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MARIANO F. PAZ SOLDÁN, MANUEL A. FUENTES Y MANUEL DE ODRIOZOLA
Como también otra afirmación del mismo historiador considerando la obra de
Lorente como un éxito invisible:
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“El positivismo de González Prada y el neopositivismo de Riva-Agüero y Belaúnde gestionaban una ruptura intelectual. Curiosamente, Riva-Agüero es hasta hoy considerado (sobre todo en la Pontificia Universidad Católica del Perú) el <<padre de la disciplina académica de la historia>> en el paísmientras que a Belaúnde se le acredita haber formulado la idea de <<peruanidad>>. Sin embargo, hay buenas razones para pensar que ambos títulos correspondan a Lorente. En este sentido, ya es tiempo de reconocer que la historia <<superficial>> de Lorente sigue siendo <<profunda>> - tan profunda que ya no se ve”389 .
Lorente cierra el proceso posvirreinal, consolidando al Perú como sujeto histórico y como concepto político, generando una versión general de su pasado, temporalmente holístico, coincidente con el discurso que el Estado nación requiere para su construcción, como bien lo define Dager: como un historiador fundacional.
MARIANO F. PAZ SOLDÁN, MANUEL A. FUENTES Y MANUEL DE ODRIOZOLA
Mariano Felipe Paz Soldán (1821-1886), es considerado por José Agustín de la Puente como el fundador de la escuela peruana dedicada al estudio de la independencia390 , por César Pacheco Vélez como una de las dos grandes figuras de la escuela romántico391 y por Joseph Dager, que conjuntamente con Lorente, lo ubica como segunda generación con características de formadores de la historia peruana392 . Sin embargo, su visión glorifica la independencia al ubicarla como punto de inicio de la historia peruana, dejando de lado el pasado inca y virreinal, conforme a su obra Historia del Perú Independiente
389 Ibíd., 71. 390 De la Puente Candamo, José, La Independencia en el Perú, Fondo Editorial del Congreso, Lima, 2013, 16. 391Pacheco Vélez, César, Historiografía Peruana Contemporánea. En Visión del Perú en el Siglo XX,
Lima, Studium, 1963a.: 529 392 Dager, Joseph, Historiografía y Nación en el Perú del Siglo XIX, 101.
(Lima: Imp. Lemale, 1868-1874), cuyo plan segmenta en cinco periodos, teniendo como puntos de quiebre para cada uno hechos netamente políticos y jurídicos, Primer Congreso Constituyente en 1822, Segundo Congreso Constituyente de 1827, Convención Nacional de 1833, Congreso de Huancayo en 1839 y Convención de Nacional de 1855, respondiendo probablemente a su formación y actuación en estos dos campos393 .
Pero en cuanto a nuestro tema atañe, si bien la la finalidad historiográfica está dotar al Perú de una historia propia, lo que ha sido objeto de créticas es su punto de partida de la historia lineal, tomando el proceso independentista como su partera, dejando de lado dos periodos por demás importantes y gravitantes, como el Prehispánico y el Virreinato, que Francisco Quiroz considera como la doble desapropiación “al eliminar de la historia peruana la parte prehispánica y la colonial”394 .
Es justamente en este aspecto que se marca diferencia con la visión de Sebastián Lorente como ya hemos expuesto que incluye estos de periodos históricos, aunque consideramos, al igual que el autor antes citado que “ambos manifiestan mayor conciencia histórica en su intención de presentar la contemporaneidad republicana y occidental como el destino histórico del país”395 .
Mucho podríamos agregar sobre Paz Soldán, como su vocación más de cronista, pero con mucho rigor documental, sus obras y todos sus aportes, con sus críticas justamente por darle más entrega que a la interpretación como lo censura Joseph Dager “Pero debemos reconocer que careció de una importante labor interpretativa”396 . No sin en líneas anteriores ponderarlo como un historiador mayor, “a quien debemos el rescate de una apreciable cantidad de información, una inicial sistematización de los hechos
393Abogado y jurista, así como Ministro de Justicia con los Presidentes José Balta y Mariano Ignacio Prado y de Relaciones Exteriores con este último y con Ramón Castilla. 394Quiroz, Francisco, De la Patria a la Nación, 361 395Id. 360 396Dager, Joseph, Historiografía y Nación en el Perú del Siglo XIX, 105.
ocurridos en los primeros tiempos republicanos, un gran manejo heurístico y encomiable honestidad de consignar en notas al pie de página las fuentes utilizadas”.
