1 Estres vino viejo en botellas

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reacciones humorales y neurovegetativas. Es en esta fase donde puede presentarse la triada patológica descrita por SELYE. La fase de resistencia es el conjunto de reacciones de adaptación y de los mecanismos de compensación del organismo sometido a estímulos crónicos. Si la capacidad de adaptación del organismo ha sido superada por un exceso de estimulación, puede llegarse a la tercera etapa. Esta, la fase de agotamiento es la etapa final de todo el proceso que lleva, en su caso extremo, a la muerte del organismo. Aunque, para SELYE, lo característico de la reacción de estrés era la hiperactividad del eje hipófisis‑suprarrenal (en esa época no se había identificado la función endocrina del hipotálamo), hoy está plenamente definido que la respuesta es más amplia. Hay una respuesta generalizada de los tres sistemas de control del organismo: 1) el sistema nervioso, especialmente por acción del sistema simpático que incluye la médula suprarrenal, principal productora de adrenalina; 2) el sistema endocrino, particularmente los ejes regulados desde el hipotálamo y la hipófisis, como los de las gónadas, tiroides y corteza suprarrenal; y, 3) el sistema inmune con su amplio repertorio de citokinas, que dan lugar a inhibición de la inmunidad celular y a estimulación de la inmunidad humoral. Estos sistemas de control están íntimamente interrelacionados y dan lugar a respuestas orgánicas, generalizadas, finamente ajustadas, que tienen por objeto restablecer el estado estable (homeostasis) del cuerpo. Podemos, entonces, hablar de un sistema de estrés. Sin embargo, este sistema es una verdadera ʺarma de doble filoʺ pues una alteración en sus respuestas, ocasionada por factores como la hiperactivación o la hipoactivación crónica, estresores de alta intensidad, o daños anatómicos o funcionales en el sistema, pueden ocasionar patologías severas y, aún, la muerte del individuo. La respuesta fisiológica más prominente en las reacciones de estrés es la liberación de glucocorticoides por las glándulas suprarrenales. Esta respuesta es realizada por el eje hipotálamo‑pituitaria‑suprarrenal (HPA, por adrenal en inglés). El control central del eje HPA lo tiene a su cargo una población de neuronas neurosecretoras del núcleo hipotalámico paraventricular (PVN). Este núcleo tiene características mixtas pues está constituido por una porción magnocelular y otra parvocelular. Las células magnocelulares sintetizan hormonas de la neurohipófisis (arginina vasopresina y oxitocina) y las parvocelulares sintetizan un buen número de neuropéptidos, entre los que se destaca la hormona liberadora de corticotropina (CRH).


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