Periódico Liberarce julio-setiembre de 2012

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Julio - Setiembre de 2012

Por Patricia Barboza, Sebastián Denes y Ludovico Fajardo

¡Repensalo Todo!! ¡Cambialo Todo!!

también crecer, lógicamente. Porque el primer paso de los trabajadores ¿cuál era? Era afiliarse al sindicato, militar en el sindicato, pero luego venía la otra etapa. Votaban a compañeros como Rosario Pietraroia, comunista él, pero ese mismo obrero votaba blanco o colorado. Entonces, cómo encontrar la forma, porque no es posible que solamente lo voten para los consejos de salarios y luego lo otro que es superior, quien te tiene que representar en las decisiones de gobierno, no lo votas. Ahí es donde entraba a trabajar el Partido. Nosotros éramos, como diario, una herramienta que en forma más fácil penetraba. Porque si tú ibas a sacar una foto, o hacer un reportaje en una asamblea de textiles, o de la gente de la carne o de metalúrgicos, o de la construcción, o de los barcos; tú entrabas ya a ese lugar, tenías contacto con los trabajadores. Luego salía el reportaje y atrás de ello venía la línea del Partido en su editorial, en sus otras notas. Era un trabajo – cuando se empieza, casi de muy poco-, pesado, de

Las mejores páginas de la historia, las de heroicas luchas populares, obreras, campesinas y estudiantiles, llevan la huella de cientos de miles de hombres y mujeres. Entre esas huellas encontramos las de Aurelio González, un hombre modesto, de profesión fotógrafo. Nacido en Marruecos el 14 de noviembre de 1931. A los 20 años, su espíritu de aventura y el deseo de conocer otras realidades lo llevan a embarcarse hacia América del Sur. Luego de 14 días de navegación, viajando como polizón, llega finalmente a nuestro país el mismo día que cumplía sus 21 años, el 14 de noviembre de 1952. Aurelio vino solo pero rápidamente se abrió camino, hizo vínculos y amistades. Comenzó a trabajar en un taller de armado de heladeras llamado Nervión, ubicado en Arenal Grande entre La Paz y Miguelete. Cuando escaseaba el trabajo en el metal hacía changas en la construcción. Un día caminando por la Ciudad Vieja ve un mural que convocaba a acercarse a la Casa de España y va. Allí se reencuentra con gente de su país, con comunistas y antifranquistas españoles y sobre todo con los jóvenes comunistas. Con ellos el vínculo fue creciendo y lo ayudaron a ubicarse en una pensión en Joaquín Requena entre Chaná y Guaná. Luego vivió en un ranchito en la calle Dante. En esos días apareció un compañero con problemas, pidieron la solidaridad y Aurelio lo alojó en su humilde casa. Cruzada de la Victoria del Frente Amplio en lo previo a las Aquel hombre en agradecimiento le enseñó lo elecciones nacionales de noviembre de 1971. Al centro Aurelio mejor que sabía hacer, el oficio de la fotografía. A González. 4 - 24 de noviembre de 1971. Foto: Fondo Privado El Popular partir de ahí su vida cambió para siempre. Primero lo fueron a buscar los compañeros de muy poco descanso, pero daba sus frutos. El diario “Justicia”, donde realizó algunos trabajos en forma fue tomando prestigio, más volumen. Salió con unas honoraria porque aún estaba en el taller. Luego lo fue pocas páginas, creo que eran 12 páginas y luego tuvo a buscar el Partido y tras una reunión con Enrique suplementos culturales, para niños, deportivos, de Rodríguez se comprometió a un trabajo permanente todo. Pero la cosa es que el Partido también crecía, en el recién fundado “El Popular”. crecía y crecía. De tal manera que antes del golpe, no Hace unas semanas tuvimos el gusto de compartir es que fuera un gran Partido, pero era un Partido con una tarde con él. La frescura de su relato y de aquellas mucha presencia. Y a parte era un Partido -que sí al vivencias, que publicamos a continuación, son como un viaje al pasado reciente de nuestro país. Entrevista a Aurelio González (Primera Parte) Aurelio González: El Popular, la gente de talleres, también era del taller que sacaba Justicia y alguno más. Conmigo tuvo una reunión Enrique Rodríguez y me planteó de entrar en El Popular como fotógrafo. Liberarce: ¿Año? A.G.: Año ’57. Me dice “tenés que dejar los otros trabajos, aquí vamos a pagar”. (Se ríe) El salario era escasísimo y a parte fraccionado. La cosa es que ahí empecé a trabajar y yo, que no quería ser fotógrafo, me encontré haciendo fotografía. Empecé a ver lo útil que era trabajar en un diario de ese tipo y lo útil que era ese diario, sobre todo, para la gente con más dificultades económicas, para los trabajadores que vivían en barrios periféricos. Que era a dónde iba El Popular, porque El Popular no iba a Miss Uruguay. Empecé realmente a sentirme cómodo porque encontraba que lo que hacíamos tenía sentido. El Popular era un diario de lucha y de opinión y hacíamos los reportajes. ¿Qué pasaba? En Uruguay no existía la Central de Trabajadores. De metalúrgicos había dos sindicatos, entonces el Partido empezó a ver cómo se podía lograr hacer una sola Central para darle fuerza al movimiento obrero y para nosotros como Partido

