ESCRIMAGINA. Recopilación popular de microescritura ilustrada sobre Torredonjimeno.

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ÍNDICE

Mensaje de bienvenida Una ventana a la creatividad…………………………………………………………... 2 Manuel Anguita Quesada (Alcalde de Torredonjimeno)

Amanecer en Torredonjimeno……………...………………………………………….. 3 María Isabel Blanco Galiano La Torre………………………………………………………………...………………. 4 Lola Madero Calmaestra Después del trabajo……………………………………………………………………... 5 Juan Manuel López López ¡Caracoles!....................................................................................................................... 6 Alicia Ortega Mármol e Irene Ortega Mármol Microrrelato histórico del Molino del Cubo…………………………………………… 7 Antonio Castro Cámara y Alicia Mantilla Martos La escuela que nunca termina......................................................................................... 8 Dolores Navas López La leyenda de la caja de música………………………………………………………... 9 Adolfo Horno García Un regalo en la estación (parte I)…………………………………………………….. 10 Lucía Montijano Ortega Un regalo en la estación (parte II)……………………………………………………. 11 Ana Jiménez Montijano

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UNA VENTANA A LA CREATIVIDAD En primer lugar, quiero aprovechar para dar la enhorabuena a todas las personas participantes en esta nueva iniciativa del Ayuntamiento de Torredonjimeno tanto por dar contenido a este “Escrimagina” como por la calidad de los trabajos que han presentado. Además, animo al resto de la ciudadanía a que se sume y nos envíe nuevas obras para, quien sabe, incluso poder publicar un libro con esta I Recopilación Popular de Microescritura Ilustrada sobre Torredonjimeno. Estamos atravesando uno de los momentos más complicados de nuestra historia y todas nuestras miras se han centrado en luchar contra el coronavirus. Poco a poco, el horizonte se ha ido despejando y hemos querido ofrecer a la población argumentos para ocupar el tiempo de confinamiento a través de diferentes facetas. Esta “Escrimagina” ha sido una de ellas y la respuesta de la gente no ha podido ser más enriquecedora. Sabíamos de la faceta creadora y la vena artística de muchos tosirianos y tosirianas, pero esta actividad nos lo ha corroborado una vez más. La temática quedaba abierta y eso nos aseguraba tener variedad, aunque con el denominador común de nuestro pueblo como protagonista. Sorprende los diferentes estilos de los escritos y las ilustraciones y, sobre todo, sobresale la calidad y riqueza de los contenidos. Históricos, costumbristas, medioambientales, experiencias personales,… Todavía quedan muchas ventanas abiertas para asomarse y descubrirnos ese rincón que te encandila de Torredonjimeno, ese recuerdo de tu infancia en ese paraje tan especial de nuestro término, esa anécdota junto a tus amistades, esa poesía que tenías en la mente y que nunca llegaste a plasmar sobre el papel,…. Nuestra “Escrimagina” sigue abierta y queremos que permanezca como una publicación viva para dejar paso a nuevas aportaciones. Deja volar tu imaginación. Escribe, dibuja, pinta, fotografía, crea, en definitiva. Participa y muestra esa faceta creativa de nuestra localidad.

