Intervención de Patxi López en el encuentro con militantes de Torrelavega 26 de marzo de 2017
Muchas gracias a todos y todas. Gracias, de corazón, por estar aquí y por contribuir con vuestra presencia, con vuestro calor, con vuestro compromiso, a reconstruir el PSOE. A escribir un nuevo comienzo para este partido. Y hay una palabra, un valor, un concepto que es el corazón de nuestra propuesta: UNIDAD. Unidad para recuperar la fuerza del PSOE. Para volver a marcar el ritmo de este país. Para llevarlo a la izquierda, para impulsar reformas, para acercarlo a la gente… Unidad para volver hacer del PSOE la gran referencia de la izquierda que necesita este país. Para volver a ser la esperanza de la gente que lo pasa mal y que sin nuestro partido estarían definitivamente abandonados. Estamos iniciando un nuevo camino. Estamos dibujando un nuevo horizonte. Pero no habrá ni camino ni horizonte ni futuro si seguimos divididos. Si seguimos enfrentándonos entre socialistas ¿cómo nos vamos a enfrentar a la derecha? ¿cómo nos enfrentamos a los problemas que tiene la ciudadanía? Si seguimos gritándonos entre nosotros ¿quién nos va a escuchar? No nos equivoquemos. Con un partido dividido da igual quién gane las primarias, porque
Patxi López Diputado en el Congreso por Bizkaia
perderemos todos. Por lo tanto, sólo hay un camino y un destino: sumar y no dividir; integrar y no excluir; aquí no sobra nadie. Nuestros adversarios no están dentro del Partido Socialista, están hay fuera y se frotan las manos cada vez que nos ven pelear entre nosotros. No podemos darles esa satisfacción. Y además, los militantes socialistas debemos entender que el Socialismo sin un Partido Socialista fuerte y unido, capaz de ser el instrumento con el que llevar a la práctica nuestros principios y nuestros valores, se muere. El Socialismo no existirá sin el Partido Socialista. Y por eso nuestra primera obligación es defenderlo. Y defenderlo quiere decir hoy: unirlo. En este proceso lo importante no es sólo saber quien y cómo se ganan las primarias. Sino qué vamos a hacer al día siguiente. Y al día siguiente no podemos pasar facturas ni cobrarnos revanchas para apartar a los que fueron más malos o más responsables, porque lo fuimos todos los dirigentes. Al día siguiente mi compromiso es integrar a todos y a todas en una dirección compartida y en un proyecto colectivo. Porque no se trata sólo de ser leal al que gane, sino de ser capaces de integrar al que pierda. Y llevamos ya semanas en este camino. Llevamos ya muchos miles de kilómetros recorridos. He pateado España de norte a sur. De este a oeste. He estado con los militantes en las Agrupaciones, en las Casas del Pueblo. He estado con vecinos, con Sindicatos y asociaciones. Me he reunido con los mineros del Bierzo y con los agricultores extremeños… Y puedo deciros que he visto un Partido vivo. Que nuestros militantes están movilizados porque quieren implicarse en el futuro colectivo. Que hay unas ganas enormes de participar en este proceso. De recuperar el pulso del PSOE. Que hay ganas de construir un nuevo proyecto de Socialismo exigente, capaz de ser una alternativa clara y nítida a la derecha para volver a ilusionar a nuestra gente, a la mayoría
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progresista de nuestro país. Y quiero deciros que yo también estoy con ganas. Que cada día que pasa estoy más animado. Que cada día me veo con más fuerza. ¡Y que entre todos vamos a conseguir poner en marcha de nuevo a este partido y construir un PSOE moderno, autónomo y ganador! Porque puede que haya otras formas de hacer esta campaña más visibles, con más impacto mediático: grandes mítines, grandes arropes… pero el contacto directo, la conversación abierta con los militantes en nuestras Agrupaciones (y he conversado ya con miles y miles de ellos) me dice que hay un espacio mayoritario en nuestra militancia (más silencioso, más tranquilo) que no quiere el choque de trenes, que no busca revanchas, sino soluciones como las que estamos defendiendo desde esta candidatura. Por eso sé que vamos a ganar. Porque