadores. Los gobiernos han preferido dirigir el gasto de combate a la pobreza mediante medidas asistencialistas, y las condiciones laborales las han dejado en manos de la iniciativa privada, con resultados poco favorables. Esta situación no sólo es nacional. Durante ya algunos fines de semana atrás hemos visto el despliegue de sectores jóvenes y adultos, en distintos países, los cuales se hacen llamar Indignados. Se manifiestan públicamente en con-
tra de las ineficientes políticas públicas gubernamentales, y la voracidad con que grandes consorcios comerciales e instituciones financieras han llevado a la economía a un punto de recesión (menos trabajo, salarios bajos, poco poder adquisitivo, igual oferta y menor demanda, y mayor endeudamiento público). El problema del desempleo –medido en las encuestas como desocupacióndurante los últimos tres sexenios en México ha sido un fenómeno patente de inestabilidad. La política económica, con el sello peculiar del presidente Zedillo -avezado estadista económicoterminaba de abrir la puerta al modelo económico del neoliberalismo en México. El proyecto zedillista contuvo el repunte del desempleo al pasar de una desocupación del 7.30 por ciento en 1996 a 2.76 por ciento en diciembre del 2000. Si bien el sexenio de Zedillo no se distinguió por una mayor crecimiento del PIB, ya que llegó a registrar hasta 3.5 por ciento (a la baja, a comparación del 3.9 por ciento del de Carlos Salinas); se le ha reconocido el haber mantenido la estabilidad económica, después de la crisis multifactorial que vivimos en 1994. Los costos de la inconformidad social y política ya insostenibles, darían paso a una “transición” pactada. Muy contrario al equilibrio zedillista, a partir del sexenio de la alternancia, los índices de desocupación han enfrentado una fase de expansión. De diciembre del 2001, en que la desocupación llegó a mantenerse en 3.48 por ciento de la población total, para diciembre de 2006 el mismo indicador aumentó a 4.28 por ciento. La política económica para detener los índices de desempleo se enfocaron en dos grandes proyectos contrarios al Estado: la economía informal (Fox y la changarrización), y la emigración de mano de obra a Norteamérica. Para septiembre de 2009, ya con Felipe Calderón, la población desocupada rebasaría los índices de 1996, el estacionarse en 7.88 por ciento. Y hasta septiembre de 2011, el desempleo se manifestó en el orden del 6.16 por ciento. También en este sexenio, donde el gasto mayor fue en seguridad, el precio de la canasta básica se incrementó 34 por ciento. Hoy, frente a la crisis de inseguridad, habría que preguntar ¿a cuántas personas emplea la delincuencia organizada y el narcotráfico? Puesto que el crecimiento delictivo se ha apoyado, en buena medida, en la población desocupada y subocupada. El próximo martes ahondaremos en esta reflexión. ■ *Analista político Gabriel.contrerasvz@gmail.com