Manuel Anguita Quesada. Alcalde de Torredonjimeno. 2


AMANECER EN TORREDONJIMENO María Isabel Blanco Galiano Os voy contar la historia de Lucía, natural de la Campiña Sur, concretamente de Torredonjimeno, a 17 kilómetros de la capital. Ella tiene 17 años, vive con su hermano Antonio y sus padres, en la calle Torre Alcázar número 15, en abundancia de colinas y escasez de zonas muy llanas. Todas las tardes, después de comer, hacía un ratito senderismo con mi perra Laika, donde contemplaba ese paisaje de olivar y encinas, donde con mi cámara de fotos echaba fotos a las retamas, zarzas, madroños y espino, y esa fragancia de aire puro como es la planta aromática del romero. También era una amante de la fauna, con la que se embelesaba al ver jilgueros, colorines y hasta incluso golondrinas. Visitaba a su abuela cada día, una mujer muy atractiva con 80 años, que le contaba cada día historias de su querido pueblo Torredonjimeno, al que ella prestaba mucha atención, ya que le gustaba. Le comentaba que Don Diego López Pacheco era uno de los pronombres de los Reyes Católicos y que durante una batalla en los territorios cercanos a la fortaleza tosiriana, en un gesto de gratitud, se convertiría en un hombre importante, pues sería el mecenas más importante del Santuario de Nuestra Señora de la Consolación, a la que nosotros tenemos gran devoción, y que al parecer amparó al capitán castellano en la liza frente a los moros. Su hermano se sentía muy atraído por la fuente de san Roque, que antiguamente era una abrevadero para los animales. Ahora a él como a muchos habitantes sirve de recreo donde pasaba largos ratos. En rato ocio, salían sus amigas a dar un paseo por el pueblo para echar unos refrescos y degustar la amplia gastronomía tan variada como son aceitunas, almendras… sin olvidar esos hornazos con huevo o ese arroz campero e incluso esa sopa de albóndigas que te sientan a las mil maravillas. Como es típico, no era abusar todos los días hacer dulces, pero a Lucía, que era muy polifacética también, le gustaba la repostería, hacían los pestiños, gachas dulces y hasta incluso ponche como se lo habían enseñado sus antepasados de generación en generación, con un ingrediente secreto que no se puede revelar. Para finalizar este relato, llegaba un día muy importante en la vida de Torredonjimeno; éste era día de los patrones. Lucía se ponía su vestido de lunares, gafas ray-ban y su bolso para ver a su padre de costalero, al que tenían gran adoración. Ellos llevaban desde su nacimiento apuntados a la hermandad e incluso su tatarabuela era la camarera. La cofradía realizaba la fiesta del peso del trigo y después, desde el ayuntamiento echaban fuegos artificiales. Lo que más admiramos era el encendido de las dos imágenes que recuerdan a esos maravillosos patronos, que según cuenta la leyenda puede ser una alegoría de las luminarias que accedieron esa noche sobre el suelo tosiriano. 3


LA TORRE Lola Madero Calmaestra El silencio y la quietud rodean sus muros, sólo el repicar de sus campanas marca el paso de un tiempo extraño y turbador. Ancestral e imponente, la Torre, vigila nuestro cielo y contempla el infinito mar de olivos que, a lo lejos, se extiende frente a ella. Desde las alturas, llena de grandeza y dignidad, domina y protege este pueblo donde siempre ha sido feliz. Este año la primavera llegó acompañada de un enemigo invisible y traidor que ha ocupado nuestro mundo alterando nuestra vida, llenándola de miedo, incertidumbre, sufrimiento y dolor. Su memoria evoca con tristeza recuerdos de lo vivido en otras épocas, en una historia ya olvidada. Nuestra Torre añora las risas de los niños en la plaza, los rezos en su iglesia, los aplausos llenos de fe a la salida de sus sagradas imágenes, los juramentos de amor eterno junto a su puerta. Extraña el murmullo incesante, los pasos apresurados, el estridente ruido de los coches, los besos dados al amparo de sus piedras. Espera poder acoger en su interior las lágrimas de despedida a los que ahora parten en soledad dejando corazones llenos de desconsuelo y amargura. Hoy es diferente, al atardecer La Torre ve, conmovida y emocionada, como las oscuras nubes comienzan a partir dejando al sol acariciar los tejados con sus cálidos rayos de luz. Esta tarde siente la esperanza volver al corazón de todos los que comienzan a cruzar sus puertas entreabiertas, observa con alegría los pasos vacilantes de los niños en la calle y reconoce los rostros ocultos por coloridas telas. Ella, desde el cielo, nos mira sabia, eterna y, como siempre, nos seguirá acompañando en esta nueva forma de vivir sabiendo que, estos días, pronto formarán parte inolvidable de nuestra historia.

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DESPUÉS DEL TRABAJO Juan Manuel López López Por los años 1960 – 70 los jornaleros cuando venían del campo o de su trabajo, después de un día largo y duro se reunían en el bar o taberna, comentaban la rutina diaria del trabajo y lo que surgiera que sería siempre lo más interesante.

