8 minute read

■ PÁG. 10 ■ PÁG. 11 ■ PÁG

Next Article
■ PÁG

■ PÁG

LA PRENSA REGIONAL - VIERNES 25 DE NOVIEMBRE DEL 2022 Moquegua, de la fundación a las primeras prácticas democráticas

MIGUEL ARTURO SEMINARIO OJEDA

Advertisement

DIRECTOR DEL MUSEO ELECTORAL Y DE LA DEMOCRACIA DE LA DNEF DEL JURADO NACIONAL DE ELECCIONES

Los inicios urbanos de la ciudad de Moquegua se asocian a 1541, desde entonces el protagonismo de sus habitantes ha dejado una huella perdurable que va más allá de lo regional. Hay hechos coyunturales, como la batalla por la independencia, cuyo bicentenario se aproxima, y con toda seguridad va a conmemorarse, como lo exige l a m e m o r i a d e q u i e n e s entregaron su vida por la patria.

La historia electoral del Perú, comienza a fines del virreinato, en la primera década del siglo XIX, cuando buscando una salida a la coyuntura que se vivía, los peninsulares esbozaron una solución, frente al destino de España, en una situación que los franceses buscaban dirigir, y en esta página de la historia, los moqueguanos se encuentran presente, desterrando viejas formas de la captura del poder político a nivel local.

Para salir de la crisis, en España se convocó a Cortes Generales, práctica de viejas raíces en ese espacio, el pueblo tenía que participar a través de representantes, y como América y Filipinas eran parte de la Corona de Castilla, los asuntos relacionados con la situación de Carlos IV y Fernando VII, también competían a los habitantes de esos lejanos territorios, convocándoseles a participar con un representante por cada virreinato y por cada capitanía general.

Nunca antes los americanos habían votado, era algo novedoso, pero en el caso peruano, tenía que elegirse a un representante por el virreinato, para que tome parecer, y opine, en medio de los debates que finalmente decidirían la suerte de la familia real y de España. De este modo, el Derecho Consuetudinario y la normatividad vigente, inspiraban la forma de obrar.

Las elecciones se llevaron a cabo como estaba mandado, en un proceso que en nada se pareció a los siguientes de 1810 y 1812, fue una experiencia apresurada, que de igual manera se toma como antecedente del gobierno representativo en el Perú, pese a que el elegido para representar al virreinato peruano, fue producto de un sorteo final, como lo había sido el resultado en las principales ciudades del virreinato, donde se llevó a cabo la elección.

El asomo de la democracia en 1809, lo señala el doctor Valentín Paniagua en una publicación del año 2003, también se manifestó en Moquegua, asociándose la primera experiencia de la democracia representativa, o de delegación del poder a los representantes, en las elecciones en Moquegua, el 10 de agosto de 1809, en las que ganó José Manuel de Goyeneche, por esa circunscripción geográfica virreinal, quien finalmente participó, en el sorteo de los ganadores que se hizo en Lima, para determinar quién sería el representante por el virreinato del Perú, en las Juntas Generales de España.

Por otro lado, se sabe que los moqueguanos juraron la Constitución de Cádiz a fines de 1812, y que en enero siguiente se eligió al ayuntamiento constitucional, lo que al parecer se realizó sin problemas; pero donde si hubo un fuerte conflicto con la conformación de su nuevo cabildo, fue en Puquina, el 15 de agosto de 1813. Lo cierto es, que los cabildos tradicionales eran sustituidos por los cabildos constitucionales, y eso no era bien visto por los criollos, herederos del poder político que ejercían los peninsulares. 481 años después de su fundación, los habitantes de la ciudad de Moquegua, y la región completa, han sido protagonistas centrales en la historia de la democracia, no solo cuando se delega poder a las autoridades locales, al Ejecutivo y al Legislativo; están presente activamente, participando en todo lo que hace grande a la ciudad y a sus pobladores.

| Moquegua de antaño [Archivo La Prensa Regional] |

CÉSAR CARO JIMÉNEZ

Este 25 de noviembre, según algunos entendidos en temas de historia, se cumplen 481 años de la fundación española de Moquegua, fecha en que quizás sea propicio como ocurre con cada uno de nosotros en nuestro natalicio, para recordar cómo ha ido cambiando la ciudad en el tiempo, pero también para r e f l e x i o n a r s o b r e c ó m o q u e r e m o s q u e s e a l a Moquegua del mañana, sobre todo considerando que en las próximas décadas se contara c o n i n g e n t e s r e c u r s o s e c o n ó m i c o s, l o s c u a l e s atraerán sin lugar nuevas oleadas migratorias con los consiguientes problemas.

Sin embargo, pareciera que las autoridades, tanto las salientes como las entrantes, no toman cabal conciencia de ello esperanzándose en que la ciudad por si sola mejorará en todo. Pero también veo y siento que en líneas generales ninguna organización social quiere comprarse el pleito de hablar en voz alta, señalando por ejemplo que está faltando compromiso con su historia y su patrimonio.

