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Cambio climático, una mirada desde lo cotidiano

POR Mª LUISA TORIBIO

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ELCAMBIOCLIMÁTICO se ha colado en los telediarios y en nuestras conversaciones. Nos sobrecogen las imágenes de inundaciones, huracanes o sequías, cada vez más frecuentes y más intensos. En nuestro día a día también percibimos que el clima y las estaciones están cambiando. ¿Qué ha pasado? ¿Qué efectos tienen estos cambios? ¿Y qué podemos hacer?

Consecuencias del cambio climático

Más sequías. España es uno de los países con mayor riesgo de que las sequías se hagan más intensas, pero si miramos al continente africano, allí ya se están produciendo hambrunas cuando las tierras resecas dejan de producir alimentos. Más inundaciones. Sobre todo más intensas y recurrentes, lo que dificulta la recuperación de las zonas afectadas. Huracanes, tifones y tormentas de mayor intensidad, con efectos devastadores para las personas, las infraestructuras y los ecosistemas. Incendios forestales de gran intensidad. El cambio climático no provoca los incendios, lo que hace es generar las condiciones (temperatura, sequía…) que hacen que adquieran grandes dimensiones, superando las capacidades de extinción. Alteración en la producción de alimentos. Los cambios en el clima también desestabilizan la agricultura y la pesca. Alteraciones en los ecosistemas, lo que afecta a su equilibrio y a la vida de multitud de especies.

¿Cómo hemos llegado a alterar de esta forma el Planeta en el que vivimos?

Nos hemos habituado a que se llame "sociedad de consumo" a nuestro modo de vida, como si eso fuera algo normal y moderno. La publicidad nos incita de forma constante a comprar, nos envuelve en calles y lugares públicos, y se cuela en nuestras casas por cada una de las pantallas a las que miramos (el ordenador, el móvil, la tele…). Aumentan los días del año en los que hay que comprar y regalar. Los centros comerciales se han convertido en lugares de ocio donde pasar la tarde. ¿Nos hemos parado a pensar qué significa todo esto? La sociedad de consumo se

sostiene gracias a la energía que nos proporcionan los combustibles fósiles (petróleo, carbón, gas), lo que conlleva la emisión de grandes cantidades de CO2 a la atmósfera. ¿Consecuencia? La concentración de CO2 en la atmósfera ha aumentado de manera significativa y esto produce el llamado "efecto invernadero", lo que provoca un aumento de la temperatura en el Planeta. Y este cambio de temperatura es el que está alterando el clima. Llegamos así a nuestro protagonista, el cambio climático. Pero volvamos a la sociedad de consumo. La producción de todo lo que consumimos gasta energía, pero es que además se ha globalizado. Esto significa que el 90% de lo que compramos (comida, ropa, juguetes, artículos para el hogar, el móvil… ¡todo!) ha recorrido miles de kilómetros antes de llegar a nuestras manos. En torno a 100.000 grandes cargueros llenos de contenedores cargados de mercancías- recorren los mares del mundo, llevando y trayendo materias primas y artículos de consumo de un lugar a otro. ¿Podemos imaginar la energía necesaria para mantener este trasiego incesante? Para cerrar el círculo, todo este consumo genera residuos, muchos residuos, que llenan vertederos, se queman en incineradoras contaminantes, invaden ríos, mares y océanos… la sociedad de consumo es también la sociedad de la basura. Una contaminación del medio ambiente, que afecta a nuestra propia salud.

Vale, ya vemos el problema. ¿Y ahora qué?