En la taberna del Canelo, a la caída de la tarde ya entre dos luces, varios compañeros unos del campo, otros albañiles o de cualquier otro oficio se sentaban alrededor de un barril de vino, casi siempre eran los mismos, cada uno pedía un cuarto o un medio litro de vino, el camarero en este caso el Canelo u otro que le ayudaba, le ponía a cada uno su medio o su cuarto de vino, su vaso y un plato pequeño con avellanas o garbanzos tostados. Empezaba la tertulia, como se había pasado el día, cada uno relataba su pequeña historia, si le había visitado el señorito, la yunta le había dedo mucho trabajo, o el encargado le receto faena para largo. Pero cuando meno se esperaba salía un tema distinto del trabajo cotidiano, se pasaba al tema de actualidad bien local o de la radio, entonces venia la polémica, de una cosa o de otra, era muy difícil que se pusieran de acuerdo, siempre había alguno que lo discutía todo, pero le daba más vida a la tertulia, así el rato se pasaba más agradable. Lo que si tenían todos claro que a lo largo de las tertulias dejaban el trabajo atrás y se olivaban del largo día, del frio y del calor. Durante la tertulia cada uno se había tomado lo de costumbre, dos medios o tres, de vino, con el cupo hecho y después de tanta polémica se despedían, hasta mañana, durante el camino para llegar a sus casas, iban pensando quien tenía más o menos razón de los temas que esa noche hablaron, aunque al final siempre se ponían de acuerdo, el que más cizaña metía con buena intención daba la razón a unos y a otros, Una vez en su casa lo esperaba su mujer un poco seria y sus hijos, y él le dice: niña que hay de cena, la mujer muy humilde le contesta, los niños ya han cenado, para ti tengo hecho cocido que los garbanzos están muy tierno, con hueso y tocino entreverado, lo he comprado hoy en el mercado. La mujer le pone la mesa y le pregunta, Juan quieres un vaso de vino o ya has bebido bastante, Juan contesta no, hoy me he tomado dos medios, el matrimonio cena sin muchos comentarios, cuando termina de cenar Juan le dice a su mujer niña, yo me voy a la cama, allí te espero, la mujer le responde sí, cuando friegue el vidriado y acueste a los niños me voy a la cama, buenas noches. 5


¡CARACOLES! Alicia Ortega Mármol e Irene Ortega Mármol Torredonjimeno. Últimamente me preguntan mucho por él. Tampoco les culpo, no es fácil saber que es. ¿La solución? ojalá lo supiera. Si tengo que ser sincera, solo sé que su nombre es Torrredonjimeno y solo se dónde está cuando lo veo. Mas no os dejéis engañar por la confianza de la vista pues este pueblo, no es normal, es más raro de lo habitual porque no todas las ciudades son iguales, a cada una de ellas hay que mirarlas físicamente, pero ninguno es como este. Él es verdaderamente sencillo y amigable. A este pueblo hay que mirarlo con el resto de los sentidos, no solo con la vista. ¡Que curiosa es su Naturaleza, su Quebradas… si te paras a pensarlo es muy bello por eso lo tenemos que cuidar entre todos juntos! Me voy a explicar para aquellos que se aferran a lo tangible o no me entienden muy bien, pero tienen que entender que tal sociedad no es sencilla. ¡Caracoles! ¡Es como explicarle a un ciego un color que nunca ha podido ver! Verás que cada persona tiene un trocito de Torredonjimeno en su interior.

