Chetumal, Quintana Roo, Junio de 2014
DON LUCIANO VIVAS FERNÁNDEZ. Capitán “Candela” SER VALIENTE ES CONOCER EL MIEDO Y APRENDER A DOMINARLO.
» Por Veudi Vivas Valdéz. Cozumel, Q. Roo a 3 de febrero de 2014. Hablar del mar, de los barcos y de los marineros es algo común y normal viviendo en una isla, pero hablar de los marinos de ésta isla es referirse a una veintena de osados y valientes hombres de mar que en los siglos XIX y XX protagonizaron verdaderas hazañas, dándole renombre a la navegación en Cozumel, uno de ellos es el Capitán Luciano Vivas, conocido como Capitán Candela, por su valor temerario, carácter firme, fuerte personalidad y muy reconocidos conocimientos náuticos. Don Luciano Nació en San Miguel de Cozumel, Yucatán el 22 de diciembre de 1888, sus padres fueron, Don José Hipólito Vivas Rejón y Doña Gregoria Fernández Marfil, sus abuelos Luciano Vivas Delgado e Isidora Rejón Sánchez, de Chemax y Gregorio Fernández Cortés y Jacinta Marfil de Rio Lagartos, sus bisabuelos paternos fueron Hermenegildo Vivas y Escolástica Delgado y Julián Rejón y Damiana Sánchez y sus bisabuelos maternos, Joaquín Fernández y Felipa Cortés y Pablo Marfil y Martina Vega. Los hermanos Vivas Fernández fueron: Isidora nacida en 1886, Luciano en 1888, Hipólito en 1891, Hernesto en 1894, Leopoldina en 1896, Gregorio en 1899, Juventino en 1903 y María Dolores en 1908. Estuvo casado con la Sra. Nicolasa Esquivel Vivas sus hijos fueron: Francisca nacida en 1914, Luciano en 1915 (Padre de Jorge Carlos y Víctor M. Vivas González, procreados con su esposa Doña Luz María González Rivero), Gregoria en 1917, José Hipólito en 1920 y José Dolores Vivas Esquivel en 1922. Del Capitán Candela hay numerosos episodios dignos de ser relatados pero por falta de espacio me voy a referir solo a tres, en el primero nos ilustra con claridad el carácter que hizo famoso al capitán,
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pues en fecha indeterminada llegó a Cozumel un inglés de apellido Smith, que quería ir a la Habana, Cuba, el dialogo se dio más o menos así. Me puede usted llevar a la Habana ?.... Hay mar en la Habana ? …sí… entonces si puedo. Pero sucedió que el día programado para salir, ante la amenaza de un norte, el Capitán por precaución quiso retrasar la salida a lo que el inglés repuso con cierta altanería, que el compromiso era salir en ese momento, de tal suerte que se soltaron cabos e inicio la odisea, pero antes de remontar la punta norte se desató la tormenta con fuertes vientos de rachas huracanadas y el inglés impresionado por la furia de los elementos pidió regresar al puerto, a lo que el capitán contestó, en mi barco mando yo y usted mismo exigió esto, así que si tiene miedo enciérrese en el camarote o lo mando amarrar del palo mayor. Claro ejemplo de porque el sobrenombre de Cap. Candela. Por supuesto que llegaron a la Habana y Mr. Smith, aprendió una dura lección de un humilde marino, que no le temía al mar, pero lo respetaba. En el año de 1932, El capitán Vivas estaba al mando del pailebot motor “A.C. Norman”, propiedad de la Casa Angulo, de Don Mauro Angulo Marfil, el 12 de septiembre de ese año este barco zarpó de Cozumel con destino a Payo Obispo, venía con carga desde Progreso, Yuc., su tripulación la formaban 5 cozumeleños: Justo Casteleiro Alcocer, contramaestre, Angelberto Angulo Calderón, ayudante de máquinas, Claudio Esquivel Vivas, cocinero, Geofredo Angulo Calderón y Pedro Barros como marineros-timoneles; un campechano César Chávez como motorista y un yucateco Juan Vargas, ayudante de cocina. Los hechos ocurrieron a partir del día 14 cuando las condiciones del tiempo se manifestaron con mucha chubasquería y mar picado, ese día anclaron en “Blue Head” faro en territorio de H.B., en la bahía de Payo Obispo, el
