Perfumistas
Domitille Michalon Bertier Perfumista de IFF
¿Con qué aroma definiría su infancia? Ya a la edad de 4 años, solía recoger lavanda en el jardín de mi abuela para destilar agua de lavanda. Más tarde, a los siete años, la flor de hibisco se destacaba como una reina en mi jardín de Port-Vila, en la isla de Efate, que es parte de Vanuatu. Me fascinó su suave aroma, acentuado con notas florales y ámbar. Así es como comenzó mi pasión por los olores. ¿A qué huele la ciudad donde vive? Pienso en el olor del café por la mañana, el olor de los parques húmedos y verdes, pero también en el olor de una floristería de la esquina y en el olor de un cuadro emblemático del Louvre, La Gran Odalisca, un cuadro de Jean-AugusteDominique Ingres gracias al cual tuve la oportunidad de desarrollar un perfume en colaboración con la Officine Buly. ¿Qué le impulsó a ser nariz? Serendipia... Descubrí la escuela ISIPCA de Versalles (Francia) por pura casualidad. Era la única que ofrecía una educación en perfumería. Así fue como encontré mi vocación. ¿Cree que es un oficio con futuro? ¿La IA podrá llegar a crear alta perfumería? Tengo la sensación de que estamos en un punto de inflexión de la perfumería. Todos estamos mirando cómo diseñar su futuro y seguro que algo saldrá de esto. El mercado de la perfumería es muy rico,
con más consumidores en varios mercados que acceden a las fragancias, con nuevas marcas que entran en el mundo de las fragancias, con un nicho cada vez mayor para los aficionados... Estamos explorando nuevos ingredientes, nuevas formulaciones, nuevos gestos. El próximo gran paso vendrá ciertamente de ahí. Si la creación de un perfume es un arte, ¿con qué otro artista, quizás de otra disciplina, le gustaría colaborar? Me encantaría colaborar con la industria del diseño de mobiliario o con la
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