Mujeres Anarquistas chilenas

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MUJERES ANARQUISTAS CHILENAS “ Emancipar al hombre no es emancipar a la humanidad; emancipad a la mujer y habréis emancipado a la humanidad” Isolina Borquez


Ardua Tarea Periódico Verba Roja, Chile: 1919. Mujeres anarquistas del 1900. Julia Arévalo. Es indudable que la clase trabajadora vive sumida en un marasmo tal que la hace insensible a las manifestaciones de su precaria vida.La masa trabajadora azotada y befada, sufre cual acémila de carga todas las injusticias, todas las tiranías. Cada vez más, aprovechando esta indiferencia, la clase capitalista aprieta el torniquete del suplicio donde se inmola eternamente el pueblo productor y sufriente. ¿Hasta cuando ha de perdurar este mutismo? ¿Hasta cuando los obreros han de seguir lamiendo la mano despótica del amo? ¿ Hasta cuando los obreros han de doblegar su frente vergonzosamente, esa frente digna y pura que no es afrentada, sino dignificada y noble por las rudas fatigas creadoras? ¿Hasta cuando ha de verse esa inmensa falange de niños andrajosos y demacrados, vergüenza y oprobio del siglo en que vivimos mendigando un miserable mendrugo? ¿Cuándo el obrero tendrá conciencia de lo que es y de lo que vale? ¿Cuándo su adormecido cerebro despertará a la vida y pensará como debe? ¡Ah! Para que esto suceda, cuanto hay que hacer! ¡Cuan ardua, lenta y llena de espinas es la senda a recorrer! ¡Tenemos que luchar con veinte siglos de ignorancia, de tinieblas! Esta es la obra nuestra, de nosotros, los anarquistas que venimos en esta sociedad como nuevos Quijotes a desfacer errores y enderezar entuertos. Y nuestra obra será lenta, ser larga, pero irá horadando las conciencias, abriéndolas a la luz como el santo arado va horadando lentamente el vientre fecundo de la madre tierra. Y proseguiremos firmes en la brecha, aunque se nos arrojen piedras y burlas en el camino, hasta que volvamos a la vida esos cerebros adormecidos, amorfos. Persistentemente arrojaremos sobre los indiferentes nuestros gritos de rebeldía y nuestra voz como airada saeta atravesará el ambiente para ir a derrocar el mal en su propio basamento. En la ciudad y en el campo, de los grandes centros de población, como en el mísero desierto, iremos a sembrar la semilla que germinara porque es optima y la tierra es fecunda para el bien. Mientras aliente en nuestro ser un átomo de vida, ella será para brindarla al bien, al amor, a la anarquía.” .

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Educar Periódico Verba Roja, Chile: 1919. Mujeres anarquistas del 1900. Julia Arévalo. La propaganda anarquista hasta hoy se ha sindicado por su carácter violento, es decir por puro palabrerío literario; que ningún resultado positivo ha traído aparejado. Muchos de sus propagandistas han agotado su verba y su energía en holocaustos de la ansiada revolución. Pero sí estamos de acuerdo con la revolución transformadora y regeneradora, no lo estamos en cambio con sus preconizadores. Las revoluciones no se hace, llegan impelidas por la fuerza de las circunstancias. Vano es querer exaltar la ignorancia y las pasiones de las multitudes en los momentos de propaganda, si el efecto de ella es transitorio, si cuando llegare el momento necesario esas exaltaciones momentáneas fracasaran, y se esfumaran como lo que son; sin base, sin fundamento, no pueden tener consistencia. Es por eso, para formar el cimiento de la sociedad futura, para formar conciencia, para vigorizar cerebros, para templar energías, es que debe llegarse a la conciencia, al corazón del pueblo, no con palabras altisonantes, ni con puro revolucionarismo, sino con cálida y sentida elocuencia que no exalte las pasiones brutas, sino que llegue como suave caricia, lenta, suavemente al cerebro de las multitudes. Con el estudio, con la razón y la verdad roturar el duro suelo de la obscuridad y la ignorancia, y en los surcos abiertos como una dulce promesa arrojar la semilla que fructificará al sol gallarda y fuerte. Es empuñando la luminosa tea de todas las esperanzas que conseguiremos iluminar los pueblos hasta que rotas las tinieblas se yergan libres, humanos. Es con la razón que despiertan los hombres y los pueblos. A la lucha, nobles corazones, los que sois grandes y generosos, que palpitáis al impulso del suave ritmo de ideales renovadores. Luz, más luz en los cerebros Educar a los hombres, Educar a los pueblos. Que nuestra prédica sea como la recia labor del heroico herrero, sacar chispas al yunque, y nosotros constantemente sembremos luz hasta conseguir en el cerebro la chispa anunciadora del poderoso faro que irradiará como el astro rey sobre la humanidad, sobre el planeta del uno al otro polo.” 5


