Enfermedad Mental

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—ligadas a cambios demográficos, sociales y políticos, catástrofes y guerras, epidemias, etc.—, junto con el progreso técnico y científico, hacen que la formación del personal sanitario deba ser un proceso dinámico en continua actualización y adaptado a los contextos locales. Asimismo, se considera fundamental la formación en gestión clínica, en evaluación de servicios y en metodología de la investigación, aspectos que deben ser tenidos en cuenta para mejorar la eficacia y la eficiencia del sistema y mantenerlo continuamente actualizado. También las necesidades percibidas por los propios profesionales sobre sus carencias e intereses formativos son otro aspecto a destacar, en el contexto en el que el profesional desarrolla su actividad. Una vez acordados y establecidos los requisitos normativos y estructurales básicos y las prioridades de formación en función de las necesidades, que se consigan unos resultados de calidad o no depende de múltiples factores individuales e institucionales, pero conviene subrayar que el método de enseñanza juega un papel determinante en los resultados. Los métodos que requieren una participación activa en el aprendizaje son los únicos con los que se obtienen resultados duraderos. En esta línea, los talleres centrados en la enseñanza de competencias concretas, seguidos de práctica supervisada, constituyen la herramienta clave.

Algunos aspectos clave para la formación continuada en salud mental comunitaria En todas las ramas de la asistencia clínica, una parte relevante de la calidad asistencial —y también del gasto— depende de los recursos tecnológicos. En salud mental, sin embargo, lo que determina la calidad asistencial son principalmente los y las profesionales. No solamente por su lado humano y de disposición a ayudar, sino además por su capacidad para utilizarse a sí mismos como instrumento de diagnóstico, de comunicación y de recuperación, aspecto éste de naturaleza técnica que tiene que adquirirse con entrenamiento específico. Por lo tanto, una parte de los programas de formación debe dedicarse al desarrollo específico del rol profesional en el sentido indicado. La naturaleza multifactorial de los trastornos mentales requiere la aportación de especialistas de diferentes disciplinas. El equipo multidisciplinar no es la suma de los especialistas que lo componen, sino el resultado de la interacción entre ellos. Por este motivo, se necesitan programas y actividades formativas dirigidos no sólo a los especialistas, sino al equipo como unidad discente. El enfoque comunitario de la atención a los trastornos mentales ha traído consigo el desarrollo de servicios, dispositivos y programas que invo-

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SANIDAD


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