suena el jazz ... escribe el musicólogo Egberto Bermúdez en su Historia de la música en Santafé y Bogotá que los primeros dos conjuntos de jazz que existieron en esta ciudad datan de 1920 y 1927. El primero era dirigido por Anastasio Bolívar, activo como ‘Jazz Band A. Bolívar’, y el segundo dirigido por Ernesto Boada, conocido como ‘Ernesto Boada Jazz Band’. Bermúdez pudo reconstruir incluso el formato instrumental: “Estos conjuntos contaban con un número aproximado de diez a doce músicos que usaban instrumentos como piano, banjo, saxofón, cornetín, violín, flauta, guitarras y batería”. La periodista norteamericana Virginia Paxton tuvo la oportunidad de escuchar a estas bandas en vivo y anotó, años después, que sus interpretaciones eran “muy tentativas”: es decir, que constituían un intento más que un logro. Es posible que Paxton, acostumbrada al sonido de Nueva Orleans o a los arreglos propios de las big bands, haya oído acentos de ritmos regionales aplicados al jazz y esto le pareciera chocante. Pero nunca lo sabremos en verdad: Boada sólo grabó un disco de música colombiana; Bolívar no grabó nada. La ausencia de grabaciones, a la hora de emprender un libro sobre música, es algo grave. Las palabras pueden dar una idea aproximada de cómo sonaba éste o aquel instrumentista, pero no reviven los instantes de una interpretación donde la personalidad sale a flote, aquello que Duke Ellington llamaba “la identificación a través del tono”. Sobre todo en los casos más distantes en el tiempo, el peligro es remplazar la apreciación musical por una especie de mitología. Por eso el criterio para la selección de los personajes aquí mencionados fue, en primer lugar, que En los años 70, una actuación televisiva de la cantante Camila Sánchez, que interpretaba piezas de bossa nova al lado de Hernán Gutiérrez (guitarra), Edgar Bernal (bajo) y Armando Manrique (atrás, al piano).
debían tener algún tipo de registro. El más recóndito de los registros que encontramos no es un disco, sino una presentación del pianista Armando Manrique en el programa de televisión "Espectaculares JES". Por este documento, así como por un casete de audio grabado en forma casera y conservado cuidadosamente por su baterista Javier Aguilera, hemos considerado a Armando Manrique un pionero. Por eso le dedicamos la primera semblanza de este libro. También en esa demarcación de criterios, requerimos que los artistas fueran compositores y no solamente intérpretes, que fueran líderes de banda con proyectos sólidos afincados en Bogotá. Esa circunstancia geográfica, necesaria para nuestro marco referencial, nos obligó a excluir las semblanzas de artistas muy talentosos
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jazz
[EN BOGOTÁ]
que han permanecido fuera del país, o incluso de quienes no cedieron a la tenta-