Se le ubica como factor de historia criolla. Parecería más geógrafo que historiador como puede deducirse de su obra Geografía del Perú (París: Imp. Durand, 1862), sin embargo para Porras es el “Primer gran historiador” y para Basadre: “con él se inicia la historia sistemática y de investigación”, pero para Mark Thurner: “No es historiador” y para Riva- Agüero: “sus libros históricos no serán propiamente historia en el alto sentido filosófico y artístico del género, pero son la única y valiosísima contribución al serio estudio del pasado republicano del Perú”397 .
En fin, de cuentas Mariano Felipe Paz Soldán concurre en esta tendencia Constructora que teleológicamente está orientada a edificar la Nación y en lo que le concierne una historia lineal y común, cada uno desde su propia perspectiva temporal, pero en la mira tendenciosa antes mencionada. En cuanto al uso de los conceptos en estudio, usa virreinato en términos políticos, pero en lo demás es el concepto colonia que domina su lenguaje, no escapando de la confrontación de los tiempos, rebajando la importancia de los tiempos precedentes para afirmar la Nación netamente criolla.
Manuel Atanasio Fuentes (1820-1889), quien gozó del apoyo estatal en uno de los gobiernos de Ramón Castilla. Su obra es fundamentalmente de carácter jurídico, pero incursiona en la historia con las Memorias de los virreyes que han gobernado el Perú durante el tiempo del coloniaje español (Lima: Lib. De Felipe Bailly, 1959), considerado por Porras como “La más importante exhumación de documentos”398 , de cuyo título colegimos su concepto colonia para referirse a la época virreinal.
Fuentes a diferencia de Paz Soldán y coincidente con Lorente, tiene una visión holística del Perú cuya temporalidad abarca todos los tiempos pasados, así lo tenemos en
397 Citas de Porras, Basadre, Thurner y Riva Agüero consignadas por Francisco Quiroz. (Quiroz, Francisco,
De la Patria a la Nación.: 331. 398 Porras Barrenechea, Raúl, Mito, Tradición e Historia del Perú, 78.
su lenguaje cuando en la introducción de otra monumental obra Estadística de Lima (Lima, 1858) afirma:
“Antes de insertar el acta de fundación, parece conveniente remontarnos al origen de la facultad que tuvo Pizarro para descubrir y poblar las provincias del antiguo Perú. Aunque la naturaleza de esta obra no exija tratar sino de cuanto tenga relación con la Capital, no deja de ser interesante la consignación en ella de documentos a que el transcurso de los años y el mérito que tienen en la historia de nuestra patria, han dado una indispensable importancia”399 .
Notamos en los textos resaltado por nosotros, que, al concebir el antiguo Perú, denota que su historia lineal se pierde en el pasado, y por otro lado al señalar nuestra patria, esa forma holística de ver al Perú que la hace común a los peruanos, lo que no es otra cosa que la construcción de ese conjunto de ideas armónicas y uniformes que sirven como insumo para edificar la Nación, reflejando la tendencia que estamos exponiendo, en el marco teleológico de la historiografía de su tiempo.
El pasado virreinal es visto con ponderación por Fuentes, por un lado, resalta aspectos positivos y por otro reconoce formas de dominio, pero solo negativas en cuanto perturban la natural evolución con relación a otros pueblos del mundo, sin que aflore ese hálito de odio o de resentimiento, lo que se desprende de la cita siguiente:
“En cuanto a construcciones, debemos a los españoles las únicas obras de arquitectura que podemos enseñar con orgullo al extranjero; nuestros templos y conventos, sobre todo, hechos con elegancia, con solidez y ostentando en sus pórticos la suntuosidad y la riqueza, nos ponen en el caso de no envidiar los edificios de su clase de ninguno de los pueblos de América del Sur … El Perú corría naturalmente la suerte de los pueblos atados a naciones poderosas
399 Fuentes, Manuel Atanasio, Estadística de Lima. Lima: 1858, 1
por el fuerte vínculo de la conquista, y por lo mismo sus adelantos en cultura y civilización no eran tan rápidos ni tan generales como los que se alcanzan con la libertad y con la independencia, cuando estos preciosos bienes no se conviertes en elementos de disociación y de anarquía”400 .
Podemos advertir que el uso de los conceptos en estudio también es dual, políticamente como virreinato, pero como colonia por sus relaciones sociales y económicas:
“La industria nacional no recibió tampoco ningún género de protección de parte del gobierno español, porque tal ha sido el principio de los antiguos conquistadores, que han mirado las colonias como plazas de espendio de sus artefactos, evitando, por lo mismo, el establecimiento en ellas de manufacturas que disminuyeran el consumo de sus productos de la nación madre”401 .