¡A ti mujer! Periódico Verba Roja, Chile: 1919. Mujeres anarquistas del 1900. Isolina Bórquez. “¡A ti mujer!, A tú mujer me dirijo, a ti, tú que puedes con tus sentimientos más humanos que los del hombre impedir esa fiebre patrioteril que se desarrolla entre nuestros hijos, hermanos y compañeros, no permitamos que la cicuta de esa educación torpe y grosera dada en las escuelas, se infiltre en los cerebros infantiles de nuestros pequeñuelos; estirpemos esos fanatismos tradcionales de “patria” y de “raza” que modelan en esos virgos corazoncitos, para dar cabida a sentimientos más sublimes, más humanos; enseñémosles a amar, amar con frenesí; pero también enseñémosles a odiar, porque el odio es el que engendra el amor, seres que no odian no saben amar; odiar, sí, a nuestros gobernantes, a nuestros esplotadores, amara los humildes hijos del trabajo. Mujeres realicemos lo que los hombres han sido incapaces de realizar: la confraternidad de los pueblos. Mujeres impidamos que esa voluptuosidad feroz que sienten los hombres por destrozarse entre sí, sin haber mediado siquiera un disgusto, mas aún sin conocerse, desaparezca entre los humanos sentires; transformemos esas muecas groseras, bestializadas, que se dibujan en el rostro de los machos, muecas que dicen los caníbales deseos que sienten en su ser, transformemos repite, esa mueca feroz, en un gesto risueño armónico; que irradie dulzura, amores, que desborde en una franca alegría y se cumpla esa máxima del rebelde de Galilea: “Amaos los unos a los otros”. Mujeres, no seamos por más tiempo la esclava de la escoba y del delantal; aprendamos a ser fuertes, aprendamos a luchar, ajitemos la tea lumínica de las sacras rebeldías y preparemos el advenimiento de la sociedad igualitaria, que nuestro es el porvenir.”

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La mujer y la educación. Periódico Verba Roja, Chile: 1919. Mujeres anarquistas del 1900. Isolina Bórquez. Siempre se nos dice que nuestra inferioridad mental es un hecho, que nuestra debilidad es manifiesta. Y basados en estos sofísticos argumentos, pesa sobre nosotras la tiranía masculina, mas pesada que el yugo de la esclavitud que arrastraban las siervas de la Edad Media. Si bien es verdad que nuestra debilidad es evidente, no es menos cierto que de nuestra educación e instrucción se ha descuidado siempre, causa que justifica esa inferioridad intelectual en los presentes momentos, y por consiguiente, esa debilidad trivial e nosotras; pero esto no es que nuestra masa encefálica sea más reducida que la del hombre, pues demasiado sabemos que opiniones autorizadas de célebres fisiólogos y antropólogos han dado al traste con estas rancias teorías de los enemigos de la emancipación de la mujer. Si la ciencia, la literatura y las artes cuentan sólo en sus filas con un pequeño número de mujeres, es porque al hombre se le ha colocado en un medio superior a de la mujer, y es lógico resultado que la intelectualidad de la mujer resulte inferior, pues esa diferencia de medio lo determina; pero de ningún modo equivale a afirmar que el cerebro femenino sea menos apto para abarcar los dominios de la ciencia, pues si hacemos la antítesis de lo que hasta hoy se ha hecho, poniendo en idénticas condiciones de medio a ambos sexos, esa inferioridad injustamente atribuida a la mujer desaparecerá y junto con esto, se hundirá la hegemonía, el yugo masculino que nos hace esclavas. Mientras más se obstaculice la instrucción y educación de la mujer, mas tardará y hará imposible implantar la sociedad libre que tanto anhelamos, objeto de nuestros amores y sacrificios. Tratemos de realizar lo que tan acertadamente señaló Condercet: Cuando se instruye a un niños, se prepara un hombre instruido; pero cuando se instruye a una niña, se elabora la instrucción de una familia; y nada hay más lógico que esto, puesto que es la mujer la que cultiva la educación de sus pequeñuelos cuando se hace madre. Si, es verdad queremos que la felicidad sea un hecho, que la tiranías se acaben, que el baluarte de los zánganos caiga hecho trizas; emancipad a la mujer arrancando esa venda patriótica que pervierte sus sentimientos morales, romped el velo fatídico del fanatismo religioso que las idiotiza y habréis roto los puntales que sostienen esta sociedad aborto del crimen.” 7


