Plesiosaurio n.° 9, vol. 2

Page 197

Los zapatos El malandro, apenas un muchacho, me había seguido hasta un callejón poco iluminado. Pero la luz de un bombillo bastaba para arrancarle destellos azulados al acero en forma de pistola. —Cargas unos zapatos muy bonitos —dijo—. ¿Dónde los compraste? —Son especiales. Te recomiendo que… —¡Quítatelos! —ordenó apuntándome con el arma. —Está bien —respondí—. Pero te advierto… —¡Cállate y sácatelos! Con mucha lentitud me los fui sacando y los coloqué en el suelo, como una ofrenda frente a él. Lástima que no quiso oírme. Cuando fue a agarrarlos, los zapatos deportivos salieron corriendo.

Plesiosaurio 195


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.