Consultoría CTI en Uruguay

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deben promoverse prioritariamente tres tipos de acciones. La primera se deriva de las actuales severas carencias para el abordaje sistemático y en profundidad de la interacción entre los factores ambientales y los aspectos tecnológicos del desarrollo agroindustrial. Es necesario profundizar en los conocimientos sobre la contaminación de suelos, agua y aire, con mediciones sistemáticas y de cobertura territorial significativa, para disponer de los elementos necesarios para el monitoreo permanente de la evolución de las condiciones medioambientales (ver sección 2.6). Naturalmente, el desarrollo del sistema de monitoreo en sí mismo incumbe al MVOTMA. En segundo lugar, es fundamental que desde la investigación se creen capacidades para la anticipación de los problemas y se participe en el diseño de políticas que no dejen el desarrollo del sector agropecuario librado exclusivamente al mercado de precios de insumos y productos. En tal sentido es importante fomentar la participación del país en redes regionales que apunten a la creación de bienes públicos de beneficios mutuos (ej. sistemas de monitoreo medioambientales complementarios y compartidos; investigación en sanidad vegetal).

Recuadro 2.2.3 ‐ Problemas vinculados al manejo de los recursos naturales y la diversidad biológica Degradación de suelos, con deficiencias en la implementación de prácticas de conservación. Destrucción de ecosistemas naturales y de la biodiversidad ante la expansión de la frontera agrícola en suelos más frágiles. Uso ineficiente de obras de riego (carencia de equipamiento y agua para riego) o del agua en sistemas de riego por gravedad. Degradación de recursos genéticos, especialmente en las pasturas naturales (pastoreo inadecuado y falta de un concepto de servicios ambientales). Carencia de un sistema moderno de información, monitoreo y gestión de los recursos naturales. Falta de una visión biológica eco‐regional nacional que permita asegurar la viabilidad genética de las poblaciones silvestres. Ausencia de actividades que valoren, mejoren y usen racionalmente la diversidad biológica nativa. Contaminación química y biológica de los cursos de agua por inadecuado manejo de efluentes (lechería). Uso excesivo y manejo descuidado de plaguicidas en sistemas de producción agrícola y hortifrutícola. Tratamientos poscosecha deficientes e inadecuado manejo de residuos agrícolas. Degradación del monte nativo y forestación con especies exóticas en suelos de aptitud agrícola. Proliferación de plagas (cotorra, jabalí). Carencia de un criterio racional para el manejo de la pesca artesanal. Fuente: Proyecto de Producción Responsable.

En tercer lugar, vinculado a lo anterior, las tecnologías que se desarrollen, adapten y apliquen deben apoyarse en el uso de buenas prácticas y protocolos de certificación, esto último tanto en la fase primaria como industrial. Por último, los objetivos anteriores no podrían lograrse sin un decidido apoyo a la formación formación recursos humanos altamente capacitados en disciplinas y funciones vinculadas al desarrollo en curso del sector (OBJETIVO 6). La actual estructura de educación y capacitación muestra severas carencias en términos de las competencias y especializaciones requeridas en el actual proceso de transformación del sector agroindustrial. Esto se verifica en todos los niveles, desde el peón que necesita adiestramiento para manejar maquinaria moderna o equipos de riego, hasta los técnicos, profesionales, investigadores e incluso empresarios, que precisan capacidades específicas para desempeñarse de frente a la innovación. Se observa, en particular, que los programas terciarios técnicos ocupan solo el 5% de la matrícula post‐secundaria en Uruguay, una tasa muy baja, aun en la comparación regional. En áreas tales como forestación, pesca y energía, prácticamente no existen programas terciarios no universitarios. Históricamente no se han realizado esfuerzos sistemáticos para conciliar la oferta y la demanda de graduados técnico terciarios, por ejemplo mediante la formulación de competencias y el diseño de módulos de aprendizaje a medida de las necesidades. La adopción de enfoques multidisciplinarios y la integración de capacidades científicas y tecnológicas en el sector agroindustrial imponen también fuertes exigencias en términos de formación a nivel de posgrados. Un avance de primera importancia en esta dirección será la constitución del Programa de Desarrollo de las Ciencias Agropecuarias y Agroindustriales (PEDEAGRIND), actualmente en una fase avanzada de elaboración.

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