va a ganar la UNIDAD. Y ya está el terreno clarificado. Ya están todas las opciones encima de la mesa. Ya conocemos a todos los candidatos y candidatas. Y es una buena noticia. Claro que sí. Sí, porque después de meses de rumores, de especulaciones, de dudas, de “sí pero no”, por fin la militancia socialista conoce todas las opciones, sabe a lo que se enfrenta y puede decidir libremente qué quiere hacer con el Partido. Es la hora de la militancia. Es la hora de decidir qué queremos que sea este Partido. Es la hora de definir nuestro futuro colectivo y empezar a dar pasos para construirlo. Y yo tengo claro lo que quiero. Yo quiero un proyecto socialista coherente, renovado, transformador… Un proyecto socialista de verdad. Pegado a los verdaderos problemas de la calle y con la mirada
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larga, hacia delante, para impulsar las grandes reformas que necesitamos como país. Un Partido Socialista autónomo, sin complejos, que no sea ni sostén del PP, ni acompañante de un Podemos que no tiene más ambición que superarnos. Porque no nos engañemos. El verdadero objetivo de Pablo Iglesias es ocupar el espacio del PSOE. Tratar de quitarnos de en medio. ¡Y no se lo podemos permitir! ¡Defendamos lo que es nuestro! Pero para eso tenemos que merecernos ese espacio. Tenemos que ser nosotros, el mejor PSOE. El que necesita la gente. El que están esperando nuestros votantes. Y, por lo tanto, bienvenidas sean todas las candidaturas. Bienvenidos todos y todas los que quieren aportar en este proceso. Y ahora, debatamos sobre nuestros proyectos. Contrastemos ideas. Confrontemos modelos. Todos sabemos de dónde venimos cada uno. El Comité Federal del 1 de Octubre va a quedar grabado en negro en nuestra memoria, como el recuerdo de lo que nunca más se debe repetir en este Partido. Dejemos los insultos y las descalificaciones. Y abramos, de una vez, el debate de ideas serio y profundo que nuestra gente nos está reclamando. Dejemos ya de arrojar dudas sobre un proceso, que es el más abierto y democrático de cuantos hay en España. Y celebremos unas primarias a la altura del Partido al que pertenecemos. Es la hora de la militancia. Es la hora del PSOE. Estemos a la altura de este momento histórico. Y, por eso mismo, pido a la gestora que organice debates entre los candidatos. Que habilite espacios en los que los tres candidatos (Susana, Pedro y yo) podamos encontrarnos y contrastar nuestras propuestas. Basta ya de reproches anónimos en las redes. Basta ya de enfrentar a unos socialistas
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contra otros socialistas. Emplazo a Pedro y a Susana a debatir, entre los tres, nuestros diferentes modelos para el PSOE del futuro y a hacerlo con las puertas abiertas a la militancia. Elevemos el nivel de estas primarias. Hagamos que nuestros militantes se vuelvan a sentir orgullosos de su Partido. Yo estoy dispuesto a hacerlo. Llevo semanas en esta tarea. He presentado ya más de 100 propuestas. Propuestas para construir una sociedad más justa. Para modernizar nuestra economía. Para garantizar la convivencia entre distintos con derechos iguales. Más de 100 razones para unir al PSOE. Y un decálogo para garantizar un libre y democrático debate en las redes sociales . Porque todos somos parte de este proyecto. Todos somos PSOE. Y aunque podamos tener diferencias sobre el rumbo del Partido, nunca debemos perder el horizonte de respeto, verdad y libertad, en nuestras discusiones. Basta de insultos y descalificaciones. Recuperemos la fraternidad socialista que debimos perder en algún lugar del camino. Hablemos de proyectos. El mío es público. Y está al alcance de todo el que quiera conocerlo. Y me gustaría que el resto de candidatos hicieran lo mismo. Mirad, yo voy de cara. Todos me conocéis. Si por algo me caracterizo es por no esconderme en dobleces y ambigüedades. Soy un socialista vasco. Y me gusta presentarme así. Porque para mí esas palabras están revestidas de un halo de dignidad y compromiso social, sostenido durante décadas por grandes hombres y mujeres.