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MICRORELATO HISTÓRICO DEL MOLINO DEL CUBO1 Texto: Antonio Castro Cámara. Ilustración: Alicia Mantilla Martos Reino de Castilla. Siglo XV. Parte de la nobleza se alza contra Enrique IV. El marqués de Villena había crecido y se había enriquecido a las faldas del rey, pero lo traiciona y encabeza una protesta para derrocarlo. En 1465 en Ávila, los rebeldes deciden proclamar como rey al jovencísimo Alfonso, hermanastro del legítimo rey. Dos bandos. Dos reyes para un solo reino. La guerra está servida. La sangre correrá por los campos castellanos y andaluces entre los defensores y detractores de Enrique IV. El maestre de la Orden de Calatrava es Pedro Girón, hermano del marqués de Villena que se une al bando del “nuevo” rey Alfonso. Las encomiendas de la Orden situadas en el Alto Guadalquivir están obligadas a defender la causa alfonsina, entre ellas, el incipiente Logar de la Torre de Don Ximeno con todas sus atalayas y torres defensivas como Benzalá, Torre Alcázar o Fuencubierta. En este contexto, el maestre Girón decide asediar la vecina ciudad del Santo Reino defendida por el Condestable de Castilla Miguel Lucas de Iranzo, hombre de confianza de Enrique IV. Los de Calatrava quieren matar de hambre a Jaén atacando molinos y huertas. Las tropas del Condestable responden de igual manera. Por las noches, mientras las mesnadas de la Orden descansan, las del Condestable cruzarán el asedio para saquear las tierras administradas por los calatravos. A orillas del arroyo del Cubo que desemboca en el río Salado, entre Martos y la Torre de Don Ximeno, resiste un molino harinero creado como torre defensiva por la misma Orden de Calatrava en 1437. Desde el molino del Cubo, las valerosas huestes de los calatravos pelean con uñas y dientes para proteger el estratégico enclave que abastece de harina a la región. Esa harina que convertida en pan es el principal sustento de cientos de pobladores de la zona. Las flechas calatravas vuelan desde las saeteras del molino, que más que molino se convierte en castillo. Las tropas del Condestable atacan el molino con nocturnidad empleando toda su artillería y de manera fugaz porque tienen que volver a Jaén antes de que llegue el alba. Por esta vez el molino resiste la embestida. En poco tiempo tanto el maestre Girón como el pretendiente Alfonso mueren en extrañas circunstancias. La guerra acaba en favor de Enrique IV. El molino del Cubo acaba con importantes destrozos. Había sido creado hábilmente para repeler los ataques musulmanes de los nazaríes de Granada y en esta ocasión ha sido protagonista de un enfrentamiento entre tropas cristianas. La Orden de Calatrava volverá a restaurarlo para que cumpla el cometido por el que se levantó. Hoy, casi 600 años después de su construcción, el molino del Cubo ya no protagoniza batallas medievales. No ayuda a los soldados a luchar ni contra las tropas de Enrique IV ni contra los nazaríes del sultán de Granada. En estos días lucha para que una mano amiga lo sostenga y lo encumbre al nivel que se merece en nuestra historia. En estos días lucha por no derrumbarse y caer en el olvido. 1

Inspirado en el artículo de Luis José García-Pulido “El sistema defensivo del Molino del Cubo (Torredonjimeno, Jaén). Un molino fortificado por la Orden de Calatrava en la frontera con el Reino Nazarí de Granada” publicado en el nº 132 de la revista Castillos de España (2004).

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LA ESCUELA QUE NUNCA TERMINA Dolores Navas López Me llegaban rumores de que había una escuela para adultos donde aprender a leer y a escribir. Me costó dar el paso pero un día, hace ya 24 años, fui a matricularme al Centro de Educación Permanente Miguel Hernández de Torredonjimeno. Recuerdo la timidez de los primeros días aunque no tardé mucho en integrarme. El segundo año obtuve el graduado sin demasiado esfuerzo. A partir de entonces el aprendizaje fue toda una sorpresa. Con Paqui Liébana como maestra, realizamos talleres de radio con programas sobre la cultura, fiestas populares y curiosidades del pueblo, representamos obras de teatro, como La Zapatera Prodigiosa de Federico García Lorca, e incluso ganamos el primer premio en un concurso provincial. Hasta organizamos una chirigota, diseñando el tipo y confeccionando los disfraces. Con soltura fui sacando letras de coplillas y tocaba el tambor llevando el compás como si no fuera la primera vez que lo hacía. Todo era nuevo para mí, sin saber que podía hablar en radio, interpretar, tocar el tambor y sacar las coplillas en una chirigota… Con los años me vi inmersa en un ambiente que cada día me gustaba más. Agradezco a los maestros que han aportado tanto a mi vida en estos años, Toni, Ramón, Rafa, Capilla, José Manuel, Paco, último director de esta etapa, a mi maestra Paqui…. Todos ellos dejaron una huella imborrable en mi interior. Con cariño recuerdo a mis compañeras de clase, que ahora son mis amigas. A pesar de los años sigo yendo a la escuela, no al ritmo de antes, ahora es una etapa de aprendizaje más tranquilo. Además de las clases celebramos cumpleaños, santos… cualquier excusa es buena para llevar un café con magdalenas, barriguillas, tarta y pasar un buen rato entre compañeros, amigas y maestros. Juan Antonio, el nuevo director, es una persona joven con ideas frescas y de trato agradable. José Emilio, mi maestro actual, es comprensivo y amable. Me siento muy contenta con sus clases amenas y enriquecedoras. En el grupo hay más mujeres que hombres y la comunicación y armonía son la base. Esta pandemia ha paralizado todo y no sabemos nada del próximo curso. Es la actividad de mi vida que más echo de menos, prepararme cada tarde, coger la “cartera”, llegar a clase, saludar a las compañeras y disfrutar de dos horas aprendiendo en convivencia. Espero que este confinamiento y virus maligno que nos ha puesto del revés, acaben pronto. Anhelo comenzar una nueva etapa donde la escuela pueda abrir sus puertas para seguir compartiendo el aprendizaje y enriqueciendo nuestras vidas. 8


