Los grandes contactados manuel navas arcos

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Ganímedes era un lugar inhóspito, La composición de su atmósfera tuvo que ser modificada; debió elevarse varias decenas de grados la baja temperatura; hubo que transformar vastas zonas de la accidentada superficie del satélite, producir agua, hacer ríos y represas; tornar fértil el suelo... La tarea fue colosal, gigantesca, casi increíble, milagrosa dirían ustedes, y cuando estuvieron dadas las condiciones necesarias, se sembró una rica selección de semillas de la flora de nuestro mundo de origen y se levantaron las primeras ciudades. El traslado de animales a Ganímedes fue desechado. Nuestros antepasados decidieron desarrollar en el satélite joviano una vida exenta de aquellos ejemplares. En la Tierra los animales son necesarios; en Ganímedes no lo son; su ausencia ha derivado, por el contrario, múltiples beneficios, particularmente en el campo de la salud. Al cabo de varios siglos de trabajo transformador, se había creado una y otra vez las distancias entre ambos astros y transplantaron una humanidad que debía supervivir, para ejercer una permanente acción bienhechora en la galaxia. Lo que se hizo posteriormente tendrán ocasión de conocerlo en el futuro. Obviaré, pues, mientras tanto, la narración de esa parte de nuestra historia y les referiré, en cambio algo sobre la actualidad ganimedeana. SOBRE EL GOBIERNO. Se trata de un Estado que sirve permanentemente a la nación. Este Estado tiene en la cumbre un Consejo Superior, integrado por la gente más sabia y más calificada moralmente y cuya acción está siempre dirigida a la protección y mejoramiento del bien común. El Consejo tiene representaciones colegiadas en todas las poblaciones del satélite y éstas, tríos de gobierno auxiliar en las comunidades menores. Tiene el Consejo Superior, además, delegados ante otra humanidades y un embajador del más alto grado en el Consejo Máximo de la Unión de Mundos de la Galaxia. En el satélite no existen países de gobiernos independientes como los hay en la Tierra, sino ciudades con autoridades locales que secundan al gobierno central o Consejo Superior. De hecho, hay gentes de distintas razas y procedentes de mundos diversos, pero todas ellas son integrantes cabales de la única gran comunidad. En Ganímedes no hay guerras ni disensiones de ninguna clase. No existen cuerpos militarizados. El tipo organización explicada es capaz de preparar y dirigir y realizar la defensa de la VIDA, la libertad y los altos valores de la población ganimedeana si alguna fuerza extraña intentase una invasión del satélite. Ganímedes carece de policías y de cárceles, porque no hay delincuencia que exija sometimiento o reeducación. Los seres desarrollados provenientes de sociedades primitivas, son sometidos a operaciones quirúrgicas cuando revelan alguna deficiencia fisica y a readaptación mental cuando la deficiencia es rezago de una equivocada educación. La existencia o ausencia de anormalidades se detecta en un exhaustivo, riguroso análisis de requerimientos que se le practica a todo integrante apenas desembarca en Ganímedes. En el mundo de Jacito no se registra el mal; no hay vocación, ni inclinación, ni manía, gusto que pueda conducir a él. Sólo existe el bien y la alta comprensión de que dicho bien se puede realizar cada día mejor. No existe el mal porque lo impide la formación espiritual superior de los ganimedeanos y porque, además, son telépatas y clarividentes. Bastaría, pues, empezar a desear el mal a otro, cosa que no ocurre, para quedar uno totalmente al descubierto. Además de los cinco sentidos de los terrícolas y de la telepatía y de la clarividencia, aquellos ultra-hombres que han culminado una extensa y rigurosísima educación, los espíritus mayores, disponen de una séptima facultad, el Verbo Creador. Este poder extraordinario permite modificar las cosas o construir nuevas, mediante la formulación de la voluntad a través del sonido de la voz. Si consideramos que sólo existe una sustancia fundamental en el Universo y las cosas los elementos en general son únicamente concentraciones de las propiedades de la materia que suman determinada frecuencia de vibraciones, entenderemos, cómo la emisión de las ondas sonoras de la voz puede desarticular esas concentraciones y provocar nuevas y diferentes reagrupaciones. La educación que se imparte a los ganimedeanos para alcanzar el verbo creador, no es exclusividad de los centros superiores de enseñanza de la principal ciudad. Esos centros están distribuidos en todas las ciudades del satélite. No ocurre en Ganímedes, lo que sucede en la Tierra, planeta de los grandes contrastes donde, frente a naciones ricas, poderosas e instruídas, se encorvan repúblicas pobres y débiles que cuentan en su territorio tribus semi-ignoradas en las que el ser humano no ha salido aún de la barbarie. No, esto no pasa en Ganímedes. Existe allí un único gran país que integra decenas de ciudades muy semejantes las unas de las otras y que se corresponden en perfecto equilibrio. Y aunque las máximas autoridades políticas y administrativas tienen su asiento en la llamada Ciudad Madre o Ciudad Matriz, todas las poblaciones del satélite disponen de lo necesario para desarrollar si así conviniera una vida independiente del más alto nivel. La Ciudad Matriz, por ejemplo, tiene una población de dos millones de habitantes, como muchas otras urbes. Y hay poblaciones menores sin que ello signifique condición de inferioridad. No hay, en cambio, poblaciones mayores pues aquel número de habitantes constituye un nivel que los ganimedeanos consideran inconveniente sobrepasar. La política del gobierno del satélite joviano mayor está fundamentalmente dirigida a planificar y orientar el cumplimiento de los planes internos y cósmicos. Los principios morales y religiosos son semejantes a los que, en esencia, proclama el cristianismo en la Tierra.

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