Batallas mágicas y legales
Ante la negativa de las autoridades virreinales de reconocerlo a él para ejercer el gobierno efectivo, la impotencia de don Salvador lo llevó a tomar distancia de su primo hermano, favorecido por los poderes locales. Hacia 1666, y llevado por su alejamiento del poder, don Salvador ensayaría una solución en extremo interesante para nuestra discusión: encabezar una rebelión contra el Rey de España.
3. Fieles vasallos y apos rebeldes Diversos autores se han ocupado de la frustrada rebelión indígena de Lima de 1666, pero casi nunca desde el punto de vista de sus conexiones con, y repercusiones en, las zonas aledañas a la capital del virreinato.23 De acuerdo con los testimonios de época, cuando los habitantes de Lima se hallaban prestos a celebrar las festividades del fin de año de 1666, corrió el rumor de que las poblaciones indígenas de las distintas provincias planeaban alzarse, quemar la ciudad, asesinar a todos los españoles y tomar el control de la capital y del reino. Los habitantes de la Ciudad de los Reyes, cuyos miedos fundados o infundados se vieron magnificados por la sucesión de tres temblores premonitorios, se convencieron del inminente ataque de las tropas indígenas acantonadas en los cerros que circundaban Lima (Romero 1928-1935: 323). Especialmente alarmante para las autoridades coloniales fue el descubrimiento de que numerosos curacas del centro y del sur del Perú, liderados por un tal Gabriel Manco Cápac, estaban activamente involucrados en la inminente rebelión, movilizando a sus indios para la guerra. Otro factor que contribuyó notablemente al clima de zozobra fue la supuesta conexión entre el alzamiento indígena y el de Pedro Bohorques en el sur. Como se sabe, Bohorques fue un aventurero español que a mediados del siglo XVII se embarcó en varias expediciones para hallar la mítica ciudad de El Dorado. Sus peripecias lo llevaron a tierra calchaquí, en el actual Tucumán. Allí, se presentó como descendiente de los antiguos soberanos cuzqueños y fue nombrado «Inca» por los nativos con la finalidad de alzarlo como nuevo señor de la tierra (Lorandi 1997: 299, 310). Sin duda, la supuesta conexión entre Bohorques y el alzamiento de Lima de 1666 aceleró la ejecución del rebelde en los primeros días de 1667. La Audiencia a cargo del gobierno actuó con celeridad y, pocos días después,
primo de don Salvador, como cacique principal y gobernador al menos desde 1666, ARJ. Protocolos, t. 9 (Juan Francisco de Pineda) [1666], f. 152r-152v. Es probable que para 1669 la Corona hubiera reconocido a don Mateo Cusichaqui, hermano de don Salvador, como cacique, aunque por incapacidad ejerciera el gobierno don Juan Cusichaqui, primo hermano de ambos. 23 Véase Romero 1928-1935; Lohmann Villena 1946; Vargas Ugarte 1947: V, 74-75; Basadre 1948 [1945]; Rowe 1967[1957]; Hanke 1978: IV, 169-220; Pease 1982; 1990-1992: 53-54; 1992: 316325; 1999[1992]: 164-165; Glave 1989:199-203; y, Lorandi 1997.
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