LA LEYENDA DE LA CAJA DE MÚSICA Ilustración (Calle Ginés de Perea, 1) y texto por Adolfo Horno García

Todo comenzó una noche fría de invierno, cuando todo el mundo que pudiera existir estaba durmiendo. Solo estaban ellos dos acompañándose. Llegaron de la mano bordeando la esquina de la Calle Ginés de Perea con la Plaza Llanete. Llevaban toda la noche hablando, acababan de conocerse. Justo a la altura del antiguo kiosko de piedra, se resguardaron en su pared. En su lado derecho quedaba la plaza, y en su lado izquierdo la calzada y la casa número 1 de la calle. Se abrazaron en un momento en que sus miradas quedaron atrapadas en el silencio. De ahí nació el vello de punta en la piel, que quedó regada con la saliva del primer beso. Fueron creciendo en el interior de ellos las raíces de un sentimiento que afianzaba cada caricia, casa susurro, cada palabra que quedaba por decir. De repente ella dijo: - ¡Mira en la ventana de esa casa! Se ve el reflejo de la luna. - ¿No sabes la leyenda de la caja de música que se le atribuye a esa casa? – le dijo él. - No, no me suena de nada – le contestó ella mientras se incrustaba entre sus brazos. - Dice una leyenda, que dos amantes se conocieron una noche, que ella vivía en esa casa. Él la acompañó hasta la puerta, y justo antes de que ella se fuera a meter dentro y despedirse, él le robo un beso a la luz de la luna. A ella le gustó tanto la sensibilidad con que lo hizo, sintió tanto amor, que en un momento ella entró en su casa y salió con algo en la mano. Era una caja pequeña de música, que hacía sonar una canción muy antigua y desconocida. Ella le dijo, mañana cuando vengas y veas la luna reflejada en el cristal de la ventana toca la caja de música y saldré para estar juntos. Así lo hizo él, al día siguiente esperó a que la luna se reflejara en el cristal de la ventana. Cuando por fin la luna apareció empezó a tocar la caja de música. Al principio hizo que la música fuese a un ritmo rápido, para que su amada saliese antes. Pero ella no salía. Después hizo que el ritmo de la canción fuese suavizándose, al igual que el ritmo de su corazón, pero ella no apareció. Mientras lo intentaba una anciana pasó a su lado y escuchó la canción. Le dijo que era muy bonita y que era una antigua nana que su madre le cantaba. Él le explicó a la anciana que estaba esperando a su amada. La anciana le dijo que en esa casa no vivía nadie, de hecho solo era una fachada, la casa real tenía la entrada en la otra calle. Se cuenta que todas las noches que la luna se reflejaba en el cristal se escuchaba una canción en esta calle, que era él llamando a su amada. Se dice que solo un beso como el que se dieron ellos podría hacer que los dos volvieran a estar juntos… Quizás seamos tú y yo. 9


