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Visto /oído

El Mesías

POR RUFI CAMPOS

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HETENIDOLASUERTE de escuchar, en el Auditorio Nacional, El Mesías de Händel. Es la segunda vez que lo oigo. ¡Maravillosa! es la palabra adecuada para definir la obra. La orquesta, los cantantes, los coros, todos, todos maravillosos. Stefan Zweig, con mucha razón, denomina la obra como uno de los "momentos estelares de la humanidad". Georg Friedrich Händel, aunque alemán, residía en Londres. Trabajaba sin descanso en su clavicordio creando óperas y ensayando sin cesar con los cantantes. Su vida desordenada y excitante le pasó factura; una apoplejía le dejó paralítico y sin habla. Su médico le aconsejó que fuera a los baños calientes de Aquisgrán; allí recuperó la salud y la movilidad de su cuerpo. Al volver a casa, encontró una carta del poeta Jenner: "El Mesías" ponía en la primera página. El texto empezaba: "¡Consolaos!". Esta palabra le hizo volver a sentir y oír la música. "Así habló el Señor. Él os purificará", siguió leyendo las estrofas del poema… Quedó tan impresionado que desapareció su cansancio y empezó a componer su gran obra. Estuvo recluido componiendo en el clavicordio, cantando y escribiendo notas. Al fin, al cabo de sólo tres semanas, la terminó. Durante ese tiempo apenas comía ni dormía. Cuando finalizó, pasó casi dos días durmiendo, despertándose con gran apetito. El Mesías se estrenó en Dublín, donde habría trasladado su residencia. El teatro al completo se levantó lleno de entusiasmo al oír el último "Aleluya". La obra se representó en el Covent Garden de Londres año tras año y los ingresos de 500 libras se destinaban cada vez al amparo de los presos en distintas clases y a mejoras de los hospitales. Esta es la historia de El Mesías. Ahora expreso la gran emoción que sentí a ver y oír tal maravilla. Todo era perfecto: la gran sala del Auditorio, llena con la excepción necesaria debido a la pandemia mundial que sufrimos; la orquesta; los coros; los cantantes. No entiendo de voces, pero creo que las masculinas eran un tenor, un barítono y un bajo; y las femeninas, una mezzosoprano y la soprano con un vestido blanco de volantes, altos tacones y el pelo recogido en una coleta que daba una nota alegre al conjunto. Su voz cristalina y clara asombró al público. La actuación junto al primer violín, el violonchelo y creo que el oboe (mi vista no alcanzaba a verle, lo intuí por el sonido) fue memorable. Terminó con una explosión de aplausos. El concierto duró dos horas. Desde la primera nota hasta la última cautivó a la audiencia: "Wonderful, wonderful", "Aleluya, aleluya". Félix, mi yerno, dice que tengo el síndrome de Stendhal por el entusiasmo con que hablo de la obra. Creo que es verdad, aún siento gran emoción al recordarla.

UNLIBRO

FERIA ANA IRIS SIMÓN CÍRCULODETIZA 240 PÁGINAS. 19,95 .

TAPABLANDA, 2020 MADRID

FERIA

Ana Iris creció escuchando a sus abuelos el relato de dos mundos que se desvanecen. Unos, feriantes, quejándose de que cada vez tenían más trampas y menos perras, porque a medida que la vida se convertía en una feria —la de las vanidades—, la auténtica feria dejaba de tener sentido. Los otros abuelos, campesinos, le transmitieron el arraigo mágico de la tierra. Y fue ese abuelo el que la llevó un día a un almendro y le dijo que lo había plantado él, así que pa ella era su sombra. Feria es una oda salvaje a una España que ya no existe, que ya no es. La que cabía en la foto que llevaba su abuelo en la cartera con un gitano a un lado y al otro un Guardia Civil. Un relato deslenguado y directo de un tiempo no tan lejano en el que importaba más que los niños disfrutaran tirando petardos que el susto que se llevasen los perros. También es una advertencia de que la infancia rural, además de respirar aire puro, es conocer la ubicación del puticlub y reírse con el tonto del pueblo. Un repaso a las grietas de la modernidad y una invitación a volver a mirar lo sagrado del mundo: la tradición, la estirpe, el habla, el territorio. Y a no olvidar que lo único que nos sostiene es, al fin, la memoria.

UNAEXPOSICIÓN PASIONES MITOLÓGICAS

LA EXPOSICIÓN "Pasiones mitológicas: Tiziano, Veronese, Allori, Rubens, Ribera, Poussin, Van Dyck, Velázquez”, que permanecerá en la sala C del edificio Jerónimos desde el 2 de marzo hasta el 4 de julio, constituye una ocasión irrepetible para contemplar una de las mejores selecciones de la pintura mitológica que se hizo en Europa en los siglos XVI y XVII. La exposición plantea un recorrido por el amor mitológico de la mano de las grandes figuras de la pintura europea a través de un total de 29 obras. En la mitología griega y romana el amor, el deseo y la belleza están íntimamente relacionados y dominan las vidas de los dioses y los humanos. Las obras presentes en esta exposición representan el culmen de una forma de entender la pintura, y por ello han sido objeto de veneración durante siglos. Especialmente destacable es el hecho de que, por primera vez desde el siglo XVI, se podrán ver en España las pinturas mitológicas que Tiziano pintó para el rey Felipe II entre 1553 y 1562, las famosas «poesías».

NUEVAS NORMAS PARA PROTEGER LA ESCUELA DE SIEMPRE