Ahora toca mirar hacia adelante y ser parte de la solución. Fijarnos en problemas concretos y ver qué podemos hacer. Veamos algunos ejemplos. Envases. Un ejercicio muy interesante es fijarnos en lo que echamos a la basura cada vez que volvemos a casa con la compra. Bolsas de plástico, bandejas desechables, fruta en una bandeja y envuelta en plástico… ¿Podríamos reducir esa cantidad de envases? Y cuando salimos a comprar ropa o cualquier otro artículo, ¿necesito que me den una bolsa o podría llevarla yo? Igual que salgo a comprar

con el monedero y las llaves de casa, puedo acostumbrarme a llevar mis bolsas. A mi me encantan las de tela. Además de los envases, hay otros artículos cotidianos de usar y tirar: platos, vasos y cubiertos de un sólo uso, pajitas para algunas bebidas, papel de cocina… ¿podría dejar de utilizar alguno de estos artículos? Dieta sana, Planeta sano. La forma en que nos alimentamos tiene mucho que ver con nuestra salud y con la del Planeta. ¿Qué fue de aquella dieta Mediterránea, rica y saludable? Hoy se comen muchos alimentos procesados (nada saludables), demasiada proteína animal y pocas legumbres, frutas y verduras. El exceso de consumo de carne se mantiene gracias a su producción industrial. Nuestro país destaca por la proliferación de macrogranjas para la producción de cerdos (para consumo interno y para exportación). Esta cría intensiva contribuye al cambio climático y genera contaminación, sin olvidar el maltrato animal que conlleva. Y si hablamos de movilidad, las ciudades se han convertido en espacios en los que el protagonista es el coche. Menos coches, más y mejor transporte público es una de las vías para hacer de las ciudades espacios para las personas, más habitables, con menos ruido y más saludables. Los viajes en avión también han alcanzado niveles insostenibles. Un dato. Más de 200.000 vuelos pueden cruzar los cielos en un sólo día: 202.157 vuelos el 29 de junio de 2018, es una cifra que nos sirve de ejemplo. ¿Y qué decir de los cruceros, tan de moda hoy en día? Auténticas ciudades flotantes con miles de personas a bordo, que implican un elevado consumo energético. Los ejemplos que hemos mencionado nos indican que la desmesura también define la "sociedad de consumo". Es mucho lo que podemos hacer a nivel individual para ser parte de la solución, pero igual de importante es la acción colectiva, informarnos y apoyar iniciativas ciudadanas y campañas ecologistas. Hemos de recuperar la conexión con la vida, ser conscientes de que compartimos una casa común, cambiar la forma en que se mide el progreso, que no puede ser ni las cifras macroeconómicas, ni los beneficios de las grandes empresas, ni nuestro nivel de consumo; sino la calidad de vida. Y en ese terreno están las relaciones, está el ritmo de nuestra vida, el derecho a respirar aire limpio, a recuperar una alimentación saludable, a que las ciudades sean espacios habitables… Porque, oh sorpresa, lo que es sano para las personas resulta ser sano para el Planeta, lo que nos proporciona equilibrio en nuestras vidas, nos ayuda a mantener el equilibrio en la casa que compartimos.

Buenas noticias en medio de la pandemia

COMOSESUELEDECIR, no hay mal que por bien no venga y estos días hemos sabido que la crisis del coronavirus ha llevado a una caída histórica en España de los gases que calientan el planeta. Así, un estudio recientemente publicado señala que 2020 se cerrará con un descenso histórico de las emisiones de gases de efecto invernadero en España. Los investigadores estiman que la caída global será del 15%, la mayor desde que arrancaron en 1990 los inventarios nacionales de este tipo de gases, que son los responsables del calentamiento global. La caída de las emisiones más pronunciada ha sido durante los primeros meses de la pandemia. En abril descendieron un 31% y en mayo un 22%. “Aunque la reducción de emisiones fue menos acusada durante la fase de desescalada, esta volvió a caer con la llegada de una segunda ola y las nuevas medidas de contención”, dicen los investigadores. Pero no todo el descenso se debe al covid. De hecho, en enero los gases habían bajado un 15% respecto al mismo mes de 2019 y en febrero un 11%. Esto se debe al efecto de la caída del uso del carbón en España para generar electricidad, que se desplomó en la primavera de 2019 y no ha vuelto a remontar