UN REGALO EN LA ESTACIÓN (parte I) Lucía Montijano Ortega

El sol parecía brillar con más fuerza que nunca en aquella mañana de abril de 1932, por eso no podíamos sospechar la tormenta que se avecinaba ni las consecuencias que tendría. Yo me encontraba en el Paseo de la Estación, se trataba de un camino que atravesaba el campo y llevaba desde el pueblo hasta la estación de tren. Dos hileras de árboles franqueaban el camino, creando sombras en las que me cobijaba del calor. Sabía que no debía tardar demasiado en volver a casa, ya escuchaba en mi mente la voz de mi madre gritándome enfadada: «¡Catalina! ¡Hoy te quedas sin comer como vuelvas a llegar tarde!». Sin embargo, no podía dejar a medias mi sorpresa, había estado haciéndola durante las últimas semanas, escapando a aquel lugar cada vez que tenía oportunidad de hacerlo. Con cuidado crucé las vías del tren, me senté sobre la hierba y desdoblé el papel que llevaba en el bolsillo. Saqué el lápiz y comencé a trazar líneas sumida en una profunda concentración. Había comenzado a nublarse cuando decidí regresar a casa satisfecha con el trabajo. Al fin había logrado acabar el dibujo, justo a tiempo para el cumpleaños de mi padre, que era maquinista de tren. Estaba tan emocionada como impaciente, esperando su llegada mientras observaba desde la ventana cómo la lluvia comenzaba a caer cada vez con más fuerza y los rayos iluminaban el cielo. ¿Quién me iba a decir que al tiempo que mis ojos miraban a través del cristal estaría ocurriendo un accidente de tren, que la persona a la que esperaba jamás iba a volver y que aquel dibujo, sobre el que acabé derramando tantas lágrimas, quedaría enterrado en una caja dentro de un sótano donde no volvería a ver la luz? 10


UN REGALO EN LA ESTACIÓN (parte II) Ana Jiménez Montijano Aquel, pensaba yo, era el peor día de mi vida. Iba con mis padres en el coche y en todo el camino no dije ni una sola palabra. Estaba enfadado. Nos íbamos a mudar a Torredonjimeno, un pueblo donde no conocía a nadie. Iba a echar muchísimo de menos a mis amigos de Madrid. Nuestra nueva casa estaba en el Paseo de la Estación, que es una avenida con muy buen ambiente, y siempre hay gente haciendo deporte o charlando. Me gustó. Mi primer pensamiento al llegar a la casa fue: “¡Flipa, es antiquísima!”. Cuando entré, exploré todos los rincones de la casa, hasta llegar al sótano. Allí sólo había una caja, que contenía un papel tan viejo que casi se rompió cuando lo cogí. Era un dibujo precioso de un tren, hecho a base de líneas, que le daban el aspecto de estar en movimiento. Lo guardé en mi bolsillo, y me olvidé de él… Cada noche eran más frecuentes esas horribles pesadillas. “Devuélveme lo que es mío” “Tengo que entregárselo, como sea” “Dámelo”. Estaba en un sótano, o en un tren en ruinas, o en un cuarto muy oscuro, y me llegaban voces como esas de todas partes… Una noche, desperté bañado en sudor. Tenía la sensación de que había alguien más en mi habitación. Miré a mi alrededor: nada. Pero seguía percibiendo esa sensación de que había algo diferente, algo sobrenatural, algo peligroso. Por la mañana estaba agotado: no había dormido casi nada. Me estaba vistiendo y, al ponerme los pantalones, noté un bulto en el bolsillo. Era el dibujo que había encontrado en mi primer día en esa casa, pero al sacarlo y abrirlo vi dentro otro papel con una nota escrita: Ayúdame. Era mi regalo… para papá…Debo entregárselo. Devuélvemelo por favor. En la estación de tren, el lugar del dibujo. Hacía años que no veía una estación de tren, pero supuse que se encontraría en la actual vía verde y allí me dirigí. Me imaginé cómo sería en el pasado: trenes, vías, muchas personas vestidas con ropas antiguas… Ahora es un camino rodeado de vegetación, donde la gente va a hacer ejercicio. Me habría parecido muy agradable sino fuera por… Prefiero no describir cómo entregué a aquel espectro el dibujo para su padre, ni su espantosa sonrisa de “gratitud”, ni el escalofrío que sentí al oír la sirena del tren fantasmal que circulaba por unas vías derribadas hace años entre aquel mar de olivos. 11


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