202 | FRANCISCO QUIROZ
circulación monetaria diferenciada, en la que prevalece la moneda de alta denominación usada por las grandes empresas mercantiles en sus transacciones y en la acumulación de riqueza. En cambio, los sectores populares no tienen acceso a la moneda, pues prácticamente no existen las monedas de reales, medios reales y cuartillos, la moneda de vellón. La economía es mayoritariamente natural y emplea “monedas” de diferentes materiales (telas, cuero, plomo, madera) y, en particular, productos (cacao, coca) y fichas particulares. Solo en las grandes ciudades se tuvo una economía mercantil, que se combinó con elementos naturales entre la población de bajos recursos. Una conclusión de Ruggiero Romano es que inclusive las ciudades no constituyen grandes polos de desarrollo, como se ha manifestado. Esta argumentación es difícil de refutar. No existen estudios que nos muestren el papel de las transacciones fuera de la esfera mercantil, pero todo indica que la circulación no comercializada en moneda de productos agropecuarios debió ser muy significativa. Es claro que el tiempo colonial no fue un régimen capitalista moderno, pero, de otro lado, es posible apreciarlo como una economía mixta en una extensión que solo estudios muy detallados podrían precisar, en particular, la medida en que las ciudades y las rutas comerciales alteraban la apacible vida de intercambios naturales en extensas áreas del territorio. Por lo pronto, me inclino por subrayar la coexistencia de relaciones naturales y monetarias en las que la moneda está presente al menos como unidad de medida de las transacciones por bienes, servicios y pago de remuneraciones. Es decir, una economía que podríamos llamar “sincrética” natural y monetaria.
Conquista y reestructuración La Conquista interrumpe los sistemas de redistribución no comercial y de intercambios restringidos existentes en el Tahuantinsuyo. Sin grandes mercados ni mercaderes especializados (“profesionales”), los Andes pudieron desarrollar su economía gracias a diversos sistemas que garantizaban la circulación de bienes que incluían lo que John Murra denominara el control de un máximo de pisos ecológicos, además de un intercambio de bienes cuyo grado de mercantilización es objeto de debates entre los especialistas. Al menos en algunas partes del territorio andino, la economía de los señoríos se complementaba con la producción desarrollada en otros pisos ecológicos. En zonas más cálidas, se sembraba coca o maíz a partir de un régimen de migraciones más o menos estables a esas áreas bajo la condición de yanas, “criados” o “indios de servicio” de los linajes dirigentes de los señoríos.4 4.
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Assadourian 1994: 14-15.
15/08/2019 11:31:53 a.m.