BRASIL
por debajo del puente los pasajeros pobres gatos corren serio riesgo de vida y no me importa (si llego o no) la mano de niemeyer con el mapa de américa latina recuerda mi corazón sangriento
De otro lado tenemos los enigmáticos poemas de Mariano Marovatto (1982), muchas veces abruptos, virados de repente al punto que se antojan fragmentos de un espejo lingüístico que buscan recomponer la imagen igualmente escindida del hombre de nuestros días:
tomaré en mis brazos (el cuerpo pende) como racimo de uvas, un recuerdo de infancia, un ideal, una simiente, una cría de cebra, el ejemplar de un viejo libro, una lengua extranjera.
Discursivos y melódicamente retóricos, varios de los poemas de Leonardo Gandolfi (1986) son de largo aliento. Su voz sorprende por lo madura y entusiasta, circunloquial y a veces vehemente, si bien una extraña atmósfera nostálgica campea entre sus líneas; veamos uno de sus escasos poemas breves y un fragmento de otro:
Poema can-pequinés de la dinastía Tang El convoy pasa junto a la ventana carros, auto-carros y bocinas también Desde dentro del Hotel Roma pienso en cómo volver al estado original del hombre Expulsa tu sapiencia infame y asume tus ímpetus de poeta.
Experimental pero sin demasiada disonancia resulta la propuesta de Renan Nuerberger (1986). Encabalgamientos caprichosos, cortes abruptos, torceduras del verso para exprimirle su sentido; algo de ese enfado genuino propio del escéptico, del que reclama frentero sin nada que perder:
Canción Cuando nos encontramos, encontramos también dos veces la muerte. Una en el pasado, al de su abuela; otra en el futuro, la de mi madre. El semáforo cambia, estoy atrasado y creo que está claro o ha quedado claro que el problema no es nuestra muerte, sino la de los otros. Fue eso lo que nos acercó, ¿será eso lo que nos separará? El semáforo cambia y mañana es sábado y si el tiempo es bueno, quisiera ir a la playa.
Gullariana Pedro y la trampa (Fragmento) De todo amor estaré muerto y aunque muerto de cansancio o de hambre (que contra los incendios y secuestros no hay metáforas ni salidas) acunaré su noche (los cristales me escuchan), la
Nunca me gustó realmente la poesía, mucho menos la de Manuel Bandeira y los pajaritos pero saldar cuentas cuesta caro –sea en relación con el gato, se a en relación con los libros no importa: se trata de un camino por ahora sin regreso. Capas de fechas olvidadas o por olvidar bajo puntos de vista de gente que pueden o no agradarnos (da lo mismo) ULRIKA 57 |
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