día 15 el tiempo empeoró y temprano levaron anclas, tomando la salida del canal, a las 12 del día ya todo indicaba que estaban bajo la fuerza de un huracán y tuvieron que asegurar las velas y seguir solo con el motor, a las 5 de la tarde lo que era viento del sur cambio al norweste con fuerza huracanada y mucha lluvia, una hora después es imposible seguir adelante y dan fondo con dos anclas, frente a “Rocky Point” H.B. y con la máquina avante para ayudar al esfuerzo de las cadenas de las anclas, a las once de la noche el fuerte oleaje se lleva parte de la carga de cubierta, a las 2 de la madrugada del 16 de septiembre se rompe la cadena del ancla de babor y con la ayuda del motor logran librar esta emergencia y al medio día ya fondeaban de nuevo frente a Payo Obispo de donde saldrían a las 6 de la tarde del día 18 hacia Cozumel, el 19 de nuevo enfrentan fuerte chubasquería con mar arbolada y se reduce al máximo el aparejo, el día veinte de nuevo se presentan características de huracán y a las 11 de la noche ya a la vista del faro de Celarain se hacen pedazos las velas de proa, siendo imposible seguir adelante, por lo cual intentan dirigirse a la bahía de la Ascensión, pero dos gigantescas trombas marinas, les cierran el paso hacia el surweste y el Capitán, que estaba subido a medio mástil con la ropa hecha pedazos ordena la ciaboga, esto es dar la popa al mar y que todos al hacerse cargo del timón lo hicieran amarrados, para que la marejada no los sacara del barco, así estuvieron catorce horas el Contramaestre Casteleiro y los marineros Geofredo Angulo y Pedro Barros. Capeando la marejada y con las velas destrozadas y la carga de cubierta perdida se mantuvieron hasta que decreció la turbulencia del tiempo, e iniciaron el regreso desde muchas millas mar adentro, para avistar la costa de la bahía del Espíritu Santo, el día 22 y ese mismo día por la tarde recalar a San Miguel de Cozumel
Luciano Vivas y Nicolasa Esquivel.
con todas las velas destrozadas pero con toda la gente a salvo, cuando ya las esposas, hijos y demás familiares celebraban los oficios de difuntos. Inolvidable ejemplo de valentía de la tripulación y del Don de mando de su capitán. (Relato hecho por Don Justo Casteleiro A.) El naufragio del Pailebot ”María Luisa”, perteneciente a una casa armadora de Mérida, ocurrido en Septiembre de1944 en viaje de Campeche a Veracruz, del informe rendido por el contramaestre campechano Don Rafael Aguilar. El día 18 salen de Campeche, con 125 toneladas de sal marina, dos días después todo está normal y tranquilo, pero al amanecer del 21 a la altura de Zapotitlán,Ver., un viento aciclonado empieza a afectar a la navegación, 2 horas después el capitán ordena virar para capear el temporal, a la 10 horas un golpe de mar abre una vía de agua de tal consideración en las amuras de estribor que no se daban abasto los medios de achique y se opta por tirar carga al mar, a las 12.30 otro golpe de mar rompe el pescante arrancando el bote salvavidas y rompiendo el aparejo del barco, además dejan de funcionar los motores por el agua que invade la sala de máquinas, el capitán orde-
na envergar una trinquetilla y una candanga y se hace cargo personalmente del timón, cuando se hallaban a 60 millas de la costa un golpe de mar arrancó al capitán del timón, estrellándolo contra la cámara y un nuevo golpe de mar lo arrebató despareciendo por la borda, lo mismo que al primer oficial, Francisco Chablé, los rudos golpes que resentía la nave la fueron destrozando hasta quedar dividida transversalmente y separadas la proa y la popa. A las dos de la madrugada la tripulación que se sostenía precariamente en el pedazo de popa cayó al mar y cada quién luchó por llegar a tierra con sus propios medios, por la mañana reunidos en la playa los sobrevivientes, caminaron hacia Tonalá y a ocho kilómetros del naufragio, encontraron el cadáver del Capitán Don Luciano Vivas Fernández, no así el del piloto Sr. Chablé. Este es un fragmento de la historia de un verdadero marino que enfrentó a las fuerzas de la naturaleza, supo proteger la vida de quienes dependían de él y en los momentos más aciagos era el primero en demostrar valor y entereza, sin embargo perdió su última batalla a los 55 años de edad dejando un claro ejemplo de alta responsabilidad y amor al mar.