Queremos finalizar sobre este autor haciendo una digresión que consideramos importante en la formación del concepto colonia, para aplicarlo a los tiempos en cuestión. Es precisamente con la llegada de los franceses borbones al trono de la Monarquía católica (Siglo XVIII), que implicó el dominio de esta casa real sobre los reinos propiamente ibéricos o españoles y de Indias, que también arribó el modelo de explotación de los dominios franceses en América, basado fundamentalmente en las ideas colbertianas para convertirlas en centros de consumo, dejando la producción al otro lado del océano, para evitar la competencia y proteger la mano de obra interna, lo que pretendieron hacer con los virreinatos americanos más hechos durante casi dos siglos a las formas de dominio de los Austrias o Habsburgo.
400Id. 22 401Id. 22
Manuel de Odriozola (1804-1889), militar de carrera, coronel del Ejército, incorporado a la fila de San Martín, tuvo mucha preocupación “por resaltar los méritos de la nación peruana y presentarse enseñanzas para el futuro”402 .
Mayormente destaca como un gran recopilador, siendo la obra más importante para nuestro objeto de investigaciónDocumentos históricos del Perú en las épocas del coloniaje, después de la conquista y de la independencia hasta el presente. Colectados y arreglados por el coronel de caballería del ejército fundador de la independencia Manuel de Odriozola (Lima: Tipografía A. Alfaro, 1863-1877).
Destaca por la periodización que hace de la historia nacional, atribuyendo al periodo en estudio el concepto coloniaje después de la conquista que es un derivado del concepto colonia, cuyo significado más es en el campo antropológico y sociológico respecto del trato en las relaciones humanas, pero la incoherencia resulta cuando para los demás periodos ya no usa esta perspectiva, sino netamente política y militar como la Independencia hasta nuestros tiempos.
Los tiempos de este militar convertido en historiador son precisamente aquellos en que la llamada escuela romántica y liberal muy afín a la literatura, integrada por Lorente, Paz Soldán y los intelectuales que participaron con sus aportes en la Revista Peruana, entre ellos Odriozola, se dividió en dos tendencias interpretativas de la historia peruana, como apunta César Pacheco Vélez, una española y otra antiespañola403 .
No cabe duda que su espectacular e intensa carrera militar que continuó con Bolívar y luego en la república, así como la impronta del proceso separatista lo colocó en la
402 Quiroz, Francisco, De la Patria a la Nación, 287. 403Pacheco Vélez, César, Historiografía Peruana Contemporánea. En Visión del Perú, Lima: Studium, 1963, 530
segunda de estas tendencias404 . Sin embargo, esto no le resta ningún mérito en cuanto a su aporte en la construcción de la idea de Nación peruana, desde la recopilación documentaria que sirve en la formulación de la historia lineal y común del Perú, de allí que es otro significativo autor de esta tendencia constructora.
En esta línea debemos también destacar a Manuel Bilbao (1827-1895) que, aunque no peruano, chileno de nacimiento nos ha dejado Compendio de la historia política del Perú: escrito para el estudio de los jóvenes concursantes de humanidades (Lima: Imp. El Pueblo, 1849 y 1856). Y finalmente mencionar también a José Antonio de Lavalle, Juan Casimiro Ulloa y Modesto Basadreque, si bien no han periodizado la historia, han dejado varias obras importantes.
404Odriozola se alista en el ejército de José de San Martín apenas desembarcó en Pisco, tenía 16 años, y participa en toda la campaña separatista, incluyendo Junín y Ayacucho. Realiza una brillante carrera que lo lleva por todos los grados militares hasta llegar a coronel en 1852, retirándose en 1855 por razones que no son del caso destacar (Su carrera militar no estuvo alejada de severos tropiezos), para dedicarse luego a la tarea por la cual lo estamos mencionando, en que además de los diez tomos de la obra antes mencionada produjo los 11 tomos de la Colección de documentos literarios del Perú (Lima:
Imprenta del Estado, 1863-1877). Su vocación recopiladora tuvo como mejor dedicación y mérito ser nombrado Director de la Biblioteca Nacional en 1875, donde lo encontró la invasión de los hijos de la antigua Capitanía de Chile del virreinato peruano en 1881, denunciando en su momento el “crimen de lesa humanidad” por el gran robo del acervo documental del patrimonio no sólo peruano sino de toda la América del Sur, que en tanto la temporalidad y la espacialidad pertenecieron al Virreinato del Perú, del proceso separatista que también tuvo carácter continental y de la incipiente república peruana. Fue algo así como robar el tesoro de su madre patria.