La pintura del siglo xviii en Cali y Popayán
Cuadernos de arte colonial Museo de América, nº 1, 1986, páginas 65-84
a soffy arboleda Introducción
La provincia de Popayán, de notable extensión en la Nueva Granada, pronto se destacó por el laboreo de las minas de oro, en cuya actividad los señores de Popayán introdujeron varios miles de esclavos. La actividad aumentó a fines del siglo xvii cuando las viejas explotaciones de La Plata, Mariquita y Pamplona fueron abandonadas por su pobreza, centrándose la atención sobre el occidente de la Nueva Granada. Aquellos empresarios payaneses unieron a su prestigio económico una destacada posición política y social. El presidente de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada escribía en 1727 que “el oro que se saca del Chocó es parte de los dueños de minas, que todos son vecinos de Popayán”. El quinto que pagó la Provincia de Popayán al Rey, en 1778, alcanzó la suma de 18.070 pesos. Luego la liberación de los esclavos dio al traste con esta economía tan lucrativa. Otra remuneradora actividad payanesa fue el comercio, ya que la ciudad se convirtió en centro activo tanto de los artículos de primera necesidad como de los superfluos. Prohibidas las comunicaciones entre el Chocó y Cartagena a causa del contrabando de oro, esta orden real obligó a los habitantes del Chocó a proveerse por medio de Popayán; casi un siglo duró esta difícil situación que trajo para los comerciantes payaneses cuantiosas ganancias; no es de extrañar que, a fines del siglo xviii, se opusieran al levantamiento de la mencionada prohibición. Pese a la proximidad y antigüedad de la ciudad de Santiago de Cali, su caso fue diferente, por razón económica, ya que la ciudad fue el centro de una zona agrícola y ganadera como la del Valle del Cauca. Por esta diferencia económica,
el arte se desarrolló con sencillez y autenticidad, recurriendo a las posibilidades que ofrecía el ambiente, sin importaciones ni extrañas influencias. Hace varios años que destaqué el legado de estas ciudades al arte del siglo xviii, pese a la violencia sísmica, que tanto se ha ensañado a lo largo de la historia con la ciudad de Popayán. La arquitectura payanesa de la época barroca no tiene un carácter uniforme y autóctono como la del Valle del Cauca; por causa del auge económico, las influencias extrañas son manifiestas.1 Hoy vuelvo a ocuparme de la pintura porque, pasados dos decenios, tengo nuevos elementos de juicio para analizar el legado pictórico que catalogué a raíz de mi estancia en la Universidad del Valle. Desde mi marcha de Colombia en 1966, he regresado por tres veces a este país, y dos de ellas en el presente año (meses de febrero y julio) para asistir a la inauguración del Museo de Arte Religioso de Bogotá y a los 450 años de la Fundación de Cali. Los cambios operados a nivel cultural son notables y ahora resulta más fácil acceder a las obras de arte, especialmente al arte mueble, gracias a la labor oficial y a la que realiza de forma ejemplar el Banco de la República. El arte pictórico del siglo xviii en Popayán y Cali tiene unos determinantes comunes: la relación con Quito, ya porque acogieron pinturas importadas, ya porque artistas formados en el foco quiteño, difundieron las característi1 Santiago Sebastián, Arquitectura colonial en Popayán y Valle del Cauca, Cali, Biblioteca de la Universidad del Valle, 1965, pág. 157. Sebastián, “La torre mudéjar de Cali”, en Archivo Español de Arte, Madrid, 1963, págs. 134-136. Sebastián, “La arquitectura payanesa del siglo xviii”, en Anales del Instituto de Arte Americano, num. 16 Buenos Aires, 1963. Sebastián, “Un arquitecto español del siglo xviii en la Nueva Granada”, en Archivo Español de Arte, num. 145, Madrid, 1964, págs. 67-74. Artículos
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