EL LAGO TITICACA

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Fig. 3. Integrante del Carnaval de Jayllihuaya, del sector aimara de Puno. Fig. 4. Mujeres aimaras descansando despues de haber transportado el khapu para la quema en la fiesta de la Candelaria.

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Gracias a los trabajos etnohistóricos5 y lingüísticos6 de la segunda mitad del siglo pasado, hoy podemos efectuar los deslindes definitivos respectivos, señalando, por un lado, que por «collas» debemos entender a pueblos de habla puquina y no aimara; y, por el otro, que el puquina y el uruquilla constituyen entidades idiomáticas independientes, sin ninguna relación, fuera del hecho de haber coexistido, a lo largo del eje lacustre TiticacaCoipasa, por más de un milenio. De esta manera, resumiendo, ahora podemos establecer las correlaciones étnico lingüísticas de modo más preciso, señalando que el idioma de los «puquina-collas» era el puquina, el de los señoríos aimaras la lengua aimara, y el de los uros el uruquilla. La lengua quechua, la última en in-

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cursionar en la región, vendría a ser la variedad koiné difundida por los incas en sus conquistas tras el triunfo conseguido sobre los chancas (ca. 1450). Menospreciados por sus dominantes de turno (puquinas, aimaras e incas), los «hombres del agua», como se autodesignaban los moradores de los lagos, su idioma no alcanzó la categoría de «lengua general» asignada a las otras por decreto firmado por el virrey Toledo en la ciudad de Arequipa en 15757. Pueblo de cazadores y recolectores, tributarios ínfimos de la corona, su lengua era considerada como «bárbara» y «desabrida», para usar los adjetivos más comunes de la época. El agustino de la Calancha, criollo de Charcas, la describe de esta forma: «Su lengua es la más escura, corta i bárbara de quantas tiene el Perú, toda gutural, i así no se puede escribir sin gran confusión»8. Naturalmente, la lengua era juzgada prejuiciosamente, a partir de la condición socio-económica y tributaria de sus hablantes.

Lenguas originarias y lenguas intrusivas Los estudios de lingüística histórica del área andina convienen en señalar que de las cuatro lenguas altiplánicas presentadas, dos de ellas pueden considerarse nativas a la región: la puquina y la uruquilla; y las otras dos ajenas a ella: la aimara y la quechua. Señalemos, sin embargo, que cuando hablamos de oriundez versus intrusión lo hacemos en términos muy relativos, teniendo en cuenta las limitaciones de información de que adolecemos en cuanto a las lenguas y los pueblos de la región en tiempos protohistóricos. En tal sentido, los emplazamientos iniciales de los idiomas y de los procesos de difusión, convergencia y desplazamiento en que se vieron involucrados apenas pueden postularse en calidad de hipótesis valiéndonos mayormente de las evidencias lingüísticas, sin descuidar los aportes de otras ciencias que tratan sobre el pasado remoto como la arqueología y la etnohistoria, y últimamente también la genética. En relación con el carácter originario altiplánico del puquina y del uruquilla, y basándonos únicamente en la evidencia lingüística, puede sostenerse que por los menos en los tiempos del período arqueológico conocido como Formativo (1.500 a.C.-200 d.C.), y quizás desde mucho más antes, tales idiomas ya se encontraban bastante arraigados, es decir nativizados, en la región lacustre, ocupando el segundo de ellos las islas y los lagos del entorno. Ciertas caracte-

Lenguas y pueblos de la region circunlacustre


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EL LAGO TITICACA by CÉSAR GUILLERMO GONZÁLEZ DELGADO - Issuu