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diario, que nos costaba mucho sacarlo, que también es cierto, a base del sacrificio de los compañeros que trabajaban ahí. Vamos a entendernos, nosotros éramos de salarios cortos y horarios largos. Pero no llorábamos por el horario largo, nosotros cuando mirábamos el reloj era para decir “parate que tengo mucho que hacer”, no para “corre que me quiero ir”, no. Porque estábamos realmente consustanciados con la cosa. Muchas veces había situaciones difíciles, compañeros con salario tan bajo que tenían dos o tres hijos, porque el alquiler era caro para lo que cobraba y esos compañeros estaban ahí al firme en el diario. Ese diario fue creciendo y de alguna manera rompimos esa hegemonía de los diarios capitalistas, nosotros entramos también a tallar. Ya no era solamente la voz de ellos, ya no era solamente lo que decían ellos. No digo que no hubieran otros diarios porque estaba el semanario Marcha; pero como El Popular no hubo porque se convirtió –y no porque nosotros lo dijéramos-, en el diario de la clase obrera. ¿Por qué motivo? Porque nuestro fuerte era sobre todo las fábricas, los talleres, los frigoríficos, los sanatorios, los hospitales. Todo eso naturalmente trajo sus frutos y trajo un Partido que se nutrió de los obreros de los frigoríficos, de los metalúrgicos, de la construcción, de la gente que trabajaba en la salud. Era mérito del Partido, era mérito de sus militantes, pero también mucho mérito de ese diario que se llamó El Popular, que ahora sigue existiendo como semanario. Esa es la historia un poco de nuestra vida ahí. Que, si te digo la verdad, yo creo que todos los compañeros que trabajamos ahí, lo hacíamos tan consustanciados con lo que teníamos entre manos que era una alegría trabajar en El Popular. Cuando era época electoral eran seis, siete meses sin tener un día libre. Había una frase famosa que era “a ritmo de campaña electoral”. Eso quería decir se terminaron los libres, se terminaba todo, era trabajar y trabajar. Recuerdo cuando salíamos algunas veces de gira por el Interior, por distintos lugares, Rivera, o Mercedes, o Fray Bentos. Fijate vos te nombro Mercedes y para pasar a Fray Bentos teníamos que pasar en balsa. No había puente, con ómnibus y todo se pasaba en una balsa y una lancha tiraba de ella y pasaba hasta la otra orilla, por ahí el ómnibus bajaba y seguíamos para Fray Bentos. De izquierda a derecha, arriba, Elsa Méndez, Alejandro Gourevich, Entonces nos encontrábamos con la realidad en Ricardo Saxlund, Luis Alberto Varela, Nestor Parissi, Lenin de el Interior de un Partido chico, en cualquiera de los Santos, Amengual, Luis Rodríguez, Ruben Acasuso, Romulo los lugares del interior, poco más, poco menos, Oraizon. Abajo Eduardo Viera y Aurelio González. Oficinas de pero chico, pero tenía presencia. Y tenía la virtud “El Popular.” (Foto: Diario El Popular) que esos compañeros del Interior comunistas eran de fierro. Porque no era pavada ser comunista en principio es cierto que, por sobre todas, las cosas era ciudades, en pueblos chicos, quedaban muy marcados, montevideano-, pero había Partido en todos los lugares muchos perdieron su trabajo. La cosa fue que nosotros del Interior. Pero eso creció también y El Popular jugó con nuestros diarios y el Partido con su política de en eso un papel preponderante. Yo no digo, quiero unidad fue capaz de crear las condiciones y el diario aclararlo, que si no hubiese existido El Popular no El Popular ayudó mucho a eso. Fue un defensor total hubiese habido un Partido como el que hubo y no de la revolución cubana o de la guerra de liberación hubiese existido la Central de Trabajadores, pero creo del pueblo vietnamita. Cuando íbamos por el Interior que se hubiese demorado mucho más. El Popular era y encontrábamos esos grupos chicos pero muy en sí un propagandista de todo lo que era la izquierda, aguerridos. Eran unos pocos, pero se dieron las el marxismo, pero era un organizador también. Todo condiciones para crear el frente izquierda que, por eso el Partido lo tenía clarísimo, porque si sacaba un


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