Plebella#25 2012

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hoja, como ahora, que escribo de ese número once que habla sobre Perlongher, el puto más lindo de todos los poetas. 3. Siempre adoré los flipbooks. Los de Plebella eran realmente enigmáticos. Uno pasaba las hojas y el dibujo daba vueltas, se contraía, se achicaba o se hacía gigantesco. Me acuerdo de uno que era una cara haciendo muchas muecas. Me causaba gracia, me divertía. 4. Ser plebello es también ser plebella. La lógica del ano: vacío que no tiene sexo. Lamborghini decía algo así de Lou Salomé, lo digo ahora de Plebella:

rollo, en el trabajo artesanal de otrx pibx. Sin embargo, toda reseña es un trabajo autobiográfico, contar la trama íntima de una lectura. 9. Un día Romina me preguntó si quería hacer una reseña. La redacción de la revista era una habitación pintada de color rosa, en un primer piso de un PH, contaba con una computadora que siempre tenía problemas y una mesa redonda de jardín con un sillón, algunas sillas y unas banquetitas. Yo estaba tirado en el sillón mirando anda a saber qué libro y Romina me preguntó si quería hacer una reseña, me dio el libro de Agostina López, persona que yo amaba y de haber sido heterosexual, la hubiese encarado. El libro de Agostina era bellísimo, pequeñísimo, una perlita en miniatura. En el libro ella amaba a chicos y a chicas por igual. 10. Otro día Reynaldo Jiménez me escribió por mail:

habló de la vagina eternamente arrendada al ano.

hola mariano, quería agradecerte tu reseña sobre la indefensión que romina acaba de enviarme, le decía a ella que me sentí leído a través de tus palabras, lo cual es un estímulo curativo (en estos tiempos y a esta altura de las circunstancias), realmente me gustó porque se nota que te dejaste impregnar por el libro o por la suite que hace al libro (a veces se me ocurre que es un solo poema, otras como habitaciones distintas de una misma casa incompleta: pero en este caso, en vez de la suite, serían las suites). como si vos mismo, al leer, te hubiese situado al ras de los ínfimos acontecimientos verbales (indefensos ellos también) que va proponiendo la lectura. en otras palabras: qué alivio tu percepción sensible hacia cosas tan ínfimas (aunque intensas) tanto como el hecho de que puedas plasmarla transmisoramente. llega justo la reseña porque parece que en el mismo número de plebella saldría un dossier sobre lo escrito por el que suscribe. regalos de la vida. así es como tomo tu texto: un obsequio que es un presente. muchas gracias! un abrazo

5. Nunca vi tanta gente viajar por la poesía como los plebellos. Conocí de Córdoba, de Tigre, de Bahía Blanca, de Mar del Plata. La gente se reúne y lee. Esa siempre es la excusa (y al excusado con otros intereses, económicos, astronómicos o los que sean). 6. Espacios virtuales que se tangibilizan: un sillón fuera de casa, zapatos rojos, vamos? , pájaros locos, estación alógena, frescos. Todos interconectados para crear una red de poesía donde tirarse a mirar las estrellas (o a los estrellados). Lugares reales también: fábricas recuperadas llenas de poesía, fondos de casas, terrazas, departamentos, centros culturales. 7. El neobarroco como una guía: Perlongher, Echavarren, Jimenez, Elliffce. Una nebulosidad como forma del expresarse, de ser en el mundo. Bustos y su mitología sudamericana. Bernstein y su lenguaje anglosajón. Esa es la herencia que me deja la revista, una herencia gigantesca y hermosa. Digna de ser recordada (todo el tiempo). 8. Las reseñas no son una simple mirada de las obras. Es sumergirse en ellas, llegar a la médula espinal y salir con una piedra preciosa. Ser reseñador es, un poco, dejar de lado el egocentrismo y centrarse en el

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