Digo compromiso con la historia, porque ese sentido de pertenencia con la ciudad que debe sentir todo moqueguano se va alejando de sus tradiciones, con algunas excepciones rescatables de parte de algunos jóvenes que quieren salvar los valores moqueguanos en todos los campos con apoyo de las grandes empresas mineras y ello es bueno, pero sería mucho mejor si las mismas se ponen de acuerdo para impulsar un Patronato Cultural que permita identificar y rescatar (léase reconstruir), el centro histórico.

Y aquí, cabe precisar que en su momento se deberá dejar de lado el farrago y separar el trigo de la paja, y optar por hacer algo parecido a lo que hicieron en su momento los egipcios cuando decidieron construir la represa de Asuán: identificaron el valor de los restos que iban a ser cubiertos por las aguas. Los valiosos los trasladaron a lugares seguros y el resto dejaron que desaparecieran. Algo similar deberíamos hacer en Moquegua, para dejar de estar anclados en el pasado. ¡Salvemos lo que es valioso y olvidémonos de aquello que hoy solo nos ocasiona trabas para tener una ciudad más moderna y hermosa!

Porque hoy, 481 años después de la fundación de la ciudad, las generaciones jóvenes deben apostar por su transformación. La ciudad debe ser de los jóvenes. En 30 años más vamos a tener muchos cambios: esperemos, ¡No! Logremos que el nivel educativo mejore sustancialmente su calidad en todos los niveles, propiciando que Moquegua tenga características similares a otras ciudades universitarias lo que permitirá más igualdad y que los grupos medios sean más fuertes, con más espacios públicos y un centro histórico sin automóviles, en una sociedad hiperconectada y menos contaminada con autoridades que piensen primero en los ciudadanos, los cuales a su vez tendrán la obligación de soñar una ciudad donde el compartir, el crear, el ser diferente, el vivir la intimidad, el gozar del silencio, se incorpore como esencial al tiempo libre, y que a través de ellos se puedan encontrar, provocar e intercambiar experiencias. Donde el fallar, equivocarse, dudar, tener miedos, se considere algo normal y una etapa de crecimiento personal. Una ciudad donde la libertad se compagine con la existencia de límites, normas y leyes lógicas y justas. Una ciudad donde circule la información, donde el saber y el poder no estén separados ni en manos de determinadas personas y de sólo unas pocas. Donde la tecnología no sea un nuevo foco de exclusión a la que sólo acceden los que la conocen y poseen, sino donde los círculos científicos sean ambientes de aprendizaje donde se valore que lo fundamental son los procesos, más que los resultados. Una Moquegua donde se pueda recuperar la credibilidad y la confianza en la política y en los políticos u ofrecer una alternativa real, donde su palabra sea la nuestra y no la impuesta.

En consecuencia, una ciudad donde la ciudadanía no sea cliente, paciente, beneficiaria, administrada, sino colaboradora. Donde aumente la ilusión y el orgullo de sentirnos moqueguanos, orgullos de conocer a plenitud los hechos de nuestros héroes y el pensamiento de nuestros guías como J.C. Mariátegui, Mercedes Cabello de Carbonera, Luis E. Valcárcel, etcétera, que nos hagan cantar a pleno pulmón el himno de Moquegua, en tanto preguntamos qué pasó con Moquegua crece, que fue presentado como una nueva alianza públicaprivada que procuraría crear un espacio para hacer realidad propuestas de desarrollo sostenible, con una visión compartida de largo plazo, que permitirán aprovechar el gran potencial agrícola, minero, pesquero y turístico de la región Moquegua, institución que fue oficializada en las instalaciones del Gobierno Regional de Moquegua, con presencia de la embajadora del Reino Unido, del embajador del Japón y altos directivos de Anglo American, de Mitsubishi Corporation, M.C. Inversiones Perú (MCIP), Anglo American y a la Corporación Financiera Internacional (IFC - miembro del Grupo Banco Mundial). Potencial que fue muy bien enfocado por Yasuharu Tanaka, (Gerente General de Mitsubishi Perú) cuando enfatizó que “Moquegua tiene un gran potencial de desarrollo en varios campos como la pesca, la acuicultura, el turismo y la minería. Moquegua Crece maximizará este potencial a partir del esfuerzo y trabajo colaborativo de los aquí presentes, convirtiéndose en un modelo de desarrollo territorial que será copiado en otras regiones”.

Pues bien, me temo, que no será copiado, sino analizado con ojo crítico como muestra cabal de que no se puede confiar en ciertas instituciones tanto públicas como privadas.

LA PRENSA REGIONAL - VIERNES 25 DE NOVIEMBRE DEL 2022 14Moquegua: ¿Cómo debería ser la ciudad que nos vio nacer?

| Moquegua desde el Cristo Blanco - Foto Bengi Pancca - Prisma |

This article is from: