1914. El quiebre de la historia La situación económica
Con el inicio del siglo XX, Europa continuaba siendo la mayor potencia financiera mundial, obteniendo grandes beneficios de sus inversiones fuera del continente, y la principal zona industrial, inundando con sus productos el resto del mundo. Sin embargo no se puede ver a la Europa de la época de una manera homogénea, en realidad estaba dividida entre una parte central y nórdica dotada de una industrialización pujante (Inglaterra, Alemania, Francia, Holanda, Bélgica) y una Europa meridional y oriental predominantemente agrícola y atrasada. El resto del mundo permanecía en un régimen colonial o semi-colonial - con la excepción de EE.UU., Japón y los dominios británicos – sometido a los imperios europeos que extienden sus dominios por gran parte del mundo. Aunque no cabía ninguna duda de la situación de dominio indiscutido de Europa - y a pesar de los síntomas de que ya empezaba a ser amenazada por EE.UU. -, ésta se derrumbaría bajo las consecuencias que arrancan en la primera guerra mundial y se consolidan en el segundo gran conflicto mundial. En 1897, una vez que fue superada la gran depresión de la fase anterior, se inició la fase ascendente de la tercera onda Kondratiev, que se extendió hasta 1914, en la cual se produjo una expansión formidable de la economía capitalista. En esta fase tuvo lugar una importante trasformación capitalista cuyo origen habría que buscar en la crisis precedente, se trataba del aumento de los trusts y los monopolios, y la concentración operada en favor del capital financiero, lo que redundó en el incremento del beneficio patronal. Esta tendencia fue también reforzada por la revolución que tuvo lugar en la gestión, y que empezó a implantarse en la fase anterior. Se produjo una expansión de la actividad económica y de los precios. La producción industrial aumentó un 75% y el comercio internacional se duplicó en 13 años. Es importante retener que justo antes del inicio de la primera guerra mundial más del 80% de las inversiones internacionales procedían de Gran Bretaña, Francia y Alemania, el comercio internacional
era mayoritariamente europeo, ejerciendo también la
supremacía monetaria. Se produce una aceleración progresiva de las técnicas descubiertas antes de 1914 como la electricidad o el motor de combustión interna, aunque el carbón continúe siendo el primer suministrador de energía. La expansión continua del maquinismo que desplazaba al trabajo especializado desembocó en la 15
