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EDITORIALES
México en el acuerdo Socios para un Futuro Igualitario
Lunes 23 de Septiembre de 2013 Cd. Reynosa, Tam LA PRENSA <
La cuestión española y catalana
RECUENTO DE DAÑOS
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POR: JEAN MEYER
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POR: PATRICIA MERCADO
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sta semana una delegación mexicana participará en el 68° periodo ordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, donde de manera paralela los países informan y construyen acuerdos de distintos tipos. Ahí se abordará un asunto de gran relevancia que ha permanecido fuera de los reflectores y que es producto de la visita del presidente Obama a México en mayo de este año. El gobierno mexicano en esa ocasión se adhirió a la iniciativa Socios para un Futuro Igualitario (Equal Futures Partnership), lanzada por Estados Unidos, y que aspira a lograr el empoderamiento político y económico de las mujeres. México ratificará su adhesión y llevará a la reunión un plan de acción acorde con los objetivos del acuerdo: que más mujeres encabecen espacios de toma de decisión, que se apuntale su liderazgo y que puedan acceder a las oportunidades económicas. Socios para un Futuro Igualitario es una iniciativa promovida por la ex secretaria de Estado Hillary Clinton en la búsqueda de construir una comunidad internacional comprometida con la abolición de las barreras a la participación de las mujeres, y que reúne a otros 12 países y a la Unión Europea, así como a organismos multilaterales, incluyendo en primerísimo lugar a ONU Mujeres. Entre las acciones previstas está aumentar la capacitación en liderazgo y las habilidades de las mujeres para llegar a puestos políticos, hacer frente a actitudes y estereotipos negativos que impiden su ascenso, reducir la violencia contra las mujeres en la vida pública, fortalecer las capacidades para que se involucren en vigilancia y propuestas ciudadanas sobre las acciones del gobierno, promover ejemplos de mujeres líderes exitosas, y una imagen positiva de las mujeres en los medios de comunicación. Se busca que los jefes de Estado se comprometan a enfrentar los obstáculos clave para la participación femenina. Para ello se requiere que los gobiernos informen de manera amplia sobre los compromisos adquiridos y realicen consultas, incluyendo especialmente a la sociedad civil, sobre los mejores caminos para cumplirlos. Sobre este punto vale decir, de paso, que plataformas como Mujeres en Plural, Iniciativa Suma y el Consejo Mujeres al Poder hemos abonado durante años para empujar la participación política femenina. Las instancias partidistas encargadas de velar por los derechos de sus militantes y las Comisiones de Igualdad en el Congreso de la Unión tendrían mucho que aportar para instrumentar acciones eficaces y relevantes en este sentido. Estas instancias podrían muy bien ser convocadas para exponer sus propuestas, máxime cuando estamos en plena discusión de la reforma electoral. También, en el contexto de la conmemoración de los 60 años del voto femenino en México, tenemos una buena oportunidad para hacer un balance sobre dónde estamos en el camino hacia la igualdad política, cerrar un ciclo y abrir otro que acelere el paso. Una oportunidad para mejorar la calidad de nuestra democracia, perfilándonos hacia la paridad para desde ahí transformar las múltiples desigualdades entre las mujeres y los hombres.
DIRECTORIO EDITOR
L.A.E. FELIX GARZA ELIZONDO
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Bancarrota de la Naturaleza POR: SUSANA CHACÓN
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sta semana tuvo lugar en Ottawa la reunión anual del Club de Roma. Al mismo tiempo, y a lo largo de los últimos 15 días, México sufrió las consecuencias y efectos del cambio climático en su propio territorio. ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué ahora? Los niveles de emergencia que se han dado en el país, nunca antes se habían vivido. ¡Huracanes en el Pacífico y en el Golfo de México simultáneamente! Eso era impensable. Desalojos, inundaciones, lluvias, daños a la infraestructura carretera, pérdida de viviendas, infecciones, incremento de la población con crecientes carencias son tan sólo parte de la falta de políticas adecuadas y decisiones certeras que hubiesen reducido los daños al ambiente y a los recursos de la tierra que permiten el bienestar de las sociedades y la humanidad. En este caso fue la población mexicana la directamente afectada. Muchos fueron los temas en Canadá. Sin embargo, parte importante de los análisis se centraron en los planteamientos de La Bancarrota de la Naturaleza. En México se vivieron ahora algunos de los efectos de lo que en el Club de Roma se ha analizado desde hace 40 años. ¿Qué se puede hacer para evitar estas desgracias en el futuro? Desde los planteamientos de Thomas Malthus, en 1789, en los que escribió un ensayo sobre el principio del crecimiento de la población, se mencionaba que el poder de la población es mucho más importante que el poder de la tierra, ya que permite la subsistencia de la humanidad. Una de las últimas contribuciones a este tema e ideas es el libro de “La Bancarrota de la Naturaleza”. Este texto de Johan Rockstrom, académico, y Anders Wijkman, copresidente del Club de Roma, combinan una crítica al sistema político y económico con los planteamientos ecológicos globales. Los niveles de consumo en los que ha caído la sociedad capitalista y el incremento de la población a nivel global tienen fuertes impactos para los países. México no se salva. Vivió ya la emergencia estas semanas. El libro nos sumerge en reflexiones en las que la influencia de las fronteras planetarias tiene impactos para la humanidad y para los efectos en el medio ambiente. Explica muchas de las causas de las emergencias que hoy se viven. Con anterioridad muchos científicos e intelectuales han expuesto los peligros
