Apuntes sobre la evolución del soporte colonial en Colombia
En cuanto a las pilastrillas estipitescas voy a destacar tres ejemplos bogotanos. Uno se encuentra en las hornacinas laterales del segundo cuerpo del retablo mayor de Santa Clara (1672), que tiene cierto carácter de balaustre con varios astrágalos; la parte superior está decorada con una guirnalda, como las columnas del tercer cuerpo del mismo retablo. Poco evolucionaron estos elementos, presentando a fines del siglo xviii un fuste con más astrágalos y la adición de una ornamentación que recuerda la venera o rocalla. Ejemplos muy expresivos son los de la puerta de la sacristía de la capilla de la Virgen del Campo, en la Recoleta de San Diego. La tercera muestra es un ejemplar que hay en el salón de actos del Museo Colonial, que presenta varios astrágalos y partes bulbiformes, con adorno de un frontoncillo sin base y de un festón. La pilastra enguirnaldada. Las guirnaldas que tan frecuentes fueron en las columnas, apenas se encuentran enmascarando el fuste de las pilastras. Un ejemplo importante son las del camarín de la Virgen del Campo, en la Recoleta de San Diego (c. 1761), que presentan su fuste enmascarado a impulsos de una voluntad barroco-mudéjar que tendió a decorar fastuosamente el pequeño recinto del camarín con cuadros, espejos, guirnaldas, etc. El avance del rococó, con su falta de tectónica, determinó la desaparición de la pilastra, que apenas aparece insinuada, y reducida a un mero adorno.
91 Retablo Mayor de Santa Clara. Bogotá. (1672). [lám. 66]
92 La Virgen del Campo. Recoleta de San Diego. Bogotá. 93 Museo Colonial. Bogotá. 94 Camarín de la Virgen del Campo. Bogotá.
El ultrabarroco neogranadino
El arte de Bogotá, tan apegado a la tradición y afecto a los arcaísmos, no produjo obras novedosas que llamaran la atención y merecieran un puesto de honor en la evolución estética de los elementos formales de la arquitectura. Este tradicionalismo en los gustos arquitectónicos no sólo se manifestó también en otros aspectos, tal como en la decoración mudéjar, que persistió hasta el siglo xix reiterando sus fríos esquemas geométricos. Sin embargo, en la evolución del retablo, se produjo a fines del siglo xviii un [249]