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Un halo de resistencia. Contra Franco, primero, y contra ETA después. Somos lo que somos, porque otros lo fueron antes que nosotros. Muy cerca de aquí, en el Penal del Dueso, estuvo durante muchos años preso un gran socialista vasco: Ramón Rubial. El primer lehendakari de la democracia y el primer presidente del PSOE tras la salida de la clandestinidad. Somos herederos de una larga tradición socialista. Cuando miro atrás, veo el legado de generaciones enteras de socialistas que dieron lo mejor de sí mismos por construir una sociedad más justa. Pero, sobre todo, mi mirada está en el mañana. En el Partido y en el país que quiero dejar a los que nos sucedan. Y para mi ese país tiene que ser uno que garantice la igualdad de oportunidades de todos los ciudadanos y ciudadanas, independientemente de su origen, condición sexual, religión o declaración de ingresos. ¡Independientemente de la identidad de género, que no la va a determinar nadie, por mucho ruido que hagan algunos con su autobús de la vergüenza! Para mi ese país es uno cuyo Gobierno tenga el control de la economía. E impida que haya especuladores sin alma jugando con la vida de millones de personas. Un país con un marco laboral más justo. Que derogue la Reforma Laboral (derogarla, sí) porque sólo ha conseguido precarizar el empleo y elevar a rango de ley la figura del trabajador pobre que hoy se cuentan por millones en nuestro país. Un país que devuelva la fuerza a la negociación colectiva y a los sindicatos. Porque un país con un mercado laboral sin regulación, es un país que deja a los trabajadores pobres a merced de sus jefes. Yo quiero un país emprendedor. Que dedique todo el dinero que los ciudadanos hemos invertido
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en rescatar a la banca en poner en marcha un polo financiero público con el que intervenir y ayudar a la economía productiva a crear buenos empleos. Quiero que las administraciones públicas inviertan recursos para desarrollar nuevas realidades empresariales; para poner en marcha nuevos nichos de empleo; para dar oportunidades ciertas a nuestros jóvenes, allí donde la iniciativa privada no lo va a hacer. Y quiero un proyecto para definir una fiscalidad justa en la que cada uno aporte según su riqueza y para acabar con los paraísos, las amnistías, el fraude y la elusión fiscal que permite a unos cuantos huir de la solidaridad colectiva. Quiero un país y un Partido feminista. Que luche de manera decidida contra la desigualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida: en el laboral, en el familiar, en el político... Que eleve a la categoría de emergencia que se merece la lucha contra la violencia de género y que utilice (como utiliza contra el terrorismo) todos los mecanismos del Estado para combatirla. El último ataque lo tuvimos aquí, en Torrelavega, hace tres días. Es terrible. Tenemos que parar esta sangría. Y no es suficiente con decir que las mujeres tenéis iguales derechos ante la Ley. Quiero que la defensa de la vida y la integridad de las mujeres sea un mandato directo de la Constitución; que nuestra Constitución imponga a todos los poderes públicos el deber prioritario de utilizar todos los medios a su alcance para preservar sus derechos y su vida. Y os convoco a todos a una guerra sin cuartel contra el machismo. ¡Ni una mujer más arrebatada de esta vida por el machismo asesino! ¡Ni una menos! Y también quiero un Partido joven. No para prometerles a los jóvenes el futuro; sino para implicarles en la gestión de su presente. Tienen que ser protagonistas directos de las respuestas a sus problemas, hasta que consigamos que cada uno y cada una de ellas puedan desarrollar su propio proyecto vital.
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No tendremos futuro si la alternativa que les da su país es la cola del paro o un billete para marcharse fuera. Quiero un partido europeísta. Que no tenga miedo a decir que estamos dispuestos a ceder soberanía (sí, soberanía, esta cuestión que parece sagrada e intocable). Ceder soberanía para construir una Europa diferente. Con políticas económicas, fiscales, laborales y sociales comunes para construir un continente de derechos y libertades y no convertirnos en una isla a la deriva. Y quiero un partido que dé una respuesta sensata a la crisis de nuestro modelo territorial, mediante una reforma federal de la Constitución que adapte nuestro Estado de las Autonomías, que incorpore nuevos derechos y libertades, y que garantice la igualdad y la libre identidad de todos los ciudadanos y ciudadanas. Éste es mi modelo. Ésta es la España que quiero empezar a construir desde el PSOE. Y estoy dispuesto a dedicar 25 horas al día para hacerlo posible. Sí, porque estamos en un momento trascendental para este Partido. Y no nos podemos permitir tener un Secretario o Secretaria General a media jornada. Gestionar este tiempo en el PSOE requiere dedicación absoluta, entrega absoluta e interés absoluto en el PSOE. Y sé que es posible. Sé que lo podemos conseguir. Mirad, llevamos mucho tiempo (demasiado ya) lamentándonos por el destino de la socialdemocracia en el mundo. Nos han dicho que era un proyecto agotado. Que los nuevos tiempos exigían un nuevo tipo de políticas. Y es verdad que está en crisis, pero me niego a creer que este proyecto de igualdad, solidaridad y fraternidad esté agotado.
