Romper el silencio, 22 gritos contra la censura

Page 238

san a los militares de desaparecer al hijo de la señora de más edad y hermana de las otras dos mujeres presentes. —¿Cómo se llama su hijo? —José Cruz Carrillo Fuentes... Ella es doña Aurora Fuentes López, madre de Amado, Vicente y Rodolfo Carrillo Fuentes. A pocos minutos de ahí, un general saca a todo el 94 Batallón de Infantería en decenas de vehículos de transporte y artillados, acompañados por seis helicópteros, para sitiar la cabecera municipal de Navolato, en respuesta a un granadazo en la base militar local. No alcanzas a dimensionar entre cientos y cientos de soldados invadiendo las calles, las plazas y los comercios, que esto no es la escena de una película. Tampoco lo es que el general suba a zancadas los escalones de Palacio Municipal, saque al alcalde de su despacho y lo reprenda frente a todos sus oficiales: “El narco está aquí por su culpa, porque usted los solapa a todos”. Enero de 2009. De madrugada el Ejército balea a varios hombres que —información oficial— pretendían evadir un retén militar sobre la carretera a Sanalona, al oriente de la ciudad, cerca del ejido El Carrizalejo. En la mañana, un funerario (que ya es tu fuente) te avisa que uno de los heridos murió en el Hospital del ISSSTE. El fotógrafo y tú acuden a tomar la nota. La identidad de la víctima es un misterio, nadie quiere hablar de nada. Ni el gobierno, menos el procurador. De pronto, el jefe de sección llega a la redacción alarmado y te pide que salgas al pasillo. —¿Sabes quién es el muerto del ISSSTE? —No... —Es Lamberto Verdugo, y andan preguntando quién tomó fotos afuera del hospital. La vida sigue entre vestigios de humanidad. El oficio es duro y endurece el pellejo, como este sol de Sinaloa 237


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.