Alma Mater 658

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Fotos: VANT

Nº 658, UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA Medellín, octubre de 2016

En el Golfo de Urabá habitan especies de plantas y de animales que van desde los invertebrados (inclusive organismos unicelulares) hasta los peces. De estos últimos se estima que hay casi un centenar de especies. Todavía se conserva una gran zona primitiva en el delta del río Atrato y las bahías de Marirrío y Colombia.

Erosión en Punta Coquito (izquierda). Manglar rojo talado

El Golfo de Urabá requiere protección Por ÁNGELA AGUDELO* angela.agudelor@udea.edu.co

¿

Cómo conservar la riqueza natural del Golfo de Urabá? Es la pregunta que se hacen académicos de las Universidades de Antioquia, Nacional de Colombia y Eafit, ante la coyuntura que plantea la construcción de tres puertos en esta región antioqueña. El Golfo tiene una longitud aproximada de 80 kilómetros y una amplitud promedio de 25 kilómetros, según el profesor Juan Felipe Blanco, del Instituto de Biología de la Universidad de Antioquia; destaca su condición de confinamiento —en forma de u— y la presencia allí del estuario más grande del Caribe colombiano por la desembocadura del río Atrato, así como el legado histórico que recoge desde cuando el istmo de Panamá comunicó las Américas, un contacto que produjo extinciones pero incrementó el número de organismos de diferentes especies. El investigador señala dos caras de esta región: una salvaje y con poca presencia humana, en la parte suroccidental sobre el río Atrato, y otra más antropizada, en las costas oriental y norte, con usos ganaderos, agrícolas, industriales y urbanísticos del suelo, y actividad portuaria. En la cara antropizada —observa— se hace visible una historia de casi 100 años de deforestación y un desarrollo a expen-

sas de los recursos naturales, con “cultivos y potreros en la orilla del mar, donde deberíamos encontrar manglares y algunos humedales de agua dulce”.

Manglares en peligro

cional y regional. Por ejemplo, el municipio de Turbo —cuenta— ha crecido sobre humedales y es tal la demanda allí de madera, que ya hay agotamiento del recurso. Específicamente, el mangle rojo, la especie de mayor demanda, se ha extinguido en algunas localidades, o los pocos árboles que persisten en otras no crecen hasta las tallas que deberían, porque son talados prontamente. Los manglares del delta del río Atrato en el sur y occidente, en cambio, son los más extensos (3.846 hectáreas y más de 100 kilómetros de línea costera), y albergan áreas dominadas por árboles del mangle rojo, que alcanzan diámetros de hasta 50 centímetros y de cuyas copas caen aproximadamente 14 toneladas de hojarasca por hectárea al año que sirven como fuente de alimento para peces

En el Golfo, según Blanco, ha habido tala rasa de bosques naturales (manglares y humedales de agua dulce), sean terrestres o inundables, así como entresaca de especies, entre ellas la tagua y el cativo, que prácticamente desapareció de la costa oriental. Respecto a los manglares de la costa oriental del Golfo, advierte que hay especies “que si las cortamos, no tienen de dónde venir; o sea que las perdemos para siempre”, y resalta la presencia de dos franjas: una de mangle rojo, en la orilla, muy estrecha, y otra de mangle negro, en el interior, más extensa. El Puerto Antioquia, planeado en Bahía Colombia, estaría en una zona de interés para la conservación; a pocos kilómetros de la desembocadura del río León, y al norte de la reserva forestal protectora de los ríos León y Suriquí, por lo cual coincidiría con la zona de manglares mejor conservados. Blanco lamenta que se aplique muy poco la Convención de Ramsar para la protección de los humedales en el Golfo, por fuera de las áreas protegidas dentro de los sistemas estatales na- Reserva forestal río León - Suriquí

y camarones, lo cual se ha establecido gracias a un proyecto de investigación en curso financiado por el Fondo de Ciencia y Tecnología del Sistema General de Regalías y la Secretaría de Agricultura de la Gobernación de Antioquia, explica el profesor Blanco. “En las zonas rurales y en los consejos comunitarios negros, como el corregimiento de Bocas del Atrato y Leoncito, y el corregimiento de El Roto, ha habido una coexistencia más armónica con los manglares. Hoy hay garantías para que en algunas de estas áreas los manglares y sus especies sigan como legado para las próximas generaciones”, resalta Juan Felipe Blanco. Precisamente, en 2009-2010, la Expedición estuarina Golfo de Urabá, financiada por la Gobernación de Antioquia y apoyada por


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