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Domingo de Ramos

En la Semana Santa, a la parafernalia religiosa se sumó la del gobierno, que realizaba formación militar y desfile con música marcial. Seguramente es por estos años que se toma la costumbre de acompañar las procesiones con bandas de guerra o de la Policía Nacional, que hasta hoy acompañan los recorridos procesionales.

DE LA ÚLTIMA CENA ESCENIFICADA AL SANTO MONUMENTO DECORATIVO Una de las tradiciones que se ha perdido en Lima es la escenificación de la Última Cena, que se representó en todas las iglesias hasta inicios del siglo XIX. Como contraparte a la pérdida de tal costumbre, a inicios del siglo XX se retomó la moda de levantar fabulosos artificios de luces –antes alumbrados con cera y ahora con electricidad– preparados en cada iglesia para resaltar la urna del Santísimo, es decir, el llamado “santo monumento”. Esta es una costumbre muy antigua del cristianismo y representa dos sucesos de la Pasión y muerte de Jesús: la prisión o cárcel donde se le detuvo y el sepulcro en el que se depositó su cuerpo.

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En Lima, las primeras noticias de la puesta en escena de esta alegoría datan del virreinato. Lohmann Villena señala que en la catedral, en 1613, se levantó un monumento de gran magnitud. La erección corrió a cargo del arzobispo de Lima Bartolomé de Lobo Guerrero, y para hacerlo se contrató a los mejores artífices de ese entonces: Juan Martínez de Arrona y Martín Alonso de Mesa. Aunque no existe una representación de tales estructuras efímeras en el siglo XIX, Pancho Fierro plasmó en una acuarela la imagen de un sacerdote limosnero que recorre las calles de Lima pidiendo fondos para su construcción.

»Monumento de Jueves Santo en la catedral de Lima.

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