[…] Se viajaba al hipódromo en fiacres, landós victorias y calesas o en los coches de la empresa de don Santiago de la Guardia… Algunas damas viajaban en tranvía, lo cual junto con el ciclismo, les fue duramente criticado… A la inauguración acudieron nuestras damas engalanadas con larguísimos trajes de seda, detalle muy ceñido, sombreros llenos de flores y botas terminadas en agudísima punta. Los caballeros lucían apretadísimo pantalón de fantasía, sombrero duro de ala enroscada, sacolevita corto de punta de lanza, bastón o fuete del más puro estilo británico, y botas de charol.10
Este hipódromo se convierte en el punto de partida de esta investigación, ya que se considera como el lugar donde se empezó a constituir el sector de interés cultural La Magdalena. Si bien dentro de la investigación se verá que ya existía una pequeña casa de hacienda antes del hipódromo, es a partir de la construcción de este que el nombre de la quinta forma parte del imaginario colectivo de la ciudad
10 Mejía, Los años del cambio, 213.
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