N UTRICIÓN
¿De veras tan buena, tan buena?
Alcances y limitaciones de
la soya Aunque no se ha comprobado del todo, comer esta leguminosa de origen chino se relaciona con un menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, osteoporosis y cánceres dependientes de hormonas, como el de mama
MCS Ana Bertha Pérez Lizaur NC Universidad Iberoamericana
10 > OCTUBRE 2014 • REVISTA DEL CONSUMIDOR
El frijol de soya es una leguminosa (crece en la vaina de una planta) originaria de China. En Occidente se había utilizado para alimentación de los animales, pero en la actualidad se consume en cantidades importantes por el ser humano, en especial por los vegetarianos y como ingrediente en una buena cantidad de productos en la industria alimentaria. Por sus propiedades y componentes nutricios, el organismo de Estados Unidos para el Control de Alimentos y Medicamentos (Food and Drug Administration, la FDA) ha permitido informar a la población que “25 gramos de proteína de soya al día, incluida en una dieta baja en grasas saturadas y colesterol, pueden reducir el riesgo de sufrir trastornos cardiacos”. En México, el frijol de soya se utiliza como harina, como soya texturizada para guisados, para bebidas como “leche”, yogur y jugos, así como sustituto de la leche materna para bebés intolerantes a la proteína de la leche (lactosa). Los germinados de soya son considerados verduras muy ricas en vitaminas y antioxidantes. También se produce el tofu, producto similar al queso fresco. Aunque no se ha comprobado para toda la población, la ingestión de isoflavonas —presentes en el frijol de soya— se relaciona con un menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, osteoporosis y cánceres dependientes de hormonas, como el de mama. Las isoflavonas se comportan de modo similar a los estrógenos humanos, por lo que, para algunas mujeres en climaterio (menopausia), su consumo mejora algunos síntomas como sudores nocturnos, sofocos y pérdida de masa ósea que forma los huesos. Sin embargo, no se ha comprobado totalmente que funcione. El frijol de soya es rico en grasas (9%). Su harina contiene hasta el doble de grasa, principalmente poliinsaturada. Contiene ácido graso linolénico (omega 3) y linoleico (omega 6), ambos recomendados para disminuir los riesgos de enfermedades cardiovasculares. También incluye lecitina, útil como aditivo para dar consistencia a la mayonesa, chocolates y repostería.