Ana de las tejas verdes 3

Page 128

que veía un gato, y Ana, reprimiendo una risa nerviosa, trató de pedir disculpas lo mejor que pudo. —¿Le gustan los gatos? —preguntó la señora Gardner con entonación de tolerante extrañeza. Ana, a pesar de su afecto por Rusty, no era muy amante de los gatos, pero el tono de la señora Gardner la molestó. Sin poderlo remediar, recordó que a la madre de Gilbert le gustaban tanto los gatos, que tenía en su casa cuantos le dejaba su marido. —Son animales adorables, ¿no? —dijo con tono perverso. —A mí nunca me han gustado los gatos. —A mi sí —terció Dorothy—. Son muy independientes. Los perros son demasiado buenos y generosos; me hacen sentir incómoda. Pero los gatos son terriblemente humanos. —¡Qué hermosos perros de porcelana tienen! ¿Puedo verlos de cerca? —preguntó Aline, cruzando la habitación y transformándose en la causa inconsciente del otro accidente. Tomando a Magog entre sus manos, se sentó sobre el almohadón bajo el cual se escondía la tarta de chocolate de Priscilla. Ésta y Ana cambiaron una mirada de desesperación, pero Aline siguió sentada allí, discutiendo sobre los perros de porcelana hasta que llegó la hora de irse. Dorothy quedó atrás para estrecharle la mano a Ana y decirle impulsivamente: —Sé que tú y yo seremos grandes amigas. ¡Oh!, Roy me lo ha contado todo. Soy la única de la familia a quien cuenta todo; nadie podría hacerles confidencias a mamá y a Aline. ¡Qué bien tenéis que pasarlo aquí! ¿Me dejaréis venir de vez en cuando? —Ven cuantas veces quieras —respondió Ana de todo corazón, agradecida de que una de las hermanas de Roy fuera agradable. Nunca podría ser como Aline ni ésta la llegaría a querer, aunque podría ganar a la señora Gardner. De todos modos, Ana suspiró de alivio cuando hubo terminado la ordalía. De todas las frases es la peor, pudo haber sido alguna vez. Citó Priscilla trágicamente mientras levantaba el almohadón. —Esta tarta es un desastre y el almohadón no está mucho mejor. No me digáis que el viernes no es mal día. —La gente que avisa que vendrá el sábado no tiene derecho a aparecer el viernes —se quejó la tía Jamesina. —Sospecho que fue un error de Roy —dijo Phil—. Ese chico no está en sus cabales cuando habla con Ana. ¿Dónde se ha metido Ana? Ana estaba en el piso superior. Se sentía con ganas de llorar, pero rió. ¡Rusty y Joseph se habían portado demasiado mal! ¡Y Dorothy era encantadora!


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.