Empresas y Empresarios Extremeños: Experiencias de Éxito

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SEÑORÍO DE MONTANERA: Cerdo ibérico puro de bellota

Además, acordó con ellos que los productos se vendieran con la marca “Señorío de Montanera”. Ante esta nueva situación se dieron cuenta de que con las explotaciones porcinas de los cinco socios sólo tenían suficiente para satisfacer un tercio de la demanda, por lo que decidieron abrir la sociedad a nuevos socios. Concretamente, en el año 97 se incorporan 15 nuevos socios. Otro de los problemas que tuvieron que afrontar fue que la empresa con la que tenían subcontratada la maquila no tenía capacidad suficiente como para asumir la producción de 4.000 cerdos. Por ello, llegaron a un acuerdo con una segunda fábrica en Salvaleón: “Sierra de Barbellido”. En su esfuerzo por consolidarse en el sector, los primeros beneficios de la sociedad se invirtieron en adquirir una pequeña participación (3%) en dicha sociedad, lo que permitió a Francisco Espárrago entrar en su Consejo de Administración y, de esta forma, conocer una parte del proceso productivo que no conocía, lo que le sirvió mucho para el posterior desarrollo de su empresa. Dado el alto coste que suponía para la empresa la subcontratación de la maquila, en 1999 se plantearon la construcción de una fábrica propia. Si bien Badajoz no era el lugar más adecuado para construir una fábrica de jamones porque tiene mucha humedad y mucho calor, optaron por esta localización, dado que disponían de un terreno familiar que podían adquirir con facilidades de pago y, con la tecnología adecuada, las condiciones climáticas no serían un problema. El proyecto de construcción de la fábrica comenzó con un intenso proceso de “benchmarking”, visitando varias fábricas a lo largo de la geografía nacional. Diseñaron una fábrica con capacidad para ser ampliada hasta una capacidad de procesamiento de 10.000 cerdos anuales. Para lograr la financiación necesaria para este proyecto (2 millones de euros) realizaron una ampliación de capital de un millón de euros, lo que supuso la entrada en la sociedad de 60 nuevos socios. En pleno proceso de construcción de la fábrica, se produjo un importante crecimiento de la demanda, que llevó a la empresa a aumentar su producción a 10.000 cerdos, lo que incrementó notablemente sus necesidades de financiación. Aunque, habían pactado con una entidad financiera un préstamo hipotecario, cuando la fábrica estaba casi terminada, les denegaron la operación: “la única noche que no he dormido en mi vida”, comenta Francisco Espárrago.


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