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Monseñor Manuel Tovar

Americana (con oficinas en Nueva York, Buenos Aíres y Lima) editó las traducciones al quechua que ella hizo de los Evangelios de San Juan, San Lucas, San Marcos y San Mateo, de las Actas de los Apóstoles y de la Epístola de San Pablo a los romanos. Esta labor (que la indujo a preparar un vocabulario quechua y que la vinculó a la propaganda protestante) no ha recibido la debida atención de los biógrafos y comentaristas que ha tenido la ilustre escritora cuzqueña. La novela Aves sin nido logró una nueva edición en 1906. De un recorrido que hizo por Europa dejó un libro, Viaje de recreo, España, Francia, Inglaterra aparecido con carácter póstumo en Valencia en 1909, pues falleció en Buenos Aires el 25 de octubre de ese año, a la edad de 57 años. También ostentó la misma fecha de edición el folleto Cuatro conferencias sobre la América del Sur.

[ VI ]

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MonSeñoR Manuel toVaR.- Van a ser desarrolladas aquí informaciones sumariamente hechas en un capítulo sobre el sexto período de la historia republicana. Nació Manuel Tovar en el pueblo de Sayán el 20 de mayo de 1844. Careció en su niñez de bienes de fortuna. Huérfano, halló su hogar en el Seminario de Santo Toribio desde los 11 años. Fue en este centro docente, alumno y profesor. En la enseñanza de la filosofía introdujo la doctrina de Santo Tomás de Aquino antes de que fuera ella oficializada por León XIII. Su primera actuación pública se relacionó con el decreto de las campanas expedido en 1866 y ya ha sido narrada en la Historia del Perú. En el viaje que realizó entonces a Roma obtuvo, a los 22 años la unción sacerdotal. De regreso a su patria, dirigió durante diez años el diario clerical La Sociedad. En 1870 publicó sus once cartas abiertas a Francisco de Paula González Vigil, en las que refutó enérgicamente las ideas de este polemista. Ejerció diversos cargos y funciones conexas con su ministerio. Entre todos estos honores tiene especial importancia el rectorado del Seminario que desempeñó por corto tiempo entre 1880 y 1884, la cátedra y el decanato de la Facultad de Teología, la representación ante la Asamblea Constituyente de 1884, el Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción en el régimen de Iglesias y en el Consejo que gobernó la República al caer este, el obispado de Marcópolis y, por último, en 1898,el arzobispado de Lima al fallecer monseñor Manuel A. Bandini el 11 de abril de aquel año.

Empeñosa fue su labor al frente de la Arquidiócesis de la capital; pudo haber sido más fecunda si no hubiera afrontado la hostilidad o la indolencia de los regímenes posteriores al que concluyó en 1899. Presidió la reconstrucción de la Catedral de Lima; organizó el tercer Concilio Limense destinado a la reforma de la disciplina y al progreso de la moral eclesiástica; preparó la restauración pedagógica de los seminarios. En 1899 asistió en Roma al Concilio Plenario de América Latina en cuyas deliberaciones tuvo lucida actuación.

Profundas fueron las amarguras que experimentó en esta época. Un sacerdote alborotado y díscolo, loco o bellaco, Virgilio Vidal y Uría, inició una campaña de difamación contra él en periodiquillos soeces que él mismo distribuía. Las acusaciones más audaces pretendieron envolverlo. Hubo quienes en la sombra, alentaron con su silencio o su tolerancia la campaña; monseñor Tovar estuvo solo y resignado. En alguna forma los ecos de esta propaganda llegaron al Congreso que en 1906, como ya se ha referido, con un pretexto ocasional, lo censuró. Enfermo, monseñor Tovar viajó a Tarma y allí falleció el 25 de mayo de 1907. La cláusula final de su testamento expedido en aquella ciudad tenía el siguiente texto: “Por el honor del sacerdocio y de la dignidad episcopal, quiero declarar solemnemente que cuanto se ha escrito sobre mis costumbres es pura calumnia y que por la misericordia de Dios no he faltado nunca a los deberes de mi estado”. También declaró que era completamente falso el cargo que se le había hecho de malversador de la renta del Seminario de Santo Toribio pues, por el contrario, él había donado una suma de dinero; y que de su peculio había invertido una cantidad en la obras de la Catedral. En el mismo testamento expresó que perdonaba de todo corazón a sus calumniadores para que Dios lo perdonase a su vez. loS andeS

este periódico bisemanal circuló de setiembre de 1892 a mayo de 1893, bajo la dirección de clorinda Matto de turner. en sus páginas, la escritora cuzqueña defendió las acciones tomadas por el gobierno del general andrés avelino cáceres, de quien era partidaria. los andes también publicó cuentos y relatos por entregas. Su impresión se realizó en la imprenta la equitativa, de propiedad de la misma directora.

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