y retos que implican las graves hambrunas y en especial la aniquilación del medio ambiente, tan sólo para enfatizar los límites, para mejorar el bienestar y la condición humana. Existen límites que obligan a instrumentar cambios en las acciones, nos dicen los autores. Las fronteras no nos deben frenar. Todo lo contrario. Son las oportunidades que nos obligan a buscar caminos alternativos a los parámetros establecidos. Los principales límites se refieren a la ecología, a la bioquímica y a los procesos atmosféricos tales como los niveles de acidez en los océanos, a la pérdida de biodiversidad y al mal uso del agua fresca. Los impactos a la humanidad son más graves que nunca. Cada vez más amenazantes. Esto se debe en parte al crecimiento de la población y a que las naciones buscan los mismos niveles de consumo de Norteamérica. Los autores subrayan los peligros inherentes al hecho de ignorar las fronteras y los límites del planeta. Se enfocan en los recursos renovables como parte de la solución a los problemas ambientales, climáticos y energéticos. Hacen un llamado a transformar el sistema económico global, remplazando el indicador tradicional y equivocado del crecimiento del producto interno bruto con una perspectiva mucho más general y centrada en el bienestar de la humanidad en el que es importante satisfacer las necesidades humanas con libertad y creatividad. Se debe evitar, de manera urgente, la repetición de los parámetros tradicionales. Con respecto a la nueva economía, los autores hablan sobre la circularidad de la economía centrada en el sector servicios. Distinguen la perspectiva local de la global. La recuperación de los recursos naturales es inminente. Restaurar es posible a pesar de que las fronteras locales han sido excedidas. Esto se ve en el colapso de los ecosistemas. Los marcos fronterizos no conllevan acciones políticas. Por ejemplo, es urgente tener estimaciones sobre el número de personas afectadas por el cambio climático para poder decidir las mejores acciones a instrumentar. La dinámica de consumo es desfavorable. El libro señala otros aspectos. El Club de Roma ha hecho propuestas para mejorar el bienestar de la humanidad. Urge añadirlas a las políticas públicas con una visión integral y de largo plazo. En México se vivió tan sólo una pequeña amenaza de lo que puede suceder si no se toman soluciones estructurales.
Qué va a pasar con España? Muchos catalanes no quieren ser considerados como españoles, como lo demostró el 11 de septiembre la cadena humana de más de un millón de personas que formaron desde la frontera francesa hasta la del país valenciano. Eso no es regionalismo, sino nacionalismo, algo que se consideraba como anacrónico, a la hora de una Unión Europea que acogió España en 1986. Pues no. Muchos catalanes afirman que hace siglos que sufren opresión por parte del Estado español, y del francés. No es fácil analizar “la cuestión española” con cuidado e imparcialidad, porque los puntos de vista son muy contradictorios y se debe tomar en cuenta también el silencio imposible a evaluar de una parte importante de la población de Cataluña. El historiador sabe que los sentimientos, las pasiones, pesan mucho cuando se trata de la nación y de la patria. No me es fácil, porque tengo amigos catalanes, vascos, madrileños, valencianos, gallegos, andaluces, sin contar los que han muerto y los que olvido. El asunto es complicado porque en Cataluña, como en el País Vasco, llegaron varias generaciones de “españoles” expulsados de su provincia por la miseria. Sus hijos y sus nietos no hablan siempre catalán y no han formado una clase explotadora “colonialista”. No se trata de una situación colonial, como la de Argelia antes de su independencia, por más que la dictadura franquista haya especialmente oprimido a los catalanes, con la prohibición de emplear su lengua materna. Ahora bien, existe en Cataluña una voluntad de no depender de un Estado cuyos dirigentes no son catalanes. Tal deseo pudo contentarse con la amplia autonomía de la cual goza Cataluña, pero le crecieron alas a la corriente nacionalista que quiere independencia total. No tengo el espacio para decir porqué. Le crecieron. Punto. En 1978, los que redactaban la Constitución de la España democrática se toparon con la contradicción entre los que pensaban en un pueblo, una nación española, y los movimientos nacionalistas vasco y catalán que exigían el reconocimiento de su especificidad; el resultado fue un compromiso que funcionó hasta hace poco, pero que ya no puede dar más. En efecto, el preámbulo de la constitución invoca “la nación española”, el artículo I sitúa la “soberanía nacional” en “el pueblo español” y el II cementa la constitución sobre “la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y de las regiones que hacen parte de ella.” La constitución fue adoptada por una mayoría absoluta; los nacionalistas vascos se abstuvieron, no votaron en contra; los catalanes votaron en favor. Rápidamente las tres “nacionalidades históricas”, Cataluña, Galicia y País Vasco tuvieron sus instituciones autonómicas y luego el sistema se extendió hasta las actuales 17 autonomías. Cataluña, en una generación, ha construido su Estado en el Estado español, con su idioma, gobierno, parlamento. Pero en 1998, los representantes de las tres nacionalidades históricas, reunidos en Barcelona, anunciaron su intención de recusar la constitución y reclamaron el derecho a la autodeterminación, para decidir de un futuro que podría ser federal, confederal, independiente. Sin embargo, los partidos de centro-derecha en el poder en Cataluña, bajo la batuta de Jórdi Pujol (electo presidente seis veces consecutivas), a diferencia de los nacionalistas vascos, parecían haber renunciado —lo hicieron formalmente, pero…— a crear un Estado independiente. Hasta septiembre 2012, cuando el heredero de Pujol, Artur Mas, hasta ahora aliado del presidente español Mariano Rajoy, dio un giro a 180 grados: propuso organizar una consulta en Cataluña para la autodeterminación. Durante un año Madrid no quiso ver la seriedad del reto y ahora la cosa se ha puesto más seria aún.