(Corporación La Candelaria, 2004, p. 520). Quizá lo feo se debió a que los materiales utilizados para los pabellones no eran los mejores, pues se construyeron bajo el concepto de feria, lo que impidió su conservación y por eso su deterioro fue inevitable. En el predio donde se ubicaba el pabellón, fue construida en 1938 la Biblioteca Nacional de Colombia. Francesco di Doménico se cansó de ser un italiano errante Al comenzar el siglo XX, el sector de San Diego, que hoy conforma el actual cruce de la calle 26 con carreras Décima y Séptima, en el barrio de Las Nieves, fue el espacio más moderno que tuvo Bogotá. Fue un sector progresista por ser el primer espacio de la ciudad en contar con dos parques, el Parque del Centenario (1884) y el Parque de la Independencia (1910),5 y con algunos equipamientos urbanos en sus cercanías como el Panóptico de Cundinamarca, la fábrica de cerveza Bavaria, una Escuela Militar y la primera sala construida para cine: el Salón Olympia. En los terrenos del Bosque de San Diego, al costado oriental de la Séptima con calle 26, se celebraron dos ferias exposiciones. La primera en 1907, para la cual se construyó una serie de pabellones efímeros y se empezó a adecuar el terreno para que se formase un parque, el cual se vino a establecer definitivamente luego de la gran exposición de 1910. Estas exposiciones garantizaron que el sector tuviera iluminación nocturna en la Carrera Séptima desde la calle 15 hasta la 26, y en el parque por medio de la máquina generadora de energía que se encontraba instalada en el Quiosco de la Luz. Todo este sector del norte de la ciudad era un espacio público que tenía 5 El parque también tuvo los nombres de Bosque de San Diego o de los Hermanos Reyes, y Parque del 13 de Marzo.
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lo que no poseía el resto de la ciudad: aire fresco, árboles, jardines, senderos, fuentes, mobiliarios, esculturas, monumentos, atracciones mecánicas y los pabellones y quioscos de la feria de 1910 que prestaban diversos servicios, como pistas de patinaje, teatro y cine, entre otras actividades. Es así como el sector de San Diego se convirtió en uno de los lugares más apacibles de la ciudad de día o de noche, ya que contaba con ese elemento fundamental: la energía eléctrica. Francesco di Doménico era un inmigrante que se dedicaba al cultivo de la vid en su natal Italia y que, cansado de la vida rural, decidió aventurarse a constituir una empresa de proyección cinematográfica llamada “Gran Cinematógrafo Olympia”. Luego de haberse rebelado a su condición, compró un equipo cinematográfico y decidió partir de Italia hacia Francia, donde hizo sus primeras proyecciones. Luego tomó rumbo a América y dio funciones en varias de las Antillas y posteriormente en tierra continental pasando por Venezuela, Panamá y la Costa Caribe colombiana, antes de tomar rumbo definitivo hacia Bogotá en 1911. Fue aquí donde Di Doménico consolidó su empresa de proyección con la construcción del Salón Olympia en 1912 y la creación en 1914 de su empresa de producción cinematográfica llamada SICLA: Sociedad Industrial Cinematográfica Latinoamericana. Con esta empresa realizaría los primeros largometrajes hechos en el país, como Aura o las violetas (1924), El amor, el deber y el crimen (1925) y las numerosas ediciones del Sicla Journal,6 entre muchas otras. Di Doménico conocía muy bien el sector de San Diego, pues proyectó durante un buen tiempo las películas que traía de Europa en el Teatro del Bosque. Luego de sus disgus6 Ver filmografía anexa en CD.