PENUMBRIA - TRES

Page 37

Los invasores portaban enormes corazas que los hacían prácticamente invulnerables a nuestros ataques. Tenían la capacidad de volar, pero la perdían cuando desechaban permanentemente su coraza exterior, exponiendo sus peligrosas extremidades con las que se movían por la superficie de nuestro mundo. Poseían varios pares de extremidades: las inferiores, lisas y curvas, les permitían la locomoción, mientras que las superiores tenían la forma de pinzas y garras con las que se llevaban rocas a lo que parecía ser su boca. Sus cabezas contaban con múltiples ojos y órganos de propósito desconocido. Al parecer eran sordos al sonido y a la telepatía. Telepatía, ahí es donde entro yo en la historia. No soy investigador ni explorador, sólo soy un miembro más de la clase dominante, la que tiene por trabajo esparcir sus genes con la esperanza de que de entre su descendencia nazca quien en el futuro precederá nuestro gobierno. Nunca habría pasado por mi mente la posibilidad de abandonar el palacio donde moraba, pues en este lugar tenía todo lo que necesitaba para vivir. Un solo gesto telepático bastaba para que la servidumbre complaciera mis deseos. De entre todos los habitantes del mundo, los nobles somos quienes poseemos las habilidades telepáticas más avanzadas, y entre ellos, de acuerdo con las aseveraciones de los investigadores, mis habilidades no tenían parangón. La reina me llamó una mañana al salón central. Un círculo formado por sus mejores investigadores y sus mejores exploradores la rodeaba. La soberana quería que escuchara la sugerencia de aquellos visitantes. Querían que tratara de comunicarme con los monstruos. Creían que quizá no eran sordos a la telepatía, sino simplemente tenían una menor capacidad para captarla. Y me querían a mí, al telépata más grande del mundo. Me rehusé. Sí, era un cobarde, uno que jamás había salido del palacio, uno que jamás había estado lejos de las comodidades y placeres. Por unos momentos pensé que la reina me ordenaría salir, pero no lo hizo. Yo era bastante valioso. Si moría en la misión, mis genes morirían conmigo y con ellos varias posibilidades de sucesión al trono. Las posibilidades más deseables, pues mis habilidades me habían convertido en el noble más codiciado del palacio. Pasaron varios periodos de sueño y al despertar de uno de ellos la situación estaba peor. Los invasores estaban sembrando plantas alienígenas, pintando de negro las rocas y exhalando gases tóxicos, aumentando la presión atmosférica y haciendo nuestra atmósfera irrespirable. Nuestros esclavos cavaron túneles que nos llevaron muy por debajo de donde se encontraban nuestras poblaciones, cuidando de aislarnos

37


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.