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Me niego a creer que el proyecto que más transformaciones y avances sociales ha traído en el siglo XX, no sepa reinventarse en el XXI. Me niego a creer que estemos condenados a ser gobernados por esos nuevos populistas que sólo medran extendiendo el miedo. Me resisto a creer que la única alternativa a la derecha, sea ir más a la derecha.
Sí, tenemos a Trump y el Brexit en el Reino Unido. Tenemos a Le Pen amenazante a la vuelta de la esquina en Francia. Pero la extrema derecha acaba de caer en Holanda. Y Martin Schulz está devolviendo la ilusión a los socialistas alemanes, con el discurso de una izquierda creíble y sensata. Capaz de recuperar cercanía y trasladar confianza. Y yo me declaro fan absoluto. Un socialdemócrata clásico, que está mirando directamente a los ojos a eso que ellos llaman “la gente pequeña”: los trabajadores explotados, las familias sin recursos, los jóvenes sin futuro, los pensionistas… todas esas miles de personas a las que (allí como aquí, en España), la derecha ha estafado el contrato social y ha abandonado a su suerte. Esa gente pequeña es nuestra gente. A ellos tiene que ir dirigida nuestra propuesta. Ese es nuestro camino también. Porque el futuro del socialismo, no está ni en la complicidad con la derecha, ni en los complejos ante el populismo. Yo no quiero llevar al PSOE al centro, como pretenden algunos, porque eso es desplazarlo a la derecha. Ni buscar alianzas ciegas con un Pablo Iglesias que lo único que quiere es acabar con nosotros.
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Yo elijo plantar cara a la derecha con un proyecto socialista exigente, autónomo y transformador. Un proyecto socialista claro y sin matices. Yo quiero definir al PSOE en una izquierda exigente. Una izquierda que se enfrente a las políticas neoliberales que algunos tratan de imponernos como si fueran dogmas de fe y que lo único que hacen es sembrar sufrimiento en nuestro país. Yo quiero una izquierda que destile credibilidad, que de confianza y seguridad a la ciudadanía y que sea fiel a su electorado. Un PSOE que ocupe el espacio que le corresponde y que, desde él, desde esa izquierda creíble y razonable, sea capaz de atraer a la centralidad sociológica de este país, para volver a ser un partido ganador. Un partido al que la sociedad española le asocie con una nueva esperanza de futuro. No estoy describiendo imposibles. La ruta está marcada. La tenéis escrita en esos carteles: izquierda, unidad. Un PSOE exigente, autónomo… Eso es lo que estamos reclamando. Ése es el camino que debemos seguir. Y nadie está de sobra en este proyecto. Nadie está de más en el PSOE. Por eso apelo a todos y a todas a que me ayudéis a conseguirlo. A jóvenes y mayores. A hombres y mujeres. A militantes de a pie y a cargos orgánicos. A alcaldes y diputados.
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A sindicatos, asociaciones, colectivos… Os pido que sumemos las fuerzas. Os pido que unamos nuestras manos. Todos somos PSOE. Y a todos nos corresponde sacar delante de nuevo a este Partido. Estamos en un momento histórico. De lo que hagamos ahora dependerá el futuro no sólo de este Partido, sino de este país. Y yo sé que lo podemos hacer bien. Yo sé que podemos acertar. Que podemos construir juntos un futuro más decente para la sociedad española. Pero para eso debemos empezar por el Partido. Para eso debemos empezar en nuestra propia casa. Debemos unir de nuevo al PSOE, para unir después a la sociedad española. En los tiempos más duros es cuando más brilla la luz del sueño socialista. Ahora es ese momento. Ayudadme a que brille como siempre y más que nunca. Ésta es la gran batalla. La batalla por salvar al PSOE y recuperar la vida que hemos depositado en él. Tenemos un nuevo compromiso, hemos hecho una nueva promesa y la vamos a cumplir. ¡Así que, Socialistas otra vez en pie y otra vez en marcha! Muchas gracias.
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