Isis sin velo Volumen IV

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H. P. BLAVATSKY

Isis Sin Velo Tomo IV

…Sea notorio a todos vosotros… que en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo Nazareno125.

En este pasaje, el nombre de Jesucristo no significa su propio nombre, sino aquel otro Nombre en cuya posesión y conocimiento estaba Jesús de Nazareth por efecto de su iniciación, aunque los judíos le acusaran de haberlo substraído. Además, Jesús afirma repetidamente que siempre obra en el Nombre del Padre y no en el suyo. Pero ¿qué masón moderno ha oído pronunciar este Nombre? El mismo rito masónico declara que lo desconocen, pues el orador le dice al neófito, en el acto de la iniciación, que las consignas recibidas en los grados precedentes son otras tantas corrupciones del verdadero nombre de Dios grabado en el triángulo y que, por lo tanto, lo substituyen con otra palabra. Lo mismo sucede en las logias azules, cuyo Maestro representa al rey Salomón y conviene con el rey Hiram en que la palabra *** substituirá a la del Maestro hasta que tiempos más sabios descubran la verdadera. De los miles de diáconos que ayudaron a iniciar a los neófitos y de los muchos maestros que musitaron al oído del supuesto Hiram Abiffs la mística palabra que les sostenía en los cinco puntos de la hermandad, ¿quién sospechó la verdadera significación ni siquiera de esta palabra sucedánea? No pocos maestros de la masonería actual supondrán que está relacionado con la “medula de los huesos”, porque ignoran que el nombre del místico personaje, llamado venerable MAH por los adeptos orientales que le obedecen, es abreviatura de la primera sílaba de las tres que componen la substituyente palabra masónica. El Mah vive actualmente en un lugar que tan sólo conocen los iniciados, circuido por desiertos impenetrables, que no se atreverán a cruzar los misioneros, porque están llenos de peligros que arredran a los más audaces exploradores. Sin embargo, durante siglos ha estado resonando en los oídos de los neófitos este ininteligible retintín de vocales y consonantes, como si aun tuviese virtud suficiente para desviar de su aéreo curso un vellón de cardo. Como el cristianismo, es la masonería un cadáver abandonado hace mucho por el espíritu. A este propósito copiaremos la carta que nos envió el conspicuo masón Carlos Sotheran126 y dice así: 125 126

Hechos de los apóstoles, IV, 7. Grado 32

... A. y P. R. 94 ... Menfis; Cab ... R ; Cab ... Kadosh. Es secretario del Club liberal de

Nueva York y publicista y conferenciante de nota sobre arqueología, filosofía mística y otras materias. Está iniciado en la moderna Fraternidad inglesa de Rosa Cruz y otras sociedades secretas y es el redactor masónico del periódico El Defensor de Nueva York.

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