l a or na mentación arquitectónica en l a n ueva gr a nada
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netamente artesano son las del púlpito de la Candelaria en Bogotá, que presentan tanto en el tercio inferior como en la parte superior la reiteración de una flor que le da un carácter mudéjar. Este mismo sentido estilístico tienen las columnas de un retablo lateral de la iglesia de Tópaga, de fuste reticulado, con flores y hojas repetidas o en alternancia. Las libertades propias del rococó tendieron a la complicación de este tipo de soporte. Así en la hornacina central del retablo mayor de Santa Clara de Bogotá, reconstruido en 1764 se añadió a la columna anillada en su parte inferior un trozo, separado del anterior por medio de un profundo astrágalo y de 51 Retablo lateral de Tópaga. Boyacá. una prominente fila de hojas. Siguiendo las tendencias estilísticas del 52 Retablo de rococó los elementos vegetales se iban transformando en rocalla. El San Francisco de Paula, en San Juan artífice del rococó, en otros casos, en lugar de inventar más anillos los de Dios. Bogotá. suprimió todos, y se limitó a enmascarar el fuste liso con elementos 53 Columna de típicos de ese estilo, es decir, a base de rocalla. Tal es el caso de los soMonguí. Boyacá. portes del retablo de San Francisco de Paula, en el bogotano San Juan de Dios; en este caso la novedad del rococó cambió la estructura tradicional, colocando los soportes en ejes divergentes. A los últimos años del siglo xviii debe pertenecer esta obra. Columnas de fuste enmascarado, sin anillo en el tercio inferior, y realizadas con mentalidad mestiza, hay en Boyacá y en la ciudad de Popayán. En este grupo se puede incluir la famosa columna de Monguí, de fuste ligeramente panzudo y cubierto totalmente por una hoja estilizada. Desconozco si existe un precedente en la decoración indígena con el que pudiera compararse. El antiguo retablo de Gámeza, hoy trasladado a la Hacienda García (Cauca), muestra los frentes de las columnas totalmente cubiertos con una hoja gigantesca que va de la basa al capi[236]