De ayer a hoy. Periódico Verba Roja, Chile: 1919. Mujeres anarquistas del 1900. Luisa Bustencio Cuando estaba sujeto al yugo maternal, se me impartían ciertas enseñanzas y algunos consejos, entre los cuales recuerdo este: “La madre debe entregar sus hijos a la patria para que sostenga su honor y defienda su integridad”. En el colegio, otra mujer con el título de profesora, siguió enseñandome deberes, ocultándome la verdadera noción de las cosas, para atrofia mi cerebro con los mitos Dios y Patria: la religión del crimen y el culto de la muerte. El miedo a lo sobrenatural y la estrofa patriótica, hábilmente puesta en juego por educacionistas oficiales, estinguieron en mí todo raciocinio y así como la noche rogaba, transida de miedo para aplacar las cóleras divinas, los himnos y marchas patrióticas, me embriagaban haciéndome desear ser madre para brindar mis hijos a la grandeza de la patria. Hoy la realidad de las cosas y la esperiencia adquirida en jornadas de la vida, me han demostrado claramente que en la casa y en la escuela, me educaron para ser un instrumento inconsciente, llamada a perpetuar las injusticias sociales. Emancipada del cura, mi fantasía no se forja fantasmas diabólicos, al contrario, osada y libre, ha comprendido la belleza del ideal libertario, a la realización del cual aporto mi humilde contigente.No seré la madre que vea a mis hijos conquistar laureles con el crimen ni que los ofrezca por holocausto al patriotismo, de ese engaño que germina en el cerebro de los ignorantes, inculcado por aquellos que medran con el dinero y la sangre del pueblos. Prefiero verlos lejos de mí, antes de verlos arrastrados en los pudrideros llamados cuarteles, muñecos de la disciplina, se convierten en “asesino” de sus semejantes y sostienen con la punta de sus bayonetas a esta sociedad injusta y criminal. ¡Madres! Seguid mi ejemplo: se os repite Dios y Patria, pues ni Dios ni Patria; porque ambos han sido inventados por tiranos para esclavizar a los pueblos; en cuanto a vuestros hijos, educadlos en la escuela racionalista para que mañana combatan por la revolución social.”

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¡Hermanos! Periódico Verba Roja, Chile: 1919. Mujeres anarquistas del 1900. Nethy Delmar. Las mujeres venimos creando alas. Ya están muy amplias. Fuertes como las del condor; pero blancas como un flechazo de luz. Las alas nuestras se agitan; quieren surgir; quieren hundir el espacio. Dejara tras de sí un surco perfumado: una tibiez de caricia sana y fuerte. Las alas se agitan demasiado; a veces creemos que nos destrozan el cuerpo. El alma ya está a girones. Se agitan; pero los prejuicios son cajas de acero. Dentro estamos nosotras; las alas golpean la caja, duras, reciamente. Y al chocar con el acero maldito tiemblan; se destrozan. Y palpitantes llenas de sangre, caen vencidas. ¡Pobres alas! Hermanos nuestros: ¡Hombres! Vosotros que estáis fuera de la caja de acero, rompedla, hundidla; ayudarnos a libertarnos; libertad nuestras alas. Y veréis luego como os dejamos por recompensa nuestra tibiez de cariño y mucho perfume de bondad al cruzar la vida.”

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De ayer a hoy. Periódico Verba Roja, Chile: 1919. Mujeres anarquistas del 1900. Luisa Bustencio Cuando estaba sujeto al yugo maternal, se me impartían ciertas enseñanzas y algunos consejos, entre los cuales recuerdo este: “La madre debe entregar sus hijos a la patria para que sostenga su honor y defienda su integridad”. En el colegio, otra mujer con el título de profesora, siguió enseñandome deberes, ocultándome la verdadera noción de las cosas, para atrofia mi cerebro con los mitos Dios y Patria: la religión del crimen y el culto de la muerte. El miedo a lo sobrenatural y la estrofa patriótica, hábilmente puesta en juego por educacionistas oficiales, estinguieron en mí todo raciocinio y así como la noche rogaba, transida de miedo para aplacar las cóleras divinas, los himnos y marchas patrióticas, me embriagaban haciéndome desear ser madre para brindar mis hijos a la grandeza de la patria. Hoy la realidad de las cosas y la esperiencia adquirida en jornadas de la vida, me han demostrado claramente que en la casa y en la escuela, me educaron para ser un instrumento inconsciente, llamada a perpetuar las injusticias sociales. Emancipada del cura, mi fantasía no se forja fantasmas diabólicos, al contrario, osada y libre, ha comprendido la belleza del ideal libertario, a la realización del cual aporto mi humilde contigente.No seré la madre que vea a mis hijos conquistar laureles con el crimen ni que los ofrezca por holocausto al patriotismo, de ese engaño que germina en el cerebro de los ignorantes, inculcado por aquellos que medran con el dinero y la sangre del pueblos. Prefiero verlos lejos de mí, antes de verlos arrastrados en los pudrideros llamados cuarteles, muñecos de la disciplina, se convierten en “asesino” de sus semejantes y sostienen con la punta de sus bayonetas a esta sociedad injusta y criminal. ¡Madres! Seguid mi ejemplo: se os repite Dios y Patria, pues ni Dios ni Patria; porque ambos han sido inventados por tiranos para esclavizar a los pueblos; en cuanto a vuestros hijos, educadlos en la escuela racionalista para que mañana combatan por la revolución social.”

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La explotación de la mujer Periódico Verba Roja, Chile: 1919. Mujeres anarquistas del 1900. Violeta Martínez El progreso en su infalible marcha hacia la perfección humana, trae consecuencias fatales para los asalariados y de ahí la necesidad de que todos los obreros nos unamos y nos eduquemos para poder conocer los medios con que precavernos de la situación angustiosa a que somos arrastrados. Pero si los hombres necesitan unirse entre si y ayudarse solidariamente para poder luchar y vencer todas las ignominias a que nos obliga la civilización actual, no deben abandonar a la mujer que hoy día es más vilipendiada, esplotada y ultrajada que en los mismos tiempos de la esclavitud. Actualmente las jóvenes, desde los doce años tienen que ir a trabajar a la fábricas o talleres para ayudar a sus padres o a la familia en los gastos de la mantención y es aquí cuando principia la esplotación terminando con la prostitución de la joven. Indigna al pensar solamente en las miles asechanzas que esperan a las jóvenes obreras desde que salen de regazo familiar; el ambiente las contagia, les agrada la decencia y el lujo, les gustaría imitar a las señoritas de la aristocracia, pero su sueldo es mísero, no alcanza ni para lo más necesario, entre tanto el patrón aparece tentador, les ofrece buen sueldo, hermosos regalos, bondades sin fin y la joven asediada por la ruina que la encuadra en un marco de hierra, se prostituye aceptando sin amor y únicamente el lucho a un ser a quien debía despreciar. ¡Obreros, padres y hermanos! ¿ No sentís bullir la sangre en vuestras vidas? ¿Estas tan corrompidos o el alcohol os ha degenerado tanto que no tenéis un jesto de rebelión para castigar a los que esplotan y ultrajan a vuestras hermanas e hijas? ¡Oh! que cobardes sois.

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Liberación femenina Verba Roja octubre 1922. Tribuna femenina Aura Por fin: después de cientos de años de profunda sueño, comienzan, las mujeres a tornar a la vida; que es lucha y es movimiento. La culpa de este tardío despertar no ha sido nuestra, ya que de antaño, la Iglesia por un lado y el Estado por otro, se han complacido en sumirnos cada día, en más horrorosos prejuicios y mayor esclavitud; de tal manera, que la rutina, impedía a la jeneralidad de la mujeres, a pensar siquiera, en una posible liberación. En este movimientos, como ocurre en todas las cuestiones ideolójicas, hay diversas tendencias. Algunas mujeres, jeneralmente las burguesas y “aburguesadas”, pretenden obtener derecho a voz y a voto, en otros términos, desean que la mujer intervenga en lo que llaman “política” y junto con ellos obtener un mejoramiento económico, que les daría derechos a administrar libremente sus bienes. Por otro lado el resto de las mujeres, deseamos también mejoras políticas, en el sentido a exijir se nos considere, como entidad integrante de un todo, que es la sociedad; también deseamos mejoramiento económico; pero no pretendemos que ese mejoramiento, quede encerrado dentro de una clase, ni dentro de las fronteras, sino que él se haga extensivo a todos los seres humanos que pueblan este planeta. Queremos, en buenas cuentas, el máximun de bienestar humano, sin ser libres, trabajamos por obtener la libertad en derecho y la igualdad en economía. La causa que justifica nuestra actitud es la siguiente: creemos, porque así nos lo han demostrado los hechos, que el problema de un hombre o de una clase, no puede ser solucionado satisfactoriamente, sino por la acción directa, inmediata de ese hombre o de esa clase; en consecuencia, somos enemigos del parlamentarismo y de las leyes que de él resultan, pues ellas son únicamente, el anestésico que adormece; pero que no sana al doliente a quienes se lo aplica. Sin embargo, nos doblegamos reverentes ante el poder irresistible de las leyes naturales, que forman parte de nuestra misma existencia y en consecuencia, se manifiestan tanto en el mundo social, como en el individual.

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Rebeldía La Batalla,1914 Elisa Choffat.

Aclaraciones entre un pensador y una cura. -Pensador- Si señor cura; yo soy el paria, el desterrado de vuestra sociedad, el maldito de vuestras leyes, pero en cambio soy el hombre que estudia y analiza, y que profundizando llega a la conclusión de que todo lo existente es vil mentira que sustituye al verdad, impera y reina en la odiada hipocresía. Yo soy el hombre señor cura que con la fuerza de mi cerebro acoplando a ella la de mis brazos revuelvo el fondo de es límpida lágrima que engaña; busco en su negro la materia que esconde, yo busco en las obscuridades, un vestigio, y doy a la luz el fruto de mi curiosidad. Yo lleno los ámbitos con mi acento de rebeldía y busco combustible a la llama regeneradora que en mi germina. Yo guío al ignorante y le hago comprender la barrera que le separa de la verdad, yo hago brillar ante él, el fuego que iluminará las tinieblas, yo saneo su cerebro, extirpo lo malo que en él anida. Yo lanzo al mundo mi palabra preñada de enseñanza fecunda, y hago que la semilla que arrojo fructifique en las humanas almas, señor cura. - El cura- ¡Oh, hijo mío! Muchas espinar hallarán tus pies y coronará tu enseñanza la más triste de las recompensas: el desprecio. - El pensador- señor, no las temo; (con ironía), a mí no me guía el deber de la recompensa, soy el hombre que prescindiendo del pago a mis esfuerzos, trabajo y medito a favor de la especie. Quiero apartar de su camino el obstáculo que se opone a su arrojo libertario. Hago que vea con claridad, el lugar que está llamado a ocupar, quiero en fin su emancipación moral. ¡buscar su felicidad! - El cura- ¡oh! ¿acaso mis fieles no son felices? ¿acaso no aceptan sin protestar mis consejos santos que por cierto responden a sus deseos? - El pensador- no lo dudo, señor cura, pero yo desprecio esa felicidad. Esos fieles que hoy escuchan con marcada humildad, son seres a quienes asusta la progresiva evolución moral, individual y por lo tanto…esclavos de la voluntad ajena, incapaces de crearse ambiente propio; aceptan vuestra absurda religión; adoran el dogma oscuro que le presentáis. Y en la forma más grotesca divinizan ese cristo cubierto cn toda la dulzura que alcanzáis a concebir, si mañana hicierais germinar en sus almas débiles, un átomo de rebeldía, serían enemigos terribles de lo que hoy defienden. Yo los des13


precio, yo solo quiero a mi lado la fuerza consciente; el individuo que sabiendo el por que de su lucha pone en ella toda la energía de su naturaleza: si, yo los veo desfilar ante mí como rebaño de ovejas conducidas por su hábil pastor. Son lo eternos rutinarios, son los seres que forman parte de esa vieja y carcomida sociedad que solo tiene por base la fuerza complotada en la mentira, en la falsedad. - El cura- Calla, calla, condenado; tú no sabes lo que dices; tus expresiones y frases son los síntomas de una alteración mental; yo te perdono, pero calla… - El pensador- ¡Callar! ¿cómo callar? Imposible callar cuando siento en mi todo el peso de vuestra miseria moral; callar cuando siento el deseo inasible de la venganza, las ansias locas del exterminio, de la destrucción completa de todo lo que prostituido me rodea; callar cuando siento aquí a mi lado, el grito de dolor de mis hermanos oprimidos que gimen su esclavitud en el yugo de la impotencia. ¡oh, no callo, ni callaré mi grito de protesta, de justicia, se hará oír; repercutirá allá en las anchas regiones de lo ignoto; callar cuando siento sobre mí la ignominiosa existencia de veinte siglos! No callo; mi acento de rebelde llegue hasta allá donde reside todavía el embrión de la libertad.

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La canción del día Periódico Verba Roja, Chile: 1919. Mujeres anarquistas del 1900. Olimpia Vicencio. Necesitamos para conquistar nuestras aspiraciones económicas y morales, del funcionamiento de todas las compañeras, que perteneciendo a un oficio o profesión cualquiera - si no conocen lo que es y lo que vale una organización - se preocupen de remediar la miseria reinante, pues si las obreras federadas se encuentran en mala situación, con mayor razón lo están las que desconociendo lo que son los capitalistas, estos abusan de su ignorancia, pagándoles salarios irrisorios y haciéndolas trabajar como a bestias de carga. Lavanderas, cocineras, amas, bordadoras, aplanchadoras, etc. a vosotras, compañeras, que se os paga una miseria, tenéis el deber de ser organizadas para que se os pague vuestro trabajo, y no se siga recargando vuestra tarea desde la mañana hasta la noche; sin disponer siquiera de tiempo para acariciar a vuestros hijos, ni mucho menos para disfrutar de lecturas que os reportarían un agradable y útil pasatiempo. Con un poco de buena voluntad podemos acudir a un compañero o compañera preparada para que nos indiquen un programa de trabajo que sirva para guiarnos en nuestras luchas, como también para exponer las razones que nos inducen para tomar tal o cual determinación. Tenemos los artículos de primera necesidad sumamente caros, los elementos que utilizamos en nuestro trabajo por las nubes, el precio que se nos paga es el mismo de cinco años atrás. No es lógico, no es justo que sigamos en este tren, en perjuicio de nosotras mismas, y, lo que es peor continuar siendo unas rémoras en este siglo de luchas y de triunfos. Somos las únicas que quedamos rezagadas en el camino de la organización, y también somos las más atrasadas material e intelectualmente; y poseyendo estos defectos, ni nos preocupamos de nuestros hijos que estarían expuestos a seguir la misma senda, si la tenacidad de muchos luchadores no nos prepararan para las contiendas de la vida. Poca cosa nos cuesta juntarnos en algún local social, y echando al olvido cuestiones de comadres y chismes de convetilleros, proponernos hacer valer nuestro trabajo, descansar siquiera una hora cada día, para pensar en nuestra felicidad social, que 15


marcharan como lo quieran nuestros deseos y aspiraciones. Realizando estas labores, habremos dado un grito de alarma a todo el mundo; pues si la mujer sale del escondrijo de la ignorancia y la miseria para exigir derecho y deberes, quiere decir que el estado actual ha llegado a tal punto de relajación, que es preciso destruirlo y construirlo de nuevo para que no quede un vestigio de sus hediondos y carcomidos escombros. Nada hay que se nos ponga por delante, los obstáculos que siempre interceptan el paso, templan los músculos y fortifican nuestro espíritu, ¡hemos sido tan heroicas para envejecer en las chozas inmundas muriéndonos de hambre; más heroicas y serenas seremos luchando a pleno sol y viento por la completa liberación humana. Para terminar, os digo: tenemos dos caminos que seguir: el primero es demasiado viejo y andamos en él: seguir soportando con paciencia las brutalidades e imposiciones de nuestros patrones; si un gremio femenino consigue alguna mejora, seguir siempre nosotras indiferentes y reacias, echándole la culpa al destino y no a nuestra flojera y torpeza, la causa de nuestro malestar. El segundo camino es este: organizarnos fraternalmente: estar al día con las conquistas que obtengan las agrupaciones hermanas; instruirnos lo más que podamos en lo que sea más útil para nuestra vida. Solo así con tenacidad inquebrantable es como todos los hombres y mujeres han dado esplendidez al mundo; ninguna obra humana la han realizado los que nada hacen; el maravilloso progreso que contemplamos, es debido a los seres que, sin egoísmos ni bajas pasiones, han acometido la gran travesía social, para aterrizar, pletóricos de gozo en el valle bañado de sol, de armonía y solidaridad.”

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