Isis sin velo Volumen III

Page 257

H. P. BLAVATSKY

Isis Sin Velo Tomo III

Únicamente el nous es el verdadero principio espiritual. Con esto queda desvanecido el error de que Pitágoras enseñara la doctrina de la transmigración de las almas en el grosero sentido que la interpretaba el vulgo, pues no enseñó en este punto ni más ni menos que lo enseñado por Gautama, de conformidad con la doctrina esotérica unánimemente seguida por todos los filósofos e instructores. La escuela socrática es todavía más explícita en la exposición de esta enseñanza, que Sócrates fundaba en la realidad del interno yo figurado en el daimonia o el algo espiritual, que, según declaración del mismo filósofo, le guiaba por el camino de la 1016

sabiduría ; es decir, que como hombre nada sabía Sócrates, pero el daimonia o daimonion, según también se le llama, le ponía en disposición de aprenderlo todo. La escuela platónica derivó sus enseñanzas de la socrática, con más amplias investigaciones sobre la naturaleza del yo interno. Según Platón, el supremo Dios (Agathon) engendró en su mente el modelo (paradigma) de todas las cosas. El hombre está constituido de alma inmortal, alma mortal y cuerpo físico. El alma inmortal residía 1017

en el cerebro, y la mortal en un receptáculo adecuado en el tronco

.

Resulta evidente, por lo tanto, que Platón reconocía en el hombre dos naturalezas: una interna, incorruptible y esencialmente idéntica a la Divinidad; y otra externa, mortal y corruptible. Dice Plutarco sobre este particular: Pitágoras y Platón consideran en el alma dos elementos: el racional (noético) y el irracional (agnoético). El principio o elemento racional es eterno, pues si bien no es Dios, procede de Dios. El principio o elemento irracional es perecedero. El hombre es entidad compleja; pero se equivocan quienes lo creen compuesto de dos principios y se figuran que el raciocinio es propio del alma, en lo que yerran tanto como quienes lo atribuyen al cuerpo, pues el raciocinio (nous) sobrepuja al alma en mayor medida que el alma sobrepuja al cuerpo. Ahora bien, el alma (yuch2) con el raciocinio (noûç) constituye la razón, y con el cuerpo la pasión, por lo que el nous es el principio de virtud y vicio, y el cuerpo lo es de placer y de dolor: De la tierra nace el cuerpo, de la luna el alma, y del sol el espíritu. De las dos muertes porque el hombre pasa, la primera le convierte de trino en duaI, y la segunda de dual en uno. La primera muerte está bajo la jurisdicción de Demeter, porque el nombre dado a los Misterios (telêin) es parecido al de la muerte (teleutân). Por esta razón dijeron los atenienses que los difuntos estaban consagrados a Demeter. En cuanto a la segunda muerte, pertenece a la esfera de la luna y está bajo la jurisdicción de Proserpina. Tanto en una como en otra muerte interviene el celestial Hermes que súbita y violentamente arrebata el alma del cuerpo; pero Proserpina va separando con suavidad y en largo tiempo el raciocinio del alma. Por esto se le da el nombre de Monógena, unigénita o única 1016

Vemos corroborado en este pasaje que el concepto del daimonia de Sócrates no ha de tomarse por entidad externamente maligna y obsesora. – N. del T.

1017

Timeo, XIX